En el mundo de la ficción hay personajes que van más allá de ser simples roles en una historia. Para Magdyel Ugaz (Lima, 1984), Teresa Collazos en “Al fondo hay sitio” es mucho más que una figura ficticia en la pantalla, es parte integral de su vida y un refugio en momentos turbulentos. A través de su interpretación ha logrado sanar heridas, encontrar consuelo y, sobre todo, compartir el amor y la gratitud que siente por este divertido y variopinto personaje que vuelve a las pantallas este 8 de abril, en la undécima temporada de la sintonizada teleserie de América TV.
Cuando la actriz interpretó a la Teresita por primera vez a los 24 años, poco imaginaba la trascendencia que esta tendría en su vida. Hoy, a punto de cumplir 40, sigue envuelta en la piel de la hija de Nelly Camacho y Gilberto Collazos, a quien abraza con el mismo afecto con el que su personaje le abraza a ella.
─¿Quién es la Tere para ti?
Es alguien que me movilizó, retó e incomodó mucho, también me hizo amarla. Actualmente estoy viviendo una etapa muy bonita con el personaje, porque, debo reconocer, que también nos hemos peleado.
─¿Qué originó estas peleas?
Me dolió que se convirtiera en la protagonista y me dejaran de lado. Todos preguntaban por ella, nadie por mí. Ahora no me pasa eso porque estoy en otro momento de mi vida, mucho más maduro. Alguna vez también me cuestioné por ser actriz, pero entendí que soy muchísimas cosas más que ahora me estoy permitiendo habitar y me emociona poder compartirlas.
─Actualmente, ¿en qué momento estás con la Teresita?
En un momento muy lindo porque me atrevo a más con el personaje. Estoy más abierta, más dispuesta y eso me gusta. La Tere tiene una ligereza que como Magdyel no me permití explorar porque a veces soy muy cerrada. Ella es una energía linda, que me refresca, es un personaje muy aleccionador.
─¿Qué lecciones te dio?
A no tomarme tan en serio todo. Creo que tan importante como escuchar lo que las personas tienen que decir de ti, es saber a quién escuchas y le das el poder para que opinen sobre ti. Nosotros, los artistas, estamos expuestos a que nos digan cosas que duelen, que tocan fibras, como que estás solterona, vieja, que se te pasó el tren, cuándo vas a tener hijos.... A mí me interesa escuchar solo lo que viene con respeto, amor y empatía.
─¿Tienes similitudes con la Tere?
Cuando era chibola me gustaba mucho usar ropas coloridas como ella (ríe). En un momento de mi vida me creía Kim Kardashian, en otro, hippie. A mis casi 40 me siento contenta, bien, me gusta lo que veo en el espejo, me siento feliz.
─La felicidad es muy subjetiva, cada persona lo percibe de forma distinta. ¿Qué es la felicidad para ti?
Hace unos días, escuché a un psicólogo, que me encanta, decir que la felicidad era poder mirar tu interior, todo lo que eres, y no sentir vergüenza de ello. Los ojos se me llenaron de lágrimas porque poder abrazar, sin sentir vergüenza ni culpa, todo eso que eres y que muchas veces te incomoda o quieres cambiar, es la felicidad.
─¿Cómo ves esta nueva etapa de “Al fondo hay sitio”?
Me encanta porque nos ha traído una generación de actores jóvenes talentosísimos, como Jorge Guerra, Karime Scander, Franco Pennano, Guadalupe Farfán, todos muy talentosos. Con su talento logran traspasar la pantalla, tocar el corazón. Esta serie es como un gimnasio para los actores, todo el tiempo entrenamos el oído, la improvisación, muchas cosas. También es demandante.
Rol salvador
─¿Cómo llegó la Teresita a tu vida?
Efraín Aguilar, quien me descubrió como actriz y confió en mí para muchas producciones, como “1000 Oficios” y “Así es la vida”, me propuso estar en “Al fondo hay sitio”. Estaba saliendo del surmenage que me había dado. Había hecho “Dina Páucar, la lucha por un sueño” y tuve que renunciar a hacer “Dina Páucar 2″ porque no podía más. Después de un año sin trabajar y dedicarme por completo a mi salud emocional, llegó la propuesta de Efraín para interpretar a la Teresita, un personaje que me sacó del bajón en el que estaba y me llevó por numerosos viajes. En esa época había subido de peso, muchos no me reconocían.
─¿Qué pasó con tu salud?
Después de hacer “Vírgenes de la cumbia”, la película de Pancho Lombardi, “Mariposa negra”, y una obra de teatro, empecé a sentirme agotada físicamente, pero no le di importancia, hasta que mi cuerpo colapsó. Me dio un ataque de pánico, la cosa se cortó y ya no podía trabajar, mi cuerpo ni yo estábamos conectados como para poder hacer un personaje. Recibí mucha ayuda psicológica y psiquiátrica. ¡Bendito, Dios! Benditos, Efraín Aguilar, Gigio Aranda y Estela Redhead, y todos los que decidieron que este personaje era para mí. Me salvó y me sanó. Fue lo que necesitaba en ese momento.
─¿Cómo recibiste el fin de la primera etapa de “Al fondo hay sitio”, cuando la casa de los Gonzales es demolida y ya no había marcha atrás?
Fue bien fuerte, todos lloramos. Después de la serie me fui de viaje a estudiar a Cuba, y cuando regresé para hacer “Colorina” sentí que algo estaba atracado en mi pecho, era el duelo de algo que había acabado, sentí un vacío, una cosa extraña. Casi seis años después, la vida nos dio la oportunidad de volver a juntarnos, conectarnos y de tener esas conversaciones que quedaron pendientes.
─¿El tema de la maternidad también forma parte de tus pendientes?
No voy a negar que está ahí, es parte también de las conversaciones que tengo conmigo y con mi terapeuta, pero creo que es algo tan especial e importante que si se tiene que dar se dará. Congelé óvulos, pero no sé si seré madre o no.
─Qué esperas de esta temporada de “Al fondo hay sitio?
Que el público se divierta, que la pase bien y disfrute. La serie nunca deja de sorprendernos, y mientras siga haciéndolo vamos a poder seguir contando historias.
─¿Qué pasará con la ‘Tere’?
Pese a que es el Hada madrina del amor, y no le fue bien en ese aspecto, espero de todo corazón que se logre con Gaspar, quien se animó a pedirle la mano. Me encantaría que, sin dejar de ser ella, forme su familia, con su chico y su hijo. Espero que le pasen solo cosas buenas.
La temporada 11 se estrena el 8 de abril.
Hora: 8:40
Canal: América TV