Para una madre que está amamantando que acaba de regresar al trabajo, Sarah Madden tiene lo que se consideraría el mejor de los escenarios. Su empleador, la organización sin fines de lucro Guidestar, tiene una oficina nueva en Oakland con una sala de lactancia donde la joven de 36 años puede ir cada vez que tiene que extraer leche. La posibilidad de comunicarse por video chat reduce su necesidad de viajar. Y, ella describe a sus compañeros de trabajo como en general tolerantes.
Sin embargo, solo un par de meses después de la licencia de maternidad, Madden ya puede ver las “consecuencias a largo plazo” que puede tener la lactancia materna en su carrera. Tiene que salir de las reuniones antes; no puede programar llamadas consecutivas todo el día; se siente presionada a viajar más.
No todas las mujeres tienen una situación tan buena como la de Madden, y muchas madres que trabajan sienten que son estigmatizadas o penalizadas por extraer leche en el trabajo. Un nuevo estudio al que Bloomberg tuvo acceso exclusivo de Aeroflow, un fabricante de extractores de leche, descubrió que a la mitad de las 773 mujeres encuestadas les preocupaba que la lactancia materna en el trabajo pudiera tener un impacto en su desarrollo profesional. La mitad de las madres que trabajan que amamantan también dijeron que han considerado un cambio de trabajo o de carrera.
"No hay una cultura tolerante para las nuevas mamás en el lugar de trabajo", dice Alexis Diao, una productora de NPR que tiene dos niños. "Hay una intensa presión para demostrar que eres la misma mujer antes del nacimiento y antes del embarazo".
La maternidad es una de las mayores causas de la brecha salarial de género. Los ingresos de las mujeres disminuyen significativamente después del nacimiento, lo que no ocurre en el caso de los hombres. Esa divergencia comienza el día en que las nuevas mamás vuelven a la oficina, especialmente para aquellas que optan por amamantar.
"Hay una verdadera incompatibilidad en Estados Unidos con la lactancia materna y continuar trabajando a tiempo completo", dijo Phyllis Rippey, socióloga de la Universidad de Ottawa que ha estudiado la lactancia de materna y los salarios de las mujeres.
Es difícil medir exactamente cuánto perjudica la lactancia materna los salarios de las mujeres a largo plazo, porque pocas encuestas los analizan juntos, señaló Rippey. En un estudio de 2012, Rippey analizó un poco común conjunto de datos que cuantificaba ambos temas en madres con hijos nacidos entre 1980 y 1993. Encontraron que las mujeres que amamantaban al menos seis meses sufrieron pérdidas salariales más severas y prolongadas que las madres que amamantaron por menos tiempo o no lo hicieron. "Yo lo llamo sanción por amamantamiento”, señaló Rippey.
Las mujeres enfrentan un estigma por usar tiempo del trabajo, y se enfrentan a la realidad de que la jornada laboral no se detiene cuando van a extraer leche. La extracción de leche requiere un horario estricto que no encaja perfectamente en la jornada laboral tradicional.
Los tiempos de extracción pueden variar desde 15 minutos hasta una hora. Las mujeres tienen que extraer varias veces durante la jornada laboral y es difícil combinar eso con la jornada laboral.
"Tener que alejarte y extraer cuando estás en la oficina puede ser una experiencia aislante. Esencialmente te encierras en una habitación y, en tus inseguridades más profundas, le confirmas a las personas que, a pesar de tus mejores esfuerzos, has cambiado", dijo Diao. (NPR, donde trabaja, tiene salas de lactancia en la oficina).
Los lugares de trabajo han mejorado las condiciones para las madres que amamantan en los últimos 30 años. En Estados Unidos, una enmienda de 2010 a la Ley de Normas Razonables del Trabajo exige que los empleadores provean tiempo razonable de pausa y un lugar que no sea un baño para que las mujeres extraigan leche hasta por un año después del nacimiento del niño. Veintinueve estados también tienen leyes relacionadas con la lactancia materna en el lugar de trabajo.