Pedro Ortiz Bisso

Una noticia puso en alerta a la llamada burbuja de la NBA, un exclusivo resort de Walt Disney World donde se encuentran acuartelados los 22 equipos de la liga de básquetbol más importante del mundo: un jugador de los Sacramento Kings dio un falso positivo en uno de los test para el COVID-19. Inmediatamente, se activó el protocolo y fue aislado durante 48 horas. Tras ser sometido a dos pruebas adicionales y resultar negativo, se le permitió reincorporarse a su equipo.

Pese a que Florida es el segundo estado con el mayor número de contagios en la unión americana (desde el 1 de marzo han muerto 6.966 personas, mientras los infectados superan los 470.000), las medidas sanitarias tomadas en el complejo ubicado en Orlando han conseguido que hasta el momento ningún jugador resulte contagiado. Pero quedan aún tres largos meses y es imposible predecir qué sucederá.

En el resto del mundo, las actividades deportivas se han empezado a reactivar con lentitud. En Europa las principales ligas futbolísticas ya concluyeron y en unos días debe continuar la disputa de la Champions, lo que constituirá un enorme desafío logístico y sanitario por los desplazamientos entre países que deberán realizar sus participantes.

En nuestro país, este viernes 7 de agosto se reinicia el torneo Apertura con el encuentro entre Universitario y Cantolao. Ayer, sin embargo, una noticia remeció los débiles cimientos de la Liga 1: al menos 8 jugadores del Sport Huancayo habrían dado positivo. En la víspera, el ex directivo de la Comisión Nacional de Árbitros, Francisco Gaviria, denunció en el programa “Las voces del fútbol” que los jueces no tenían cobertura de salud y que habría habido contagios en dos amistosos recientes: dos en el encuentro Alianza-San Martín y uno en un partido jugado por Sporting Cristal.

Antes de la pandemia, la precariedad ya era el rasgo que distinguía a nuestra organización futbolística, producto de la débil institucionalidad de la federación y los clubes, la mayoría de estos últimos agobiados por la falta de dinero.

Como aficionado al fútbol, sueño con ver a nuestros equipos nuevamente sobre el verde, pero en pleno pico de contagios (ya superan los 407 mil) y con más de 200 muertos al día, me pregunto si no será mejor tomar las cosas con más calma y no apurar este retorno. El fútbol en nuestro país no es una burbuja.

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