En medio del sofocante calor de este verano, una práctica ancestral resurge con fuerza entre atletas y entusiastas del bienestar: la inmersión en hielo. Esta práctica, que atrae a cada vez más personas, se basa en el método Wim Hof, que combina técnicas de respiración y exposición al frío extremo para ampliar los límites personales, mejorar la salud y fortalecer la condición física.
Si bien solía ser muy común ver este tipo de terapia en deportistas de alto rendimiento por su capacidad de desinflamación muscular, hoy en día también se usa la inmersión en hielo por sus beneficios a nivel mental. “Cuando te sumerges en una tina de hielo rompes miedos y paradigmas mentales limitantes. Te demuestras que eres mucho más fuerte de lo que crees. Esta fortaleza mental luego se aplica a cualquier ámbito de la vida, porque además ayuda a disminuir el estrés y la ansiedad. Aprendes a gestionar tu sistema nervioso”, explica Lorene Chauvel, Health coach y fundadora de Bodhi, centro de experiencia de inmersión en hielo.
¿Qué pasa en el cuerpo cuando lo exponemos a temperaturas muy bajas?
El doctor Hugo Becerra, especialista en Rehabilitación y Terapia Física de SANNA Clínica El Golf, explica que el cuerpo tiene un mecanismo de control de temperatura. “Este detecta los cambios de temperatura diferentes a los 37 ºC. Cuando eso sucede, hay una respuesta del sistema nervioso que alerta a los músculos para que el cambio de temperatura no sea tan nocivo. Por ello, al comienzo, los músculos pasan por una contracción defensiva, se produce una disminución del flujo sanguíneo en los músculos y la piel, produciendo un efecto antiinflamatorio”, detalla el experto.
“El frío produce una vasoconstricción, que es cuando las arterias y venas se vuelven poco más pequeñas, pues el frío las cierra rápidamente. Al salir del agua fría, sucede la vasodilatación, es decir, las arterias y venas vuelven a crecer, ampliando su espesor. En este momento se envía la sangre al cuerpo de forma rápida, lo cual produce el desecho de ácido láctico, normalmente producido por el ejercicio excesivo, lo cual beneficia al cuerpo para su recuperación”, añade el Mag. Ricardo Gonzales, profesor de la carrera de Terapia Física de la UPC.
¿Cómo es la experiencia de sumergirse en hielo?
Para conocer de cerca esta práctica, visité Bodhi, centro de experiencia de inmersión en hielo, donde exploré la preparación, la inmersión y la reactivación posterior. Para empezar, bajo la guía de Lorene Chauvel, realicé ejercicios de respiración que me preparon para ingresar al agua y sostener mi estadía en ella.
Antes de la inmersión:
“Es importante que las primeras inmersiones se hagan con un guía que te enseñe a respirar. Damos por sentado que sabemos respirar porque es una acción inconsciente pero la realidad es que respiramos disfuncionalmente. La respiración es el ancla que te va a mantener dentro del hielo y es a través de la respiración que pasas de un estado de altísimo estrés a un estado de profunda relajación”, explica Chauvel.
Tras tres rondas de respiraciones, la consigna para entrar al hielo fue clara: entrar en un solo movimiento a la piscina para que el agua cubra incluso mi cuello. Allí adentro la respiración debía ser con inhalaciones cortas y exhalaciones lentas y suaves, “como si estuvieses soplando una vela y quieres que la llama baile, no se apague”, recomendó Chauvel.
Durante la inmersión:
“Lo más power de toda la experiencia es la parte inicial: entrar al hielo y activar tu sistema nervioso simpático. Entrar ese estado de shock y luego relajarte para activar este proceso de termogénesis que es cuando tu cuerpo empieza a activar la grasa parda y se acelera el metabolismo”, explicó la experta en inmersión en hielo.
Efectivamente, la parte más dura es entrar al hielo y mantenerse ahí el primer minuto. En ese momento se activa famoso el mecanismo mental “fight or flight” que te urge a huir de la situación en la que te encuentras. Siguiendo la consigna de la respiración, es posible acostumbrar al cuerpo a estar durante unos minutos bajo el hielo. Como toda exposición al frío, sentí dolor en el cuerpo, especialmente en las manos y pies. “Si sientes mucho dolor en las manos a causa del frío, puedes ponerlas debajo de tus axilas o sacarlas del agua”, recomendó Chauvel. Fui por la primera opción y la inmersión se volvió más llevadera. Pasé 6 minutos bajo el agua y fue sorprendente cómo el cuerpo iba relajándose e incluso por momentos disfrutando de la experiencia, siempre anclada a la respiración.
Después de la inmersión:
Para salir de la piscina el cuerpo se siente un poco más lento de lo usual, pues los músculos están contraídos. Chauvel rápidamente me indicó pararme bajo el sol y realizar una serie de sentadillas. “Eso ayuda a que la sangre fluya nuevamente por tu cuerpo y pueda calentarse nuevamente”, me explicó.
La sensación posterior es bastante satisfactoria, como una reactivación general del cuerpo que después unos minutos se siente muy ligero. Eso, sin contar que ante el sofocante calor, resulta una gran manera de mantenerse fresco durante la mañana.
Beneficios de la inmersión en hielo
Dominic King, especialista en medicina deportiva de Cleveland Clinic explica los beneficios de la inmersión en hielo:
- Alivia los músculos a doloridos: “El agua fría contrae los vasos sanguíneos, lo que ralentiza el flujo sanguíneo y alivia la hinchazón y el dolor que sientes en los músculos después de una carrera larga o un juego muy reñido. Sin embargo, asegúrese de aliviar solo los dolores posteriores al entrenamiento y no el dolor real. Si tiene que superar el dolor durante el ejercicio, es posible que haya una lesión subyacente”, indica el especialista.
- Puede ayudar a la concentración: Puede ser agradable un chapuzón frío de vez en cuando, “especialmente si descubres que la sacudida del frío ayuda a enfocar tu cerebro. Algunas personas sienten que es una meditación mental muy útil”, explica King.
- Puede ayudar a dormir mejor: Aunque aún no está demostrado por investigaciones, el Dr. King indica que más de un paciente ha destacado dormir mucho mejor y sentir menos fatiga después de un baño de hielo.
El doctor Hugo Becerra indica que también existen beneficios estéticos. “Al reducir la temperatura a nivel del tejido cutáneo, se produce una especie de retraso del envejecimiento de los tejidos. En su mayoría, las arrugas de la piel suceden por deshidratación. Cuando bajas la temperatura, produces una ‘hidratación sublime’ en la piel”, explica.
Desde el aspecto espiritual, Chauvel explica que la inmersión en hielo puede fortalecer la conexión con uno mismo. “El hielo te ayuda a obtener fortaleza y claridad mental. Por ejemplo, uno de los principales cambios que he visto en mi es la poca reactivad que tengo hacía los problemas de la vida. Además, la forma de poder mantenerte en el hielo durante más de tres minutos es conectar contigo, ver lo que no quieres ver, sentir lo que no quieres sentir”, comenta.
¿Quiénes no deben realizar inmersión en hielo?
“Antes de tomar un baño de hielo, es importante saber si es seguro para usted. Consulte con su especialista, ya que las inmersiones frías pueden tener efectos negativos y potencialmente peligrosos en personas que padecen ciertas afecciones médicas”, advierte King. Si usted tiene alguna de estas condiciones, evite esta práctica:
- Cardiopatía
- Hipertensión
- Diabetes
- Neuropatía periférica
- Mala circulación
- Estasis venosa
- Enfermedad de aglutininas frías
“Su médico también puede ayudarlo a evaluar si está lidiando con una afección subyacente. Si bien los baños de hielo pueden aliviar sus dolores y molestias, no son la opción correcta si se trata de algo más apremiante, como una fractura, un desgarro de tendón o ligamento u otra lesión”, aclara el especialista de Cleveland Clinic.
¿Cuán frecuente se puede realizar la inmersión en hielo?
“La inmersión en agua fría diaria puede ser beneficiosa para algunas personas, pero es importante hacerlo de manera segura y responsable”, indica King. Por su parte, Chauvel recomienda siempre empezar las primeras inmersiones de la mano de un guía especialista en la materia. “El tiempo recomendable para la inmersión en hielo es de 11 minutos dividido en 2 a 3 sesiones durante la semana”, afirma.
Si desea probar la experiencia de inmersión en hielo detallada aquí puede contactar con Bodhi. Recomendamos que suceda previa evaluación de su médico para asegurarse que no tenga alguna de las preexistencias detalladas en la nota.
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