Kimberly García se quejaba cuando la hacían correr. Ella sabía que para avanzar más, su destino era ir a paso de marcha. Desde los 5 años lo practica y a las 28 llegó a la gloria máxima. Nos ha regalado dos títulos mundiales y sigue enfocada en seguir ganando. Con la tranquilidad del hogar, así vive su mejor momento.
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Kimberly García recibió a El Comercio en el Estadio Mariscal Castilla para las fotos de rigor con sus dos preseas de oro. Las carga con orgullo, pero sabe que el éxito que brilla en esas medallas no es la gloria máxima. Ella apunta a más.
—Ya en casa, en Huancayo ¿Qué sensaciones ahora ya en frío?
Estoy feliz de estar acá, en casa, con mi familia, con mis tíos, mis primos. Con mis perritos que tanto tiempo los había dejado. Estar con el calor de la familia y eso me hace sentir muy bien.
—¿Lees todo lo que se dice de lo que has logrado?
Sí, aunque tampoco es que me gusta verme. Me causa vergüenza verme a mí misma, pero he estado leyendo un poco. Estoy muy contenta porque hay muchos niños, jóvenes a quienes de alguna manera estoy motivando a que ellos también logren sus sueños. Me escriben y me dicen que me admiran y eso me da gusto, transmitir eso. Con todo lo que escriben, las noticias, de que valgo un Perú, eso me hace sentirme muy orgullosa de lo que vengo haciendo.
—¿Ya aterrizaste en que eres la mejor deportista de la historia?
Sí, pienso en eso, de que soy la mejor. Desde pequeña buscaba subirme al podio, ser la mejor en mi deporte, pero ya ser la mejor deportista del Perú en la historia ya es algo super grande. Esto me motiva como deportista a seguir. Sé que esto no para acá, me queda dos mundiales, las Olimpiadas. Me dicen que lo tome con calma, que me relaje, vacaciones para volver con más fuerza. Pero a mí me da ganas de que ya sea todo, las olimpiadas, el mundial. Ya quiero entrenar.
—Pero el éxito hay que celebrarlo también
Sí, claro. Incluso, ahora que he vuelto estamos organizando una reunión con toda mi familia para celebrar. Esto no pasa todos los días. Luego hay que pasar la página y enfocarnos en lo que viene.
—Lo que viene, tengo entendido que ya será para el próximo año. ¿No irás a los Odesur, cierto?
Hemos estado evaluando cómo me siento. Como hemos doblado en 20 y 35km, es bueno que mi cuerpo se recupere. Hemos decidido no participar en los Odesur. Vamos a empezar la temporada en setiembre, no quiere decir que no voy a entrenar en agosto, sino que será la etapa de recuperación.
—¿Eres de guardar recortes de tus logros? Lo pregunto porque ahora los Laureles Deportivos van a recordar tus victorias por siempre
Yo casi no guardo recortes, pero me sorprendió que mi mamá tenga todo. Cuando la entrevistaron sacó recortes de no sé qué año que ella había guardado, fotos. Ella es la que guarda. De los Laureles, con mi papá cuando pasamos por Lima, por el Estadio Nacional, veíamos los nombres. “Ahí tiene que estar tu nombre”, me decía mi papá. Yo decía: “Sí, algún día será. Cómo será”. Ahora va a estar ahí. Me digo, cuando tenga hijos o mis sobrinos, enseñarles que está mi nombre y eso será bonito. Que sepan lo que has logrado.
—Tienes una frase que siempre mencionas: “Las cosas pasan por algo”. Si este mundial hubiera sido el año pasado, no te agarraba en tu mejor momento. ¿Te sientes afortunada?
Siempre digo por algo sucedes las cosas, pero siempre va a ser para mejor. También me pongo a pensar. Qué tal si en Tokio me iba bien, cuarto o quinto lugar, sin medalla. De repente no hubiera hecho los cambios para el mundial. Hubiera seguido ahí. Veo que los cambios que he hecho han sido para bien. En las Olimpiadas no me fue bien, me fue fatal, pero luego apareció algo mejor que fue mi entrenador.
—Los cambios que suman…
A pesar de que llevo tantos años en este deporte, de alguna u otra forma llegas a conocer. Pero con este nuevo entrenador me he dado cuenta de que mis conocimientos son bajos. Pensé que sabía, él me está enseñando nuevas cosas que yo desconocía totalmente. Entrenamos con mucha más tecnología que antes creía que podría ser reemplazada. Cosas mínimas que a veces yo decía “no, qué va a ser”, pero sí suman un montón.
—¿Cómo llegaste a él?
Yo lo conocía desde el 2014, conversábamos de la competencia, jamás me había pasado que me entrene. Luego vi que sus resultados eran de buen nivel. En la Copa Panamericana de Marcha en abril del año pasado le dije si había esa posibilidad. Me dijo que iba a hablar con su Federación, yo hablé con la Federación de acá y me dijeron que era muy corto el tiempo para Tokio y tenía razón. Quedamos en nada en ese momento. Después de las Olimpiadas es donde vuelvo a contactarlo para empezar un nuevo ciclo olímpico y él gustoso me dijo que sí. Vamos a empezar desde cero y así vamos a poder empezar.
—Han empezado por todo lo alto. ¿Cómo no quedarse plantado en el éxito ya logrado?
La verdad es que con estas dos medallas no me he conformado. No es que ya me senté en el éxito, pensando en que ya lo demás es fácil. Sigo teniendo esa idea de que para retener mis títulos va a ser difícil. Y aún tengo esas ganas, esa garra de querer ganar. Eso es un factor importante para un deportista. Ahorita no estoy con esa conformidad de que ya. Ahora no es que quiera dar lo mejor de mí, quiero ganar.
—Tu familia es de deportistas, tu te iniciaste siguiendo a una prima y luego más primos te siguieron a ti ¿Qué hizo que tu sí continúes y los demás decidan por otras carreras?
En mi caso, yo sí quería llegar. Tenía ese deseo de llegar a ser campeona mundial y olímpica. A mí me gusta medicina veterinaria. Yo veía que mis hermanos se dedicaban a sus estudios y también cumplían sus sueños. A mi papá le decía que “yo quiero ser campeona olímpica”. Desde pequeña se me metió eso. Pude llevar estudios a la par, pero lastimosamente acá en el Perú las universidades no te dan esas facilidades como deportista. Mis papás, viendo mis cualidades, decidieron apostar por más por mi sueño. Mi familia se dedicó a sus carreras porque veían que en el deporte no había apoyo. Cada persona quiere estabilidad y ellos tenían esa posibilidad de dedicarse a un trabajo más estable.
—¿El pedido de presupuesto en Palacio de Gobierno era algo que ya lo habías pensado desde antes?
Sí, desde antes lo tenía pensado. Eso es lo principal, que brinden más presupuesto para todo el deporte. El IPD y la Federación nos dicen que se ha disminuido el presupuesto, que el presupuesto es limitado. Entonces sería genial que se aumente el presupuesto. Nosotros nos dedicamos a esto, es nuestro trabajo. No es justo que nos pongan limitaciones. Encima que somos disciplinados, salimos a representar al país, traemos lauros. No es justo que se nos nieguen cosas tan simples como campamentos, competencias. Eso es lo que a cada deportista desmotiva.
—Has tenido reuniones con el IPD, con la Federación de Atletismo, con el COP. ¿Qué exigiste?
Hablamos del plan hasta París 2024, para que haya más apoyo en ese aspecto: campamentos, competencia, fisioterapeuta que viaje con nosotros, un equipo multidisciplinario más capacitado. Acá en el CAR tenemos un médico que es muy bueno, pero hay máquinas que no funcionan. De qué sirve que haya un buen médico si los deportistas no pueden hacer uso de las máquinas. Eso, también de que mi entrenador tenga un buen pago, que creo que se lo merece después del resultado que hemos tenido.
—¿Cuánto inversitas aproximadamente este año en la preparación para el mundial?
Este año ha sido una preocupación porque he tenido que sacar mi presupuesto ajustado. En Europa todo es caro y no vamos a estar en lugares baratos, si no en un lugar más o menos donde se cubran nuestras necesidades. Los fisioterapeutas son caros. Habremos gastado 30 mil y eso. En realidad, ese dinero del premio [100 mil soles] está reponiendo lo que he gastado.
—Sin el peso de tus palabras, quizás si eso hubiera llegado
Cada vez que un deportista consigue algo grande recién se queja, lo cual a veces no debería ser correcto, pero es la única manera en la que los únicos medios escuchan. Si yo pongo en mi Facebook “no nos apoyan”, nadie nos va a hacer caso. Sabía que si yo me quejaba no iba a tener repercusión. Entonces, a veces una de mis motivaciones era “tengo que ganar y de repente así nos hacen caso”. Y mira, gané y vinieron los periodistas y era el momento de decir la verdad, la falta de apoyo y es ahí cuando recién te escuchan.
—Muchos deportistas hicieron eco de tus quejas. ¿Es el momento de que el deporte de ese giro?
Hay otros deportistas que tienen miedo de quejarse porque piensan que les van a quitar el apoyo. Yo digo que hay que hablar las cosas tal cual es porque si no te quejas y no dices las cosas, todo va a ser igual. Entonces hay que correr ese riesgo. De repente no le voy a caer bien al presidente de la Federación, a mucha gente del IPD, pero eso es lo de menos. Siempre he dicho que debemos apoyarnos entre deportistas. Si yo alzo la voz, que todos los que no se sienten apoyados, que se sienten identificados conmigo también deberían levantarse y decir: no nos apoyan. Todos juntos vamos a tener mucha más fuerza. Al final para hacer eco y llegue a lo más alto, para que ellos vean que no estamos siendo apoyados. Es importante que los deportistas también hablen. No nos quedemos callados.
—¿Cuál fue el peor momento, tras Río o luego de Tokio?
Yo creo que Tokio, porque me sentí muy mal. Nunca había sentido eso, me sentía decepcionada. Yo quería retirarme por la vergüenza que yo sentía. En Río fue por la falta de apoyo, pero eso no estaba en mis manos. En Tokio yo tenía que pelear.
—¿Y estas dos medallas no te quitan esa espina que te dejó Tokio?
Para serte sincera no. Yo siento que tiene que ser las olimpiadas. Me motiva, sí, muchísimo. Pero no me llena para decir ya pagué la deuda. Yo trato de no recordar. Me acuerdo y me entra tristeza, nostalgia. Trato de no pensar, de hablarlo con el psicólogo. Siento que esa espina la voy a sacar en París. Ahorita no estoy conforme con mis dos medallas. Voy a llegar bien a los Juegos y es donde quiero mi revancha.
—¿Y luego qué vendrá?
Con mi familia tenemos proyectos. Abrir un club, pero no voy a ser entrenador. Sí apoyar a los chicos en todo lo que puedan requerir. Estar ahí para no alejarme del deporte.