“Creo que en los días que estuve en Doha no caminé más de cuatro cuadras en total, para ir a cualquier lado tomaba un taxi”, dice el colega peruano Luis Enrique Negrini, de Ovación radio. Y explica: “El calor es tan abrumador que no puedes estar en la calle, cuando llega a cuarenta grados se te bloquean los celulares, yo llevo cuatro encima y quedaron muertos los cuatro”. Negrini fue al país que hospedará el Mundial acompañando a Perú en su fatídico repechaje ante Australia. A su vez, su compatriota Omar Ruiz de Somocurcio, director de Deportes de Panamericana Televisión, quedó sorprendido de una temperatura tan hostil: “Es un calor extremo, pero sin sol, muy extraño, está siempre nublado, como si hubiera tormenta y fuese a llover. Creo que por eso no se ve gente en las calles, los edificios son imponentes, pero no ves a nadie. En junio es así, vas del hotel al estadio o donde tengas que ir, y cuando sales te vuelves a meter al hotel. No queda otra. En el estadio no es problema porque todos están refrigerados a 23 grados, lo pasas hermoso. Incluso cuando llegas, al aproximarte a unos tres metros de la entrada ya sientes una brisa fresca, por los climatizadores. Debajo de cada butaca hay una o dos bocas de aire acondicionado. Pero dicen que, en noviembre y diciembre, cuando llegue el Mundial, la temperatura baja mucho y es agradable”.
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