(Foto: Archivo)
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Juan  Saldarriaga

La revoluciona los sectores finanzas y consumo, pero demora en ‘prender’ en el , tradicionalmente más conservador. Muestra de ello es que los bancos y ‘retails’ triplican los incipientes esfuerzos de la minería en adopción de soluciones cloud (nube), robótica y analítica de datos. Y los superan largamente en inteligencia artificial (IA), donde los mineros no tienen ningún piloto en marcha (Día1, 1.9.2019).

Sin embargo, este panorama comenzaría a cambiar pronto. El punto de inflexión, según la , ocurrirá este año, con la puesta a punto de las primeras minas digitales del Perú.“Hablamos de tres operaciones de la gran minería, a las cuales asesoramos y que estarán transformadas digitalmente hacia fines del 2019”, revela Carlos Ochoa, gerente de Operaciones de Indra en el Perú.¿Qué implica esta transformación?



ANÁLISIS DE DATOS
“La mina digital es el concepto de transformación digital llevado a la minería. Esto significa tener una mina conectada mediante sensores para obtener data en tiempo real y predecir comportamientos”, explica Ochoa.  De allí que el primer gran desafío consista en conectar los equipos, maquinaria, vehículos y personal minero a través de una red de fibra óptica que permitirá centralizar y teledirigir las operaciones desde un solo lugar, el cual puede “estar en cualquier parte”, incluso, en un Smartphone.

Según Ochoa, se trata de un reto que las empresas de la gran minería pueden llevar a cabo en un tiempo relativamente corto, pues la mayoría de ellas cuenta con abundantes equipos digitalizados y data informática.

“Lo que falta es hacer el análisis de esa data. Las minas ya están aplicando tecnología digital de avanzada, pero falta sistematizarla”, señala.

Apunta que el mayor desafío para la transformación digital de la minería no es de carácter técnico, sino cultural, pues son muchos los ejecutivos y gerentes que se resisten a la digitalización. De allí el énfasis puesto por Indra a la gestión de cambio.

indra
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CHOQUE CULTURAL
Según la española, todo empieza porque el líder esté convencido de la necesidad de transformar digitalmente la empresa.
“Luego de eso, debe nombrar al gerente que guiará el cambio, y es entonces cuando comienza la transformación cultural”, señala Ochoa.

Lo siguiente es más sencillo: se identifican los cuellos de botella para ver si la transformación se puede conseguir con la tecnología disponible. Y se inicia el proceso de implementación, que debe demorar un promedio de 3 a 4 meses.  

Los resultados son altamente satisfactorios. Minsait, el brazo digital de Indra, estima que una mina transformada digitalmente puede ahorrar hasta un 15% más de energía, incrementar su productividad laboral en 20% a 25% y reducir el número de accidentes laborales en hasta 20%.

LA NUEVA HORNADA
Las tres minas que Indra ayuda a transformar digitalmente forman parte de una primera hornada de ‘minas antiguas’, que son digitalizadas sobre la marcha.

Indra
Indra

Las que vendrán a partir del 2021 serán, sin embargo, minas 100% digitales desde su concepción, como Quellaveco y Mina Justa.
“Luego vendrá la automatización en todos los estadios productivos, lo cual es un concepto diferente de la digitalización, pues implica electromovilidad y vehículos teledirigidos”, anota Ochoa.

Los mineros ya están subiéndose a la ola. Es el caso de Buenaventura, que ha implementado una gerencia de innovación y espera lograr eficiencias de 30% con la transformación digital de todas sus minas subterráneas.

“La primera tarea que nos hemos propuesto es levantar la conectividad de nuestras minas con 4G y 5G para sacar el máximo valor a la robotización y los equipos digitalizados”, explica Víctor Góbitz, CEO de la minera peruana. La segunda fase, la mina digital, estaría a la vuelta de la esquina.

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