“Me sentí orgullosa de ser la primera peruana en jugar una Champions League Femenina. En la televisión me llamaron pionera. No lo podía creer”, así comienza a narrar su historia Claudia Nicole Cagnina Berenguel. Del último jueves a la fecha ha sido protagonista de las noticias deportivas más importantes de nuestro país, luego de hacer su debut en el torneo más importante a nivel de clubes con el Football Femminile Lugano 1976 de Suiza. En medio de la lucha por parte de las futbolistas que exigen ser vistas con igualdad, Claudia, sin saberlo y por un momento, puso al fútbol femenino peruano por encima del masculino.
Si ella no hubiera ingresado a los 55 minutos en la derrota 7-1 ante el poderoso Manchester City por los dieciseisavos de final (el miércoles 25 jugarán la vuelta en Inglaterra), lo más probable es que estaríamos escribiendo que después de varios años el Perú no iba a tener ningún representante compitiendo en las primeras instancias de la Liga de Campeones. Jefferson Farfán era el único que tenía la posibilidad de jugarla, pero el Lokomotiv decidió no inscribirlo para la fase de grupos porque recién se recuperará de su lesión a inicios del otro año. Así que Cagnina se encargó de poner la bandera rojiblanca en las estadísticas del torneo. La volante logró lo que no pudo Andrea Torrison –nacida en Suecia, pero de madre peruana- la temporada pasada, cuando fue inscrita en la Champions pero no jugó ni un minuto.
Lo único que une a Claudia con el Perú es su madre y el sentimiento que le inculcó contándole lo mejor de nuestro país. Ella nació hace 22 años en Estados Unidos, a miles de kilómetros de Lima. Allí creció, estudió y se enamoró del fútbol. Antes de llegar al FF Lugano en julio pasado, jugó en el Brentwood Pride 97 antes de ingresar a la St. John’s Univerisity y hacerlo por el equipo de la escuela, mientras estudiaba Justicia Penal.
Su padre Claudio siempre le habló de Italia y de Francesco Totti, ídolo de ambos. Pero una visita a nuestra capital cuando tenía seis años, y otras más con el pasar del tiempo, despertaron su amor por la bandera rojiblanca. “Me encanta el Perú. Me gusta mucho la playa, la comida: papa a la huancaína, el ceviche. La gente es muy cálida”, confiesa con un castellano difícil de entender. Porque ella tampoco habla nuestro idioma a la perfección, pero eso no impide que desde el lugar donde se encuentre trate de saber un poco más de nosotros: “Aquí [en Suiza] tengo una camiseta de Paolo Guerrero. Sigo mucho a la selección”.
Claudia cumplió su sueño de jugar por la selección peruana el año pasado, cuando formó parte de la delegación que viajó a la Copa América Femenina organizada en Chile. Y ella lo cuenta de la siguiente manera: “Un asesor de la profesora Marta Tejedor [ex técnica del combinado nacional] contactó a mi mamá. Me sentí demasiado feliz cuando me dieron la noticia, porque se tomaron el tiempo de seguirme y llamarme”.
En dicha Copa, Cagnina jugó cuatro partidos en una posición que no era la suya: en su club era ‘10’, en la selección ‘6’. Pero se adaptó. Al igual que lo hizo con el idioma. El entusiasmo y orgullo de defender los colores patrios de su madre la ayudaron a superar todas las barreras. “Es una crack jugando, pero sobre todo es una gran persona”, comentan sus compañeras.
Claudia moría de ganas por estar presente en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Pero no pudo. Luego de hacer un microciclo a fines de diciembre, la llamaron para los de mayo. Sin embargo, por esas fechas tenía exámenes finales y llegaba su graduación en la Universidad. Así que no volvió a ser convocada. Más allá de lamentarse por lo sucedido, lo asimiló con el mayor de los profesionalismos. “Claro que me hubiera encantado jugar los Panamericanos, pero fue algo que escapó de mis manos. Ya volveré”, señala como un mensaje premonitorio.
-Apoya la lucha-
Está a miles de kilómetros de distancia, pero eso no significa que no esté al tanto de lo que ocurre con el fútbol femenino en nuestro país. Claudia, desde Suiza, se sumó a la campaña #QueremosSerVistas con el que las futbolistas peruanas exigen igualdad en el deporte. “Cuando estaba en la selección habían ciertas cosas que el equipo femenil no podía usar porque estaba reservado para los chicos de la Sub 17, que es una categoría menor. Por eso creo que la lucha de las chicas es muy buena, era tiempo de hacerse notar y respetar. Esperemos que se logren los objetivos”, dijo.
Claudia Cagnina no nació en el Perú. Tiene ciertos problemas con el castellano. Sus ídolos futbolísticos son internacionales. Nunca jugó por un equipo peruano. Pero ella se siente una más de nosotros. Y aquí salen a flote dos preguntas que el periodista de El Comercio, Miguel Villegas, utilizó para referirse a Gabriel Costa, el uruguayo que jugó por la selección peruana: “¿Quién es más peruano? ¿El que nació peruano o el que está orgulloso de ser peruano?”.