El Ejecutivo publicó el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2024-2027 y presentó al Congreso el Proyecto de Ley del Presupuesto Público del 2024. El MMM contiene las proyecciones macroeconómicas y el compromiso fiscal del gobierno. En base al MMM se determina el límite de gasto fiscal (el tamaño de la torta) y luego el Ejecutivo distribuye la torta entre los diferentes sectores para reflejar sus principales prioridades de política. El Artículo 79 de la Constitución establece que el Congreso no tiene iniciativa para crear ni aumentar gastos, pero sí puede modificar su distribución (más para un sector; pero menos para otro).

Hay al menos tres puntos del MMM que merecen especial atención:

  1. Proyecciones optimistas de crecimiento del PBI. Es probable que el Perú crezca menos de 1% este año y menos del 3% previsto en el MMM para el 2024, considerando que El Niño sería de magnitud moderada o fuerte durante el próximo verano. Según el Consejo Fiscal (CF), en los últimos diez años las proyecciones a un año realizadas en los MMM de agosto de cada año han sobreestimado el crecimiento del PBI en 2 puntos porcentuales. Asimismo, las proyecciones de crecimiento de mediano plazo del MMM (mayores al 3%) son superiores al crecimiento potencial, lo que genera sesgo optimista a la proyección de ingresos.
  2. Al límite del incumplimiento de las reglas fiscales. El CF nota que las previsiones de gasto público se ajustan al cumplimiento exacto de la regla del déficit fiscal, por lo que dicha variable pasa a ser una meta, en lugar de un límite máximo. La materialización de riesgos que afecten negativamente la proyección de ingresos requerirá una reducción del gasto todavía mayor a la planteada, lo cual es muy retador y poco creíble, si se toma en consideración las múltiples presiones por incrementar el gasto público.
  3. Contingencias fiscales que se materializan. En 2022, el gobierno otorgó a Petroperú un conjunto de apoyos financieros por más de S/ 8 mil millones (1 punto del PBI). ¿Cuántas otras prioridades se habrían podido atender con esos recursos?

Analicemos ahora algunas de las características estructurales del gasto público:

  1. Mayor gasto con escasos resultados. El gasto no financiero del gobierno general pasó de poco menos de S/100 mil millones en 2012 (19% del PBI) a poco más de S/ 200 mil millones (22% del PBI) en 2022. En este mismo periodo, los recursos destinados a salud, educación y seguridad ciudadana se multiplicaron por 3,1, 2,4 y 1,7 veces, respectivamente, pero lamentablemente la calidad del servicio al ciudadano no mejoró.
  2. Gasto cada vez más rígido en planilla. En el 2012 la inversión pública superaba el gasto en remuneraciones. En 2022 los gastos en remuneraciones del gobierno general sobrepasaron a la inversión pública en poco más de 25%. Mantener esta tendencia durante los próximos años será peligroso.
  3. Priorizamos muy mal. Los grandes ejemplos son los despilfarros en la Refinería de Talara y las Interoceánicas versus indicadores de anemia y desnutrición crónica de 42% y 12% a
  4. nivel nacional, respectivamente, y zonas como Puno donde la anemia supera el 50% o Huancavelica donde la desnutrición crónica en niños menores de 5 años supera el 25%.
  5. La descentralización ahondó el problema de la mala calidad del gasto público. El Perú cuenta con casi 2.000 gobiernos subnacionales entre alcaldías distritales, provinciales y gobiernos regionales. Esta atomización conlleva a una serie de ineficiencias de coordinación, priorización y pérdidas de economía de escala. Asimismo, según el “Reporte de obras paralizadas en el territorio nacional a junio 2023″ de la Contraloría General de la República, siete de cada diez obras paralizadas fueron propuestas por municipalidades, llegando a representar un valor de casi S/ 6 mil millones.

¿Qué proponemos para mejorar el Presupuesto público y la calidad de gasto?

  1. Para obtener resultados diferentes hay que gastar de manera diferente. Los incrementos presupuestales en educación pública debieran priorizar la provisión de cursos de educación técnica a cargo de SENATI, TECSUP y SENCICO. Algo similar se puede pensar en cursos de inglés a cargo del ICPNA o el Británico. Se puede empezar por un plan piloto en las principales ciudades del país donde operen estos institutos de reconocida calidad. No hace sentido que estos cursos los dicte el magisterio público. Asimismo, para algunos grados se deben explorar y aprovechar las opciones de la tecnología para potenciar la educación virtual a distancia–el video de las clases de un profesor del COAR o Bicentenario ahora puede alcanzar todas las escuelas distantes siempre que tengan buen Internet.
  2. Mayor monitoreo de la calidad del gasto público. Junto con el Proyecto de Ley de Presupuesto, el MEF debiera remitir y publicar anualmente un estudio sobre la calidad de gasto público y las ineficiencias de este. Según el documento “Calidad del Gasto público y PBI potencial” (BCRP, 2023), la pérdida de recursos producto de las ineficiencias alcanzan actualmente un rango entre 1,2 y 1,9 puntos del PBI.
  3. Priorizar la mejora del servicio civil a nivel subnacional. Estudios como “Do Educated Leaders Matter?” (Besley y otros, 2011) muestran que existen ganancias por los próximos cinco años de hasta 1,7 puntos porcentuales en términos de crecimiento económico, si empezamos a mejorar el capital humano de la gestión pública de nuestras regiones. Por ejemplo, podemos usar tecnología ‘streaming’ especializada en gestión pública como el que posee la plataforma Govierna, donde funcionarios públicos de todos los rincones de Perú puedan aprender de los mejores gestores públicos del país. Asimismo, distintas entidades privadas ofrecen becas de pregrado y postgrado, las cuales podrían priorizar a jóvenes de fuera de Lima con el compromiso de trabajar al menos cinco años en gobiernos subnacionales. Este es un esfuerzo privado-público que se podría coordinar con el MEF y Servir.
Yuliño Anastacio es CEO de Govierna, plataforma de capacitaciones y asesorías en gestión pública.

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