Aunque cada vez hay más peruanos consignando direcciones en los países a los que han migrado, los que ejercen su voto desde el extranjero son, en comparación, muy pocos. Este contraste ha sido tan sostenido en el tiempo que, para las elecciones generales del 2026, es altamente probable que se dé el ausentismo de connacionales en el exterior más alto de la última década.
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Según cifras solicitadas por ECData al Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), hasta el cierre del 2023, los peruanos que tienen actualizado su domicilio formal en otro país sumaban 1‘197.287. De ellos, el 93% –es decir, 1 millón 108 mil 453– tenía más de 18 años de edad y, por ende, derecho al voto.
Sin embargo, pese a que este grupo supone un bolsón electoral importante, nada garantiza ese mismo número de participación en las elecciones del 2026.
Solo en los últimos comicios del 2021, de los 997 mil 033 votantes habilitados en el extranjero para ese año, apenas un 23% acudió a las urnas en primera vuelta. Para la segunda vuelta presidencial, la cifra de participación subió unos cuantos puntos, a 36%, pero aun con este aumento se mantuvo como la menor participación de peruanos en el exterior de los tres procesos anteriores y sus respectivos balotajes (ver gráficos).
Problemas logísticos y factores sociales
Para especialistas consultadas por El Comercio, las limitaciones logísticas para el voto peruano en otros países y la apatía generalizada hacia la política nacional son dos factores clave en el descenso continuo de emigrantes que sufragan. Otro aspecto no menor es el de la falta de estrategias de campaña pública para incentivar la participación ciudadana fuera del país.
Pilar Biggio, experta en procesos electorales y oficial de programas asociada de IDEA Internacional, sostiene que el sistema tradicional de votación no es funcional para la realidad de los peruanos en el extranjero. Advierte que, si la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) habilitara el voto electrónico no presencial para estas comunidades, los niveles de ausentismo no serían así de altos.
“Si hubiese un mecanismo digital, sería bastante probable que esa participación aumente. La ONPE ya aplica el voto electrónico no presencial para las elecciones de algunos colegios profesionales. En el exterior no hay oficinas de ONPE, sino que todo funciona a través de los consulados. Si no se diera lo del voto electrónico, sería ideal habilitar dependencias de la ONPE en el exterior, por lo menos donde hay más peruanos con domicilio registrado”, comenta Biggio.
De acuerdo con información del ministerio de Relaciones Exteriores a la que ECData accedió, hasta el término del 2024 existían en el mundo 70 consulados generales y 47 secciones consulares del Perú. De este total de 117 sedes diplomáticas, más de una decena se ubica en Estados Unidos, el país donde más peruanos han consignado direcciones, con 345.907 registros.
“Primero, no hay multas electorales para los peruanos en el extranjero. Segundo, las distancias para acudir a votar a un consulado suelen ser largas. No hay consulados en todas las ciudades y eso muchas veces supone que la persona se traslade a otra ciudad para encontrar la sede consular o el local habilitado por el consulado. Un tercer factor, desde un aspecto más cívico, es el poco interés y la poca afección política”, añade Biggio.
En comunicación con este Diario, la Dirección General de Comunidades Peruanas en el Exterior y Asuntos Consulares del ministerio de Relaciones Exteriores informó que el sector planifica abrir nuevas oficinas consulares en los siguientes semestres. Para el 2025, la dirección indicó que se tiene programado habilitar un consulado general en Antofagasta (Chile), mientras que para el segundo semestre del 2026 se evalúa la apertura de un consulado general en Orlando, Florida (Estados Unidos).
Concerniente al ausentismo electoral de los peruanos en el extranjero, la entidad reconoció dificultades y limitaciones técnicas. Sin embargo, remarcó que actualmente se están desarrollando sistemas para que, desde las oficinas consulares, se masifique la expedición del DNI electrónico, un uso que permitiría, “en un futuro próximo” el voto electrónico.
“El voto postal también es otra alternativa que viene siendo fuertemente impulsada por la Cancillería, en coordinación con la ONPE y el JNE. Pero entendemos que es preciso hacer primero algunos cambios en la Ley Orgánica de Elecciones y quizá hacer ‘pilotos’ en aquellos países geográficamente no tan grandes y donde el correo tenga niveles de confianza y eficiencia muy altos”, indicó la dirección a este medio.
Tania Vásquez, especialista en migración e investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), explica que los desincentivos para votar también son sociales. Señala que, además de que no hay capacidad del Estado en el exterior para facilitar el sufragio, el peruano en el extranjero no tiene acceso por vías convencionales a información electoral o política.
“Por medios tradicionales o digitales hay acceso a noticias, pero también está lo que llamamos redes de migración, compuestas por otras personas que están vinculadas al migrante. Familiares, amigos, colegas peruanos –dentro o fuera del país– comparten mensajes como el de la apatía hacia la política, que ya vemos aquí mismo. El desánimo se filtra en conversaciones y, finalmente, funciona como uno de los varios factores que desincentivan el voto”, indica.
La migración peruana total: un cálculo dinámico
La Superintendencia Nacional de Migraciones ha advertido en informes anuales que, desde 1990 hasta el 2023, se calcula que más de 3.5 millones de peruanos han salido del país sin registrar retorno. Sin embargo, las cifras de movimiento migratorio son dinámicas porque aún se reportan retornos año a año. Migraciones envió un pronunciamiento oficial a este Diario para aclarar aquel punto.
“Es importante precisar que no se puede considerar como emigrantes sin retorno a quienes aún están dentro de su período de viaje. Estas personas podrían regresar en los próximos días, semanas o meses”, señaló la oficina de comunicaciones de la institución con respecto a los 605.649 peruanos que dejaron el país en el 2024 y que, hasta inicios de diciembre, no habían regresado.
Migraciones refirió que se debe considerar migrante a aquel peruano que no haya retornado en más de un año, pero recalcó una vez más que los números van cambiando. Hasta el 11 de diciembre, no habían vuelto al país 337 mil 559 peruanos que se fueron en el 2023.
Con cifras movibles, el cálculo de la migración peruana se vuelve relativo, estima Tania Vásquez, investigadora principal del IEP. Para la especialista, también se debe considerar que los peruanos que no regularizan su nueva dirección en el documento de identidad tienen diversos motivos que los desincentivan a hacerlo: temores sobre su estatus irregular, burocracia, distancia de las sedes administrativas, doble nacionalidad, entre otros.
“Los peruanos en el extranjero –así como los migrantes en general– están afectados por dos ambientes institucionales: el del lugar en el que residen y el de su país de origen, que tienen reglas y tramitologías diferentes. Pero también está el factor de que, en destinos importantes, como Estados Unidos y Europa, la tendencia anti-inmigratorio ha crecido mucho y también lo han hecho sus reglas”, señala.
Vásquez anota que, si bien la cifra de peruanos que llegan a registrar su domicilio extranjero es creciente, esta parece tener un tope. Del 2020 al 2021, por ejemplo, solo hubo 24.887 nuevos registros. Del 2021 al 2022, el número subió a 34.872, mientras que del 2022 al 2023 aumentó a 46.839.
La participación electoral de los peruanos en el extranjero sigue siendo una tarea pendiente para el sistema democrático del país. La participación histórica es baja, preocupante en un contexto de creciente migración en el que la cantidad de votantes en el exterior supera al número de electores de algunas regiones del país.
Uno de los factores clave es la falta de confianza en las instituciones encargadas de garantizar la transparencia y legalidad del proceso electoral. Solo el 9% de los encuestados confía mucho en la ONPE y apenas el 7% en el JNE, según la encuesta de Datum-El Comercio publicada en septiembre. Esta percepción de desconfianza se agrava con un desinterés generalizado en la política: el 71% de los peruanos declara que le interesa poco o nada. Este desapego no solo limita la participación en las urnas, sino que también afecta el compromiso ciudadano con el sistema democrático.
Además, existen barreras logísticas que complican el proceso de votación en el extranjero. Aunque se han implementado medidas para facilitarlo, como la habilitación de consulados como centros de votación, la realidad es que muchos peruanos residentes en el exterior deben recorrer largas distancias e incluso hacer colas interminables para ejercer su derecho. A esto se suma la burocracia asociada con el cambio de dirección en el DNI, un requisito esencial para poder votar en el lugar de residencia actual. Este trámite, que debería ser sencillo, se convierte en un obstáculo para muchos migrantes, por ello, la Comisión de Constitución del Congreso estaría debatiendo la implementación del voto digital para extranjeros.
Asimismo, para que los ciudadanos en el extranjero se sientan incentivados a votar, necesitan percibir que su participación tiene un impacto real en la política nacional. Sin embargo, la cantidad de partidos políticos, el desconocimiento de los planes de gobiernos y la percepción de que los problemas ciudadanos no están representados en la agenda nacional limitan su interés en participar.