
“Antes de adoptar a Kiki, sentía que me hacía falta mi partner, y siempre consideré la posibilidad de maternar a un ser vivo”, cuenta María José. Fue el año pasado cuando sintió, por fin, que estaba lista: lista para adoptar y también para ser adoptada. Porque, como ella misma dice, “Kiki y yo nos adoptamos”.
El encuentro fue de película. María José llegó al albergue Milagros Perrunos a través de WUF, y apenas puso un pie en el lugar, Kiki corrió hacia ella. “Fue amor a primera vista”, recuerda. Desde ese instante, supo que su vida estaba a punto de cambiar.
Maternidad de ‘cuatro patas’

El proceso no ha sido sencillo. Lamentablemente, Kiki llegó con algunos problemas de salud —como erliquia y afecciones en la piel, secuelas de una vida difícil en las calles y un tiempo sobreviviendo en un mercado—, pero encontró en su nueva mamá una compañera dispuesta a todo por verla bien. Hoy, gracias a sus cuidados, Kiki está completamente recuperada.
Además, al principio, Kiki sufría de ansiedad por separación: no podía quedarse sola y lloraba cuando María José salía. Con paciencia y amor, fueron trabajando juntas ese apego. “Poco a poco empezó a quedarse sola y a sentirse segura. Ya no depende tanto de mí, y eso me hace feliz, porque ahora es parte de una manada junto a Coco y Mica, mis roomates, que la engríen y la cuidan como familia”, revela María José.
Hoy Kiki está por cumplir cuatro años y vive una vida nueva, llena de amor, juegos y abrigo. Tiene sus correas, chompas y, sobre todo, un hogar donde por fin puede ser feliz. “No quiero que sobreviva, sino que viva feliz. No tuvo la felicidad del hogar, y ya le toca, y le toca bien”, dice María José con firmeza.
¿Qué ha sido lo más significativo de la adopción? “Todo. Ella vino a ordenar mi corazón y mis prioridades. Si salgo de noche, pienso en que debo volver temprano, porque ella me espera. No es una carga, es una elección de amor que volvería a tomar mil veces. Kiki llegó para alegrar mi vida”.

Este Día de la Madre, celebramos a María José y a todas las personas que, como ella, deciden abrir su corazón y su hogar para cambiarle la vida a un ser que lo necesita.
Porque ser mamá no siempre implica dar a luz… A veces significa simplemente amar sin medida. ¿Tú también te animas a cambiar una vida?
Las aventuras de María José y Kiki se pueden seguir en Instagram en la cuenta @kikisqueendom.









