Mucha gente camina por el parque se asistencia de Caminos del Inca, pero hay unos pasos que se sienten más. Sin que esté presente, Ive Bromberg aún recorre cada espacio de la carrera. Está en la preocupación del mecánico por arreglar algún inconveniente, en la concentración del piloto y copiloto para repasar la hoja de ruta, en la gente, en todos.
“Con Ive hicimos esta carro y lo tenemos siempre presente”, nos dice Lucho Alayza, quien corrió los últimos seis años con él, y que lleva en su Toyota GT86 no solo el nombre inscrito como parte del equipo, sino también su imagen sellada en la parte posterior.
“Queremos regalarle una bonita carrera, ser competitivos como lo hubiéramos hecho con él”, nos dice Luchito y recuerda que este año ya han podido rendir homenaje con nueve triunfos en carreras locales al copiloto que perdió la vida en enero pasado.
Ahora en Caminos, Alayza corre junto a Carlos Ganoza, y esperan dar batalla en la general, ya que corren en la categoría Súper Turismo, un coche de tracción simple frente a los 4x4 de la Tracción Integral y los monstruos de la N5.
Ayer en Huancayo se vivió la jornada de reparaciones en un día en el que Caminos del Inca no pierde su espíritu, ya que si bien la tarea pasa por arreglar los vehículos, también se dan tiempo para atender a los aficionados que llegan a saludarlos.
Más exigencia
Este lunes Caminos del Inca deja Huancayo para ir rumbo a Ayacucho, en una etapa de más de 270 kilómetros de carrera cronometrada en cuatro especiales. Raúl Velit (ST) saldrá a defender su liderato, aunque el N5 de Richard Palomino (RC2) seguro estará presto para dar el zarpazo, así como Carlos Castro (TI), Ronmel Palomino (TI) y el propio Alayza (ST) o alguna camioneta.
Caminos sigue su marcha y desde ese cielo azul de la serranía peruana, Ive lo estará viendo y disfrutando como se debe.