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La historia del arquitecto que aseguró haber fotografiado una “nave extraterrestre” mientras comía fruta en la Carretera Central
La tarde del 19 de octubre de 1973, Hugo Luyo Vega logró tomarle una foto a un ovni cuando estaba en la Carretera Central. Días después, visitó la redacción de El Comercio, enseñó la imagen y dibujó la “nave extraterrestre”.
El mismo día que Petroperú inauguraba su nuevo edificio, considerado uno de los más altos de Lima, en San Isidro, una sorprendente historia se conoció en el Perú a través de las páginas de El Comercio. El 23 de octubre de 1973, el diario decano publicó una entrevista con Hugo Luyo Vega, un arquitecto peruano que aseguró haber fotografiado a unovni en Lima.
El increíble hecho se produjo mientras comía unas mandarinas con un cliente cuando regresaban a la capital limeña desde Matucana. Durante la entrevista, el especialista mostró la imagen capturada y dibujo la forma del platillo. Años antes, el 19 de julio de 1950, se había registrado una de las primeras fotografías de estos extraños objetos voladores cuando uno de ellos pasó por el cielo de Iberia (Tahuamanu) y Puerto Maldonado, en Madre de Dios.
La tarde del lunes 22 de octubre de 1973, el arquitecto Hugo Luyo Vega llegó hasta la redacción de El Comercio para contar una sorprendente historia. El especialista peruano reveló que pudo ver un ovni de cerca e incluso fotografiarlo. Además, mostró la imagen que capturó con su cámara Polaroid. Según el experto, estar en ese lugar en el momento indicado fue pura “suerte”.
Luyo narró que todo empezó a las tres de la tarde del 19 de octubre de ese año, cuando volvía de Matucana a Lima en su auto con un adinerado cliente. A la altura del kilómetro 54 de la Carretera Central, su acompañante le pidió que se detuviera para poder comer unas mandarinas que había comprado en el camino. Ya fuera del vehículo, ambos vieron como la extraña nave apareció por la inmensa quebrada del río Rímac, moviéndose muy lentamente.
“Tanto mi cliente y yo nos quedamos estáticos”, dijo el arquitecto. Luego, siguió explicando lo que le pasó en ese momento: “Las piernas me temblaban. La respiración fue más rápida. Ninguno de los dos dijo palabra alguna. Por mi mente corrieron una serie de ideas. Pude calmar mi nerviosismo y correr a sacar mi cámara fotográfica y disparé como puede”. El especialista peruanosolo tomó una foto debido a que el platillo empezó a elevarse tan rápido que se perdió en el cielo.
También reveló que al principio no creía que había capturado el momento; no obstante, se llevó una sorpresa cuando vio la cámara: “Por un momento creí que no iba a salirme la fotografía, pues no me considero tan buen fotógrafo, pero grande fue mi sorpresa cuando apareció el plato. Apenas se podía ver su figura. Sin embargo, este pedacito era suficiente para demostrar que se trataba de un verdadero ovni, no una cosa inventada ni mucho menos”.
Minutos después, describió cómo era la nave extraterrestre. “Su color era plateado bruñido. La parte superior semejaba una cúpula de cuya cúspide se desprendía una luz fija de color azul suave y más abajo la forma de una torre con pequeñas ventanas que se veían perfectamente. Terminaba el plato en una plataforma grande de unos diez metros de diámetro, llevando al centro un cono con un resplandor pulsante rojo oscuro muy fuerte”, dijo Vega.
Tras el avistamiento y luego de veinte minutos, recién ambos sujetos salieron de su asombro y se subieron al vehículo. Ahí siguieron conversando sobre el tema por más media hora sin encender el automóvil. Finalmente, el arquitecto no quiso revelar el nombre de su compañero de aquella aventura porque él prefería “pasar desapercibido”. Así terminó la entrevista y se fue de la redacción.
Al día siguiente, el martes 23 de octubre de 1973, varios cronistas de El Comercio fueron alas zonas aledañas al lugar de la aparición. De esta manera, recorrieron Cocachaera (km 54 de la Carretera Central), Ascaya (km 56) y Tornamesa (km 60).Los pobladores de esos lugares comentaron que no habían podido observar la nave; sin embargo, aseguraban que “ver platillos voladores no era cosa extraña”. Varios lugareños habían vistos estos extraños objetos en marzo y setiembre de 1972.
Una de las personas que pudo ver a estas naves extraterrestres fue Delia Espinoza. La mujer confesó que vio un “platillo volador” por esa zona cuando estaba acompañada de sus hijos. Otros incluso explicaron que los ovnis eran muy brillantes y pasaban cerca de los cerros. Horas después, representantes de la Torre de Control del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez negaron tener algún registró de estos objetos, contacto aéreo u alteración en las comunicaciones el día de su aparición en la Carretera Central.
Esa tarde, los voceros del departamento de Relaciones Públicas del Ministerio de Aeronáutica indicaron que esta institución estatal no era la encargada de realizar investigaciones sobre estos hechos y el Instituto Geofísico del Perú (IGP) reveló que en la Estación de Rastreo de Satélites se hubiera podido detectar “algún tipo de objeto desconocido”, pero que está ya no funcionaba desde 1969. Dicha terminal trabajó con la NASA hasta ese año.
Estos tipos de avistamientos no eran nuevos en nuestro país. Cuando recién acababa la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), varios peruanos empezaron a contar que habían visto estos objetos por nuestro territorio. La primera noticia que El Comercio tuvo sobre la aparición de ovnis en el Perú se conoció el 5 de julio de 1947. Esa vez, los habitantes de Tiabaya, Arequipa, revelaron que vieron una extraña nave volando la zona.
Diecinueve días después, el 24 de julio de ese año, se apreció otro desconocido objeto volador en Trujillo. Es así como se desató una “fiebre de ovnis” en nuestro país por varios años. Esto hizo que algunos expertos tuvieran que explicar los motivos de sus apariciones y posibles razones. Por eso, el periodista científico Óscar Miró Quesada de la Guerra (Racso)escribió un primer artículo comentando este tema el 12 de abril de 1950.
Meses después, en junio de ese año, el alemán Eric Dickudt reveló a este diario que vio un ovni en el campamento minero de Intihuasi, en Huánuco. Sin embargo, uno de los más importantes avistamientos que se dieron en el país se registró el 19 de julio de 1950 en Iberia y Puerto Maldonado, en Madre de Dios. Aquella vez, los pobladores vieron un “disco volante” por el cielo en pleno día. Este hecho paralizó la estación de radio de la Corporación del Amazonas.
A ese ovni se le tomó una de las primeras fotografías en el Perú. Su imagen fue publicada en las páginas de El Comercio. Otra de las grandes noticias que se tuvo de estas extrañas naves en nuestro país fue la de un piloto de la compañía Panagra, quien confesó haber visto tres patillos voladores en perfecta formación en Ancón el 6 de agosto de 1952. Según el aviador, estos objetos iban a 200 pies de largo y a más de 1500 km por hora.
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