Si pones una botella cerca de alguien que le gusta el trago, se la va a tomar. Si se la das gratis, va a tomar hasta quedar inconsciente. Luego de la borrachera, no se acordará del papelón que hizo o de los destrozos que causó. Seguro que jurará por la Cruz de Motupe o alguna virgencita que no volverá a tomar. Si le vuelven a ofrecer trago gratis, pasará lo mismo; no importa cuantas veces haya jurado que no volverá a pasar. Si conociendo los antecedentes le sigues ofreciendo trago gratis, te haces de algún modo responsable del problema.
El borracho en esta historia es Petro-Perú. Quien le ha puesto trago gratis por muchos años ha sido el Ministerio de Economía y Finanzas.
En las últimas semanas se ha venido hablando de la posibilidad de un nuevo “rescate” financiero a favor de Petro-Perú. Le faltan fondos para pagar a sus proveedores. Incluso se habla de buques llenos de combustibles que llegan al puerto pero que no descargan, porque Petro-Perú no ha pagado sus cuentas.
El nuevo pedido al ministerio era superior a los US$ 3.000 millones dependiendo de la forma cómo se lo contabilice (ver nota previa en este Diario). Con ese monto se podrían construir 138 colegios de alto rendimiento o financiar durante los siguientes 10 años el programa de becas para estudios superiores del Pronabec.
No es la primera vez que lo pide. No hace mucho (2022) le dieron US$ 2.250 millones en ayudas, para no mencionar las transferencias y garantías otorgadas previamente para financiar sus inversiones (refinería de Talara).
El borracho quiere más trago. Amenaza con incendiar la casa si no le dan trago. Se ha mencionado el riesgo de un desabastecimiento en ciertas zonas si la situación no se soluciona. Algunos dicen que es una amenaza poco creíble, dada la presencia de otros proveedores. Cierto o no, es un riesgo cuya posibilidad asusta a algunos. Pero la amenaza velada del borracho es más seria. Si Petro-Perú entra en ‘default’, algunos de sus acreedores van a perseguir al ministerio como garante de algunos de sus préstamos. Si me hundo, ¡te llevo conmigo!
El ministerio le ha venido poniendo trago gratis desde hace tiempo. Le ha puesto alguna que otra condición que ha jurado cumplir y ha incumplido reiteradamente. Pese a eso, le ha seguido dando trago. ¡Se ha comportado en el pasado como un cantinero que suelta trago al ‘fiao’!
Esta vez el ministerio sólo ha aprobado parte del pedido. No se conocen detalles. Que suelten o no el trago parece que depende más de las personas a cargo, que de reglas o procesos para evaluar este tipo de ayudas. Con Castillo y sus secuaces al mando, probablemente habrían aprobado el pedido completo. Hoy tenemos a personas relativamente sensatas cuidando nuestros impuestos. Esto podría cambiar mañana. Hace falta poner “candados” al otorgamiento de ayudas estatales. En Europa están sometidos a controles. El Congreso debe hacerlo. De lo contrario, ¡seguiremos viendo cómo se emborrachan con nuestros impuestos!
*El autor de este artículo asesora a empresas del sector hidrocarburos”.