Desirée Gabuteau es una trujillana neta. Aprendió a hacer empresa muy joven, cuando apenas había terminado la secundaria, gracias a su padre. Es así que lleva 21 años al mando del grupo empresarial de su familia, que tiene participación en los sectores inmobiliario, manufactura, comercial y educación. Ingresar a este último fue determinante para Gabuteau.
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—Cuentas que uno de los retos más grandes que tuviste que asumir cuando fundaste el colegio Montessori fue el fenómeno de El Niño en el 2017. ¿Qué ocurrió?
La noche del 14 de marzo de ese año recibí una llamada. Comenzó, como yo le digo, el diluvio universal, porque nunca había llovido así de fuerte en Trujillo. Se mojaron las aulas, se malograron los pisos. Dieron las 10 p.m. y comenzaron a llegar los profesores a ayudarnos. Al día siguiente, estaban desalentados y les dije que eso [los daños] no era más que material, que había que seguir adelante.
—¿Encontraron una solución inmediata?
Felizmente teníamos un seguro y debíamos actuar rápido porque los chicos llegaban con la ilusión de comenzar su primer día de clase. Ese evento nos llevó a convertirnos en la ‘familia’, que es como nos llamamos entre nosotros siempre: profesores, personal administrativo, padres de familia y alumnos.
—¿Qué te llevó a incursionar en ese rubro?
En Trujillo antes teníamos un solo colegio bilingüe y no estábamos totalmente satisfechos. Al ver la necesidad de [tener] un colegio distinto me asocié con Elizabeth Olsen, de nacionalidad noruega, experta en la metodología Montessori, un modelo educativo particular. Yo ya tenía un terreno comprado y ella tenía un colegio chico, simpático; con lo cual se dio la oportunidad de acoplarnos. Hoy manejamos un colegio diferente; es el ‘Disneyland’ de los niños.
—Tu grupo empresarial abarca varios rubros. ¿Es posible que la oferta de estas otras empresas, incluso la de educación, llegue a otras provincias del país?
Con la empresa de seguridad industrial eso ya ocurre. Tenemos la fabricación en Trujillo, pero estamos por abrir una planta nueva en Lurín y también tenemos una filial en Chile. Nuestras otras empresas deben ser in situ; no es algo que podamos vender o exportar, como en el caso de seguridad industrial. Yo estoy convencida, además, de que debo impulsar a mi región. Me parece importante siempre darles la mano a quienes conoces. Es importante que como empresarios hagamos crecer nuestro entorno.
—¿Cómo recibiste la noticia de ser un premio LEC?
Feliz. Es un gusto recibir un reconocimiento y sobre todo que sea de empresas como El Comercio, EY y Asbanc.