
Lo que comenzó como una simple visita turística a Perú terminó convirtiéndose en una misión de rescate que ha conmovido a miles de personas en redes sociales.
Mirelle Radley, una mochilera británica, jamás imaginó que, durante su paso por Cusco, conocería a un pequeño perro callejero que cambiaría su vida por completo.
El encuentro fue tan inesperado como conmovedor. “Estaba sentada en mi hamaca leyendo cuando un pequeñín se me acercó de repente, flacucho, enmarañado y con aspecto perdido. Se sentó como si me conociera de toda la vida”, relató Radley en su cuenta de TikTok.

Desde ese momento, el can no se despegó de ella. La seguía por las calles, la esperaba fuera de su hospedaje y la acompañaba en todas sus caminatas.
Radley sintió una conexión inmediata con el perrito, al que decidió llamar ‘Paddington’. Al ver cómo otros perros lo ignoraban y cómo la gente lo rechazaba en la calle, tomó una decisión firme: adoptarlo y llevarlo a casa, en el Reino Unido.
Sin embargo, el camino para reunirlos no ha sido sencillo. Para que Paddington pueda viajar a Europa, primero debe cumplir con estrictos requisitos sanitarios: recibir todas las vacunas, someterse a un análisis de sangre en un laboratorio de Estados Unidos y pasar por un periodo de cuarentena. El proceso completo tomará al menos cuatro meses, por lo que el viaje está previsto para agosto.

El trayecto será largo: desde Cusco hasta Lima, luego a Ámsterdam, y finalmente a Cambridge, Reino Unido, donde Radley lo espera con los brazos abiertos. “Desde Ámsterdam tomaremos un ferry hasta Norfolk, y de ahí un viaje en auto hasta casa”, explicó en uno de sus videos.
Para costear todo este proceso, Mirelle inició una campaña en GoFundMe que rápidamente se viralizó. Hasta la fecha ha recaudado más de 19 mil libras esterlinas (aproximadamente 25 mil dólares), gracias al apoyo de miles de personas que se conmovieron con su historia.
“Sacar un perro callejero de Perú no es sencillo. Implica veterinarios, vacunas, análisis, jaulas, cuarentena y vuelos. Los costos son altos, pero estoy decidida”, escribió en la plataforma.
Paddington aún no ha llegado a su nuevo hogar, pero ya tiene una familia y una comunidad que lo espera con cariño. Su historia es una prueba más de cómo un acto de amor puede cruzar fronteras.
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