De las oncenas que iniciaron en el último clásico que se jugó en Matute en septiembre del año pasado solo quedaron ocho jugadores: cinco en Alianza y tres en Universitario. Por ende, el duelo de este domingo en el Monumental, que acabó con victoria íntima, fue para ver la nueva versión de ambos equipos. Y la coyuntura ayudó para que eso ocurra: fue el segundo partido de los blanquiazules (perdieron por WO en su debut ante Cristal), y el tercero de los cremas.
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En el campo estuvieron prácticamente dos equipos nuevos. Y justamente ahí estuvo la diferencia que inclinó la balanza para los aliancistas: los refuerzos. Porque Alianza Lima, actual bicampeón, aprovechó el mercado de pases para armar un plantel altamente competitivo con jugadores de jerarquía como Zambrano o Sabbag. En cambio en la ‘U’, Compagnucci sacó a muchos jugadores y trajo fichajes de acuerdo a sus posibilidades económicas con el fin de tener un plantel amplio y rico en variantes.
En Alianza, los únicos que ‘sobrevivieron’ del equipo titular que perdió el clásico en Matute fueron los laterales Peruzzi y Lagos, Ballón, Concha y Lavandeira. Los que entraron fueron Zambrano (por Christian Ramos), Santiago García (Vílchez), Gabriel Costa (Benavente - permanece en el club, pero está lesionado), Bryan Reyna (Arley Rodríguez) y Sabbag (Barcos, que pasó a ser suplente). Es decir, se dio un salto de calidad.
En Universitario, por su parte, solo Carvallo, Cabanillas y Polo estuvieron desde el vamos en el triunfo último ante los ‘compadres’. La defensa cambió casi por completo con Di Benedetto supliendo a Quina, Guzmán a Alonso y Ancajima a Corzo. El medio también hubo mucho cambio: Ureña (Murrugarra), Calcaterra (Guivin, que fue suplente) y Pérez Guedes (Quispe, suplente) son la nueva cara de la volante merengue. Arriba José Rivera (Alberto Quintero) y Valera (Succar, en el banco) arrancaron. Más que un salto de calidad, hubo renovación de plantel.
Análisis
El clásico se definió en los refuerzos. La jerarquía de los de azul y blanco superaron ampliamente al ímpetu de los de crema. A continuación analizamos, en un cara a cara, a cada uno de los fichajes de los ‘compadres’ y su rendimiento en el partido:
Zambrano vs Di Benedetto
Era su debut con la camiseta blanquiazul y en un clásico. Y Carlos Zambrano demostró por qué a sus 33 años está más vigente que nunca. Con la experiencia necesaria y ganada tras su etapa en el fútbol europeo y su último paso en Boca Juniors, y con la categoría que lo ha puesto como central titular en la selección peruana; el ‘León’ fue impasable.
Zambrano jugó cinco superclásicos argentinos ante River Plate. Es decir, sabe a la perfección cómo se debe afrontar un partido así. Y ante Universitario lo demostró. Puso pierna fuerte, ordenó a la defensa y le ganó todos los duelos a los atacantes merengues. Pese a su buen rendimiento, en una de las últimas jugadas fue expulsado por una patada sin sentido en contra de Piero Quispe. Una actitud que no ha cambiado con el paso del tiempo.
Del otro lado se paró Matías di Benedetto. El central argentino está viviendo su segunda experiencia fuera de su país tras estar en Deportes Temuco de Chile entre 2019 y 2021. Y probablemente no haya vivido aún un clásico de la exigencia con la que se vive un U vs. Alianza.
Di Benedetto sufrió demasiado con Pablo Sabbag. No lo pudo contener ni frenar cuando salía a recibir lejos del área. De hecho, en el primer gol, el defensor fue a buscar al delantero y dejó su zona descubierta. La marca pasiva que tuvo fue aprovechado por el colombiano, quién definió con categoría ante la salida de Carvallo.
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Costa vs Calcaterra
El mejor de la ‘U’ fue Horacio Calcaterra. Inteligente para temporizar los ataques y criterioso para saber a quién dársela. Sin embargo, tuvo una chance clara de gol que terminó desperdiciando. Pudo haber sido el 1-1 que cambiaba la historia. El ex-Sporting Cristal terminó siendo sustituido en el segundo tiempo.
Al otro lado del campo se paró Gabriel Costa. El uruguayo-peruano, que volvió a Matute tras siete años, no jugó un gran partido, pero las dos ocasiones de peligro que tuvo las convirtió en gol. La primera se la anularon por una falta en contra de Cabanillas, pero la segunda fue válida y terminó siendo un golazo.
El segundo
Tras una recuperación de Ballón, quien tocó en primera y terminó como lateral sacando un centro, Costa decepcionó con calidad el pase y de media vuelta remató cruzado para poner el 2-0 momentáneo. ‘Gabi’ no tuvo que hacer más para mostrar toda su categoría: tiene una asistencia y un tanto este año.
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Reyna vs Rivera
A José Rivera le sobra de ímpetu, lo que le falta de tranquilidad para definir. El extremo merengue tuvo en sus pies el primero del partido al minuto de juego, pero falló debajo del arco tras una jugada dividida.
En el segundo tiempo también estuvo cerca de anotar. Le ganó un balón aéreo a Carlos Zambrano y Santiago García, pero demoró en definir y su disparo pegó en el defensor aliancista.
Reyna, por su parte, es el más desequilibrante del equipo de Guillermo Salas. Por la banda derecha fue una verdadera pesadilla para Hugo Ancajima y Rodrigo Ureña. Ninguno lo pudo parar y solo atinaron a verle el número de su camiseta.
Fuerte
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Sabbag vs Valera
Mida metro 88 y pesa más o menos 82 kilos. Pero Pablo Sabbag es más que un tanque de guerra. El colombiano tiene calidad para salir del área, asociarse y, claro, ganar las divididas por arriba. Fue el mejor del clásico y anotó un golazo para abrir el camino de la victoria.
Sabbag reemplazó a Barcos, quien era titular indiscutible en los últimos dos años. Y lo hizo de gran manera. Ni Di Benedetto ni Guzmán -centrales cremas- pudieron con él. De hecho, su gol fue fabricado por él mismo. Salió a recibir un pase hasta el medio campo acompañado de Di Benedetto, recibió, se apoyó con Peruzzi y le marcó el pase. Cuando estuvo cara a cara con Carvallo, la picó. Calidad pura.
Del otro lado, Alex Valera no pudo con Carlos Zambrano y desperdició todas las chances que tuvo. Incluso en el segundo tiempo fue amonestado por una entrada fuerte en contra de Lavandeira. Una falta que ejemplificó su impotencia de no poder concretar sus ocasiones.
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