El 26 de abril de 1986 es una fecha que quedará grabada en la historia como el día de una de las mayores catástrofes del mundo. Aquel día, el reactor 4 de la estación nuclear de Chernobyl explotó provocando una liberación de material radiactivo hacia la atmósfera 500 veces más tóxico del que liberaron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki y que obligó a la evacuación de cientos de miles de personas a 30 kilómetro alrededor.
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Aquella catástrofe dejó ciudades completamente vacías y, para el fútbol, un estadio que nunca se inauguró: el estadio Avangard en Pripyat, que hoy es unas graderías en mal estado y en lo que sería el campo de fútbol un bosque que muestra como la naturaleza ha hecho su parte en el que es considerado un pueblo fantasma.
Un esfuerzo que no vio frutos
La ciudad de Pripyat fue construida exclusivamente para los trabajadores de la planta nuclear de Chernobyl y solo faltaba un estadio de fútbol, el cual se empezó a construir y en 1986 estaba listo para ser inaugurado. Era el estadio Avangard que iba a abrir sus puertas el 1 de mayo de 1986, cinco días después de la explosión, para que el FC Stroitel, equipo sensación de la zona, haga las veces de local ahí.
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Tenía capacidad para 5 mil espectadores y hasta ya se sabía quien iba a ser el primer equipo visitante: el Mashinostroitel de Borodyanka. Sin embargo la propagación de material reactivo hizo imposible que el partido se desarrollo y lo que vino después ya es historia conocida. Pripyat se convirtió en un pueblo fantasma que nunca vio rodar un balón de fútbol en su coloso que hoy es presa de la naturaleza.
El video de algunos aficionados en los últimos años, muestra el estado de las paredes y tribunas del recinto, así como las torres de iluminación que nunca se encendieron para iluminar a los futbolistas. Y cada vez que un grupo de turistas llega a conocer el ‘pueblo fantasma’ e ingresa al Avangard, recibe una indicación especial: no se puede tocar nada para evitar cualquier tipo de contaminación.
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