Lateral en ataque para Perú.
Minuto siete.
Primer tiempo.
Estadio Nacional de Lima.
Sobre Oriente, Leo Rojas arquea levemente la espalda y con ese movimiento comienza una de las jugadas más hermosas de la historia del fútbol peruano. Y, paradójicamente, también se inicia un final.
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—“A estos argentinos ya los jodimos en la Bombonera”
—“¿Cuándo fue eso, papá?”
—“En el 69. Ese partido lo vi con tu abuelo, que miraba el partido pateando el aire, así, así, cada vez que atacábamos”.
—“¿Tú querías mucho al abuelo?”.
—“¿Cómo?”.
—“Es que yo nunca lo conocí”.
—“Pero pateas el aire como él”.
Domingo 23 de junio de 1985. Perú y Argentina se juegan el pase a México 86. 43 mil personas rugen en el Nacional.
Minuto siete con trece segundos.
Barbadillo se muestra y Leo Rojas saca el lateral. A “Patrulla” la pelota le rebota en los toperoles y se le va larga. Leo Rojas, quien ya entró al campo, hace un amague con la derecha y la pica con la izquierda. Sin embargo, la pelota rebota en el defensa argentino. El balón va hacia Cueto, quien se esfuerza, gira hacia atrás, estira la zurda y la vuelve a meter al centro del campo, donde Reyna se despega de Maradona, salta y de un cabezazo la envía al área argentina.
Pase al vacío para Navarro, quien se desprende, solo, y hace el amague para disparar y la engancha. Un tronco albiceleste pasa de largo. La pelota queda larga, Fillol achica el arco pero Navarro estira la zurda y dispara. La pelota rebota en los pies del “Pato” y vuelve al área, cruza el punto penal, hacia Velázquez, quien da un saltito y la agarra con el empeine, un golpe seco. La pelota va a media altura. Fillol reacciona y levanta ambas manos. Impide el gol pero da un rebote. La pelota se eleva apenas y empieza a caer
Oblitas, fuera del área chica, adelanta el pie derecho, se impulsa, salta, flota por unos segundos y despliega su pierna zurda para empalmarla en el aire y provocar el grito más hermoso que he escuchado en mi vida.
—“¡Gol, carajo! ¡Go-la-zo!”
—“¿Quién fue, papá?”
—“El jugador más inteligente del fútbol peruano”.
En mi memoria ese fue el primer partido que vi en mi vida. Con mi viejo.
El partido de vuelta, el 30 de junio de 1985, fue tan sucio (la patada de Camino) como el barro que inundaba el Monumental de River. Perú necesitaba ganar para clasificar y lo estaba logrando hasta el minuto 81, cuando Gareca la empujo en la línea y Argentina empató 2-2.
Puedo decir que por culpa de Gareca mi viejo no volvería a ver a Perú en un mundial. Moriría algunos años después.
Pero también que por culpa de Gareca (y Oblitas), mi hijo, con nueve años, la misma edad que yo tenía en el 85, vio al Perú en Rusia 2018.
En esta historia personal entre Gareca y mi familia el asunto va empate. Por el momento.
No quiero adelantarme demasiado pero no puedo dejar de imaginarlo: si Perú supera el repechaje y la fase de grupos en Qatar, los de Gareca se enfrentarán a uno de los clasificados del grupo C, encabezado por Argentina. ¡En el mundial!
Mi hijo, cuando vemos los partidos de Perú, patea el aire, como su abuelo, a quien nunca conoció.
EL LIBRO
Cierre de Edición (Pengüin, 2022), es la novela que este año publica el periodista y escritor Juan Carlos Méndez y en la que, en tono de inventario, recrea la redacción de la mítica revista Caretas, de la que fue uno de los redactores principales. En palabras del crítico José Carlos Yrigoyen, “adquieren así la musicalidad de un ejército de máquinas de escribir tecleadas al mismo tiempo, en pos de la nota redentora, de la madrugada que se ofrece en cantinas y tugurios, del amanecer que se abre como una nueva herida”.