Lucero Yrigoyen M. Q.
Después del olfato, el sentido más desarrollado del perro es el oído. Su capacidad para captar la intensidad de los ruidos es tres veces mayor a la nuestra y puede escuchar un sonido débil a una distancia entre cuatro y cinco veces más lejana que los humanos.
Un órgano tan importante debe cuidarse. La veterinaria Mónica García Alberti comenta que tanto a perros como a gatos se les debe lavar los oídos, aunque los felinos no produzcan tanto cerumen o secreciones como los canes.
La limpieza puede hacerse en casa o en la consulta. Si es por higiene regular, la debes realizar con un cerumenolítico (químico que ablanda o elimina el cerumen) o con alguna solución de clorhexidina. Pídele a un veterinario que te enseñe. Si tu engreído está en tratamiento por alguna infección u otra patología, será mejor que lo asista un experto.
La limpieza regular evitará las inflamaciones por exceso de cerumen. Si el perro o el gato ya sufre de una infección, deberá recibir medicinas y limpiezas regulares para retirar el exceso de secreciones. Lo mismo ocurre con los que tengan malestar en el canal auditivo por ácaros.
El veterinario Sebastián Oré explica que existen varios factores que influyen en los problemas de oídos en perros y gatos. Entre ellos, que los pabellones auriculares sean caídos (orejas bajas) porque los predispone a la otitis y que el perro tenga los canales auditivos estrechos y peludos.
Si tu mascota sacude frecuentemente la cabeza, tiene prurito auricular (se rasca o se frota las orejas), mal olor y agresividad, llévala a la consulta. La otitis puede producirle sordera.