El Abismo – El Árbol Negro – Thrashirts – 2019
He demorado bastante en escribir esta reseña por varias razones una, que no es la menos importante, es que me sentía un tanto excedido por la calidad de este material, excepcional en nuestro medio metálico y musical en general. El Abismo ha presentado un disco que automáticamente se convierte en uno de los trabajos más ambiciosos de la historia del metal peruano y se cuela entre los trabajos memorables de este siglo en el metal en general.
No recuerdo que en nuestra escena haya habido un debut de esta magnitud. Pero no debe extrañar puesto que quienes se encuentran detrás son personas con amplia y reconocida experiencia en la escena musical nacional. En primer término aparece Carlos Hidalgo a cargo de la guitarra, el bajo y el mellotrón quien fuera uno de los pivotes de En las Espesas Nieblas, entre 1996 y 2007, una de las bandas más recordadas y admiradas de su época y que felizmente alcanzó a editar 3 trabajos. El segundo nombre detrás es César Echegaray quien se encarga de la percusión y es ampliamente conocido por grupos tan emblemáticos como Inmemorial y Aneurisma entre varios otros. A ellos se unió Daniel Roncagliolo a las (polivalentes) voces y que tiene una carrera que se proyecta a tantos años atrás con Mutamorfo/Plasmodium en Tacna a comienzos de los 90, Corruption, banda binacional chilena peruana de esas mismas épocas y que quizás sea recordado más por su brillante y significativo paso por Kranium con quien grabara el seminal Testimonios en 1999. En su haber también debe ser contado por su proyecto Hands of Doom, que nos dejara ese brillante Headhammer de hace ya unos 8 años por lo menos.
Pero vayamos al trabajo en sí. El árbol negro es una realización polivalente, con N aristas para observar y admirar desde diferentes perspectivas. Globalmente se situaría en el doom metal de raíces noventeras. De hecho los ecos de Paradise Lost, My Dying Bride, Anathema, Paramaecium y muchas otras bandas de aquellos tiempos son innegables. Así como la presencia de ese death metal parsimonioso y brutal que se estiló en Europa en ese primer lustro de la última década del siglo XX. Hay algo de God Dethroned, de Entombed, del black auroral, de Amorphis. Por otro lado, soy de los que considera que el doom metal y el heavy rock en el Perú han conseguido cotas no alcanzadas en otros subgéneros aún. Una tradición que se remontaría a Oxido, pasaría por Mazo, y se perfilaría hasta el día de hoy en sólidas bandas que uno no cita, por temor a olvidar a alguna. Ese patrimonio está acá. Pero sería un error restringir este trabajo a esas influencias que están, pero que no son el ser de este disco. Hay algo más, hay algo literario, hay algo existencial en el planteamiento del trabajo. Una forma de mirar a la cara, una voz hacia el público. Una ambición carente de complejos.
Eso dota al trabajo de una sana desfachatez. Los títulos por ejemplo están en castellano, pero las letras se han escrito en inglés. ¿Y? acá no pasa nada. No importa. Los temas son rotundos. Aunque predominan los medio tiempos, estos dan cuerpo a una serie de matices sonoros que son los que alimentan la escucha. Melodías que se interceptan con voces melancólicas, casi como lamentos, gritos guturales propios del death metal tradicional, y también secciones que son casi recitaciones. Una falta de complejos que les permite además integrar de la manera más natural la presencia de cellos (prodigiosamente en Lilith), mellotrón y hasta alguna guitarra casi criolla por ahí.
Los juegos de guitarra merecen una mención aparte porque se desmarcan de la vena años noventas que trasluce el disco y se enfocan desde dos décadas antes, es como un viaje a los años 70 (por poner un ejemplo tenemos el tema Catacumbas, tan sabbathiano) y quizás incluso antes, hacia la psicodelia oscura. Una cualidad que se ve potenciada con esas atmósferas a lo Vangelis de la época de Blade Runner, sobre todo en el corte Asmodeo, una bella pieza instrumental que cruza los límites con el rock progresivo tipo Ozric Tentacle, pero a su propio aire.
Si la desfachatez es un rasgo meritorio del trabajo el otro es definitivamente la pesadez de la marcha de los temas. No aceleran. Marchan y te reclutan en esa trayectoria hacia el destino ominoso del que parece que cada tema es un manifiesto: la muerte. Las figuras invocadas de los temas, los rostros oscuros en las almas de las tumbas o el niño maldito que espera el sacrificio en el crepúsculo, por citar dos de las más poderosas, son perfectamente coherentes con los paisajes sonoros de desolación y horror que son dibujados en cada pasaje. Y esa misma marcha pesada hace que el disco fluya sin atragantarse nunca y sin volverse anodino jamás. Los 9 minutos y medio de Los Abismos se pasan como si fueran 3. Por otro lado, es necesario apuntar que El árbol negro requiere un oyente atento para captar todos los pequeños detalles de los que está formada cada una de estas pocas piezas.
Sobre la edición misma del disco, debo decir que es bastante atractiva y superior al promedio que presenta Thrashirts. La portada bicroma en rojo y negro de una foto de aves de rapiña sobre cruces de un cementerio es igual de elocuente y presenta ya las intenciones musicales de la banda. La edición física se presenta en un digipack bien armado.
En definitiva un trabajo mayor que merece una escucha atenta de todo aquel que quiera llevar sus oídos a una frontera musical dentro del metal y experimentar un disco sin miedos, en una época que los produce a raudales.
Enlaces con la banda
https://www.instagram.com/elabismobanda/
https://www.facebook.com/Elabismoband/
Prueba la banda