Según la Organización Mundial de la Slaud (OMS), el cáncer colorrectal es el tercer tipo de cáncer más frecuente en el mundo. Esta enfermedad representa aproximadamente el 10% de todos los casos de cáncer y es la segunda causa de muertes relacionadas a esta enfermedad en el mundo. En ese sentido, es fundamental tener en cuenta que la detección precoz puede favorecer el tratamiento y los resultados de esta afección, por lo que los exámenes preventivos son imprescindibles para la vida de todos, sobre todo a partir de los 45 años.
“El cáncer de colon hace referencia al crecimiento incontrolado de las células que se encuentran en el intestino grueso (el colon). Esta enfermedad predomina en mayores de 50 años al momento de su diagnóstico, pero no hay que olvidar que también puede aparecer en personas más jóvenes”, estableció la Dra. Liliana Larrea, Jefe de Auditoría Oncológica de Pacífico Salud.
En esa línea, cabe resaltar que también existen otros factores de riesgo predominantes. “La edad es el principal factor de riesgo, por lo que los exámenes de rutina son fundamentales. Por otro lado, otro factor importante también es la historia familiar de cáncer colorrectal”, señaló la Dra. Brenda Jiménez, gastroenteróloga de Cleveland Clinic.
Del mismo modo, hay otro grupo de factores de riesgo que sí se pueden controlar a lo largo de nuestra vida, de acuerdo con la experta. Entre ellos, se encuentran la inactividad física, dietas inadecuadas, el sedentarismo, la obesidad y el consumo de alcohol y tabaco.
“Por otro lado, también existen algunas enfermedades inflamatorias del colon, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerativa, que pueden generar predisposición al cáncer colorrectal. Lo mismo sucede con algunas afecciones hereditarias, como el síndrome de Lynch”, agregó.
¿Cuáles son los síntomas del cáncer colorrectal?
La OMS sostiene que, a menudo, el cáncer colorrectal no causa síntomas en las fases iniciales, por lo que los exámenes periódicos son vitales para detectar la enfermedad de manera precoz e iniciar el tratamiento correspondiente. No obstante, en etapas más avanzadas, sí existen algunas señales que pueden indicar un caso de esta afección.
“Los síntomas son dolor abdominal, pérdida de peso sin causa aparente, falta de apetito, debilidad, rectorragia (sangre roja en las heces), hematoquecia (sangre mezclada con las heces), fatiga y muestras constantes de alteración del ritmo intestinal, como diarrea, estreñimiento o heces delagas”, especificó la Dra. Larrea.
En adición a ello, la OMS resalta que la anemia por déficit de hierro debida a hemorragia crónica también puede ser un síntoma de cáncer de colon.
¿Por qué realizar temprano los exámenes de detección de cáncer de colon?
En primer lugar, la Dra. Jiménez hizo énfasis en que los exámenes de detección se deben realizar periódicamente desde los 45 años. Esta es la edad ideal para una persona que no tiene historia familiar de cáncer de colon y tampoco alguno de los factores de riesgo previamente mencionados.
“Desde el 2021, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos, un panel independiente y voluntario de expertos nacionales en prevención y medicina basada en evidencia, recomienda que las pruebas de detección de cáncer colorrectal comiencen a los 45 años. La recomendación previa era a los 50 años”, aclaró la experta.
En la otra mano, la población de alto riesgo incluye a personas con condiciones predisponentes, como las previamente mencionadas, y familiares que hayan padecido algún cáncer previamente. “Para los que pertenecen a este grupo, se recomienda iniciar con los exámenes antes de los 45 años, desde la juventud. Preferentemene, el screening realizarse con colonoscopia y la periodicidad depende de la causa que produce el aumento de riesgo”, enfatizó.
En relación a la importancia de los exámenes de detección, la Dra. Larrea afirmó que el factor pronósitco más revelante para orientar sobre la supervivencia del cáncer de colon es el estadío clínico (la etapa del cáncer). Por ende, los programas de detección precoz son vitales para detectar y tratar las lesiones premalignas antes de que se desarrolle el tumor, tanto como para que el diagnóstico de la enfermedad se realice en estadíos precoces. “La supervivencia a los cinco años de los pacientes con cáncer de colon en estadíos precoces supera el 90%, mientras que en estadíos más avanzados se sitúa en torno al 50-70%”, añadió.
Según lo indicado por Larrea, las dos principales pruebas de detección son las siguientes:
- Prueba de sangre oculta en heces: Consiste en recoger una pequeña muestra de heces en un recipiento y enviarla a un laboratorio, donde se procederá a su análisis mediante reactivos. Este test está dirigido a toda la población de edad comprometida (Entre los 50 y 90 años) sin síntomas ni factores de riesgo añadidos para el desarrollo del cáncer colorrectal. De acuerdo con la Sociedad Americana de Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), esta prueba no requiere preparación intestinal y puede realizarse una vez al año. Incluso, la muestra puede ser tomada en casa.
- Colonoscopia: Consigue observar la mucosa de todo el colon a través de un tubo largo y flexible (endoscopio), el cual se introduce por el ano. Esta prueba no es solo diagnóstico, sino también terapéutica, pues permite que cualquier pólipo que se identifique sea extirpado en el momento, lo que desaparecería el riesgo de desarrollar un cáncer. Según la ACS, se recomienda llevar a cabo esta prueba cada diez años. Esta evaluación sí requiere preparación intestinal.
Formas de prepararse para un examen de detección, según Mayo Clinic: |
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Evitar ingerir alimentos sólidos el día previo al exámen |
Ajustar el uso de tus medicamentos a las recomendaciones del doctor |
Tomar un laxante o usar enemas para vaciar el colon |
¿Cuáles son los posibles tratamientos de cáncer de colon?
La doctora de Cleveland Clinic hizo hincapié en que, una vez diagnosticado el cáncer, lo más importante es saber que es posible prevenir que la enfermedad avance. Luego, será vital saber dónde está localizado en el cáncer, es decir, si está solamente en el colon o si se ha esparcido fuera del órgano. Para lograrlo, se realizan distintos estudios, como tomografías o resonancias magnéticas.
“Después de obtener los resultados, el médico encargado podrá determinar cómo se puede tratar al paciente según la ubicación de la enfermedad. Las opciones posibles incluyen inmunoterapia, quimioterapia y radiación. El tratamiento es muy especializado e individualizado, por lo que también se discute con un grupo multidisciplinario antes, durante y después del mismo”, concluyó Jiménez.