“¡Lanza! ¡Lanza!”, gritan desde la tribuna, cansados quizá de los pases hacia los costados o atrás entre defensores y porteros. Esa impaciencia, terrible debilidad que desnuda las peores falencias de cualquier equipo de fútbol, se apoderó de los jugadores aliancistas casi desde el inicio del partido. Y en zona de guerra, de lucha constante, de juego friccionado, Libertad se siente como en casa. Ahí empezó la debacle de un Alianza Lima que perdió 2-1 en casa por la Copa Libertadores, dejó el segundo lugar del grupo G para pasar al último y alarga su racha negativa: no gana en Matute desde 2010.
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Era una especie de final para Alianza Lima y Chicho Salas arrancó el partido sin sus dos mejores guerreros: Andrés Andrade y Gino Peruzzi, ambos fueron baja por lesión. El técnico decidió que Pablo Lavandeira sea el reemplazo del ‘Rifle’ y que Yordi Vílchez vuelva a ser el bombero íntimo y juegue de lateral derecho. Dos cambios que en el balance no funcionaron.
El ingreso de Pablo le dio mayor intensidad a lo hora de presionar a los defensas de Libertad. En los primeros minutos, el hincha en las gradas sentía que había vuelto ese Alianza de Salas del Clausura 2022 que se devoraba al rival desde el arranque. Pero conforme fue pasando el tiempo, los paraguayos se posicionaron mejor y cuando el partido mandaba que alguien le dé pausa y seguridad al juego, Lavandeira no lo pudo hacer. No está en sus genes ser Andrade. El uruguayo-peruano es más de meter y luchar.
Libertad ha demostrado ser un equipo al que se le acomoda mejor jugar de visita. Venció a Mineiro en Brasil y ahora lo hizo con Alianza, caso contrario jugando de local (perdió ante los íntimos 2-1). Los contragolpes son un arma muy bien trabajado por el técnico Daniel Gamero. De hecho, los dos goles tienen su nacimiento en recuperaciones altas y contragolpes. En el primero, un defensor paraguayo le quitó el balón a Sabbag en campo aliancista y provocó el corner que acabó en autogol de García. Y el segundo tanto, de Melgarejo, inició también de la misma forma.
Los blanquiazules descontaron sobre el final con un tanto de Vílchez, pero no sirvió de nada. Perdieron y están últimos en su grupo a la espera de recibir a Atlético Mineiro que viene de ganarle a Paranaense. Además, los íntimos no celebran en Matute desde 2010, año en el que derrotó a Bolívar.
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Franco Saravia es un portero que es capaz de salvar un gol cantado como lo hizo en el primer tiempo, pero que también suele despejar muy corto los centros y le cuesta salir de sus tres palos. Esas dudas afectan a los centrales.
Carlos Zambrano tuvo un partido sobrio, pero padeció la mala noche de Yordi Vílchez que no se tapa con su gol. Y del otro lado de la cancha fue todo lo contrario: el lateral (Ricardo Lagos) fue uno de los más destacados -más por entrega que por juego- y Santiago García uno de los más bajos.
El argentino es el primer pase de salida de los íntimos, pero cuando le toca cumplir con su principal labor (defender) termina siendo superado. Si no anticipa, es poco probable que gane en velocidad a los rivales.
Arriba de ellos, Josepmir Ballón quedó totalmente expuesto. Perdió seis veces la pelota, de acuerdo a las estadísticas de SofaScore, y no ganó ningún duelo. Le costó imponerse en el medio, incluso teniendo al combativo Jesús Castillo como fiel escudero, y a Lavandeira como apoyo.
Castillo es entrega y lucha. Sus principales virtudes, además de estar siempre bien posicionado. Y aunque se dio el lujo de pisar el área rival y anotar -aunque el VAR anuló su gol por offside previo de Sabbag-, el exvolante de Cantolao nunca bajó los brazos y corrió por todos. Fue uno de los más aplaudidos por el hincha en el estadio.
El ataque: de más a menos
Una de las cosas que más llamó la atención en el calentamiento previo al partido fue ver a Pablo Sabbag junto a Bryan Reyna y Franco Zanelatto alejados del grupo y colocados en el arco que da a la tribuna sur practicando remates a portería.
Pero lo trabajado no se puso en práctica. Reyna fue muy bien controlado por Libertad, lo acorralaron casi siempre en la raya y le quitaron espacio para su gambeta en velocidad. Del otro lado, Zanelatto intentó siempre ganar la línea de fondo, pero sus ataque resultados improductivos.
Los cambios: Costa en una posición y Cueva sigue sin aparecer
Que se demoró en los cambios, dicen algunos. Que esperó estar con dos goles de desventaja para hacerlo, dicen otros. Lo cierto es que tras el primer gol, que llegó casi al finalizar el primer tiempo, Chicho Salas no tuvo tiempo para reaccionar. El 2-0 fue a los diez minutos del segundo tiempo. Así es un poco difícil.
Cuando hizo los cambios, estos tuvieron un impacto anímico y no en el juego. Christian Cueva ingresó por Zanelatto y mandó a Reyna a la izquierda. Su presencia, sin embargo, no se trasladó al marcador aunque sí generó un par de situaciones de gol.
Costa, por si parte, dejó de ser extremo y pasó a ocupar el puesto de Lavandeira. Y de sus pies nació el gol del descuento. “Debe ser titular. Es jerarquía”, dice los hinchas en la tribuna occidente.
Barcos y Aldair Rodríguez también ingresaron pero nunca pudieron influir en el juego como se esperaba que hicieran ambos, pese a que el Pirata tuvo un remate al travesaño.
🎙️Guillermo ' Chicho ' Salas, entrenador de Alianza Lima: "Por decisión mía hoy no inició Christian Cueva, necesitábamos algo más y eso que necesitábamos lo tenía Pablo Lavandeira". pic.twitter.com/yvsg1EvkJf
— Gol and Gol (@golandgol) May 24, 2023
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