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La sociedad de la música
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La sociedad de la música

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A inicios del siglo XX, la Quinta Heeren era uno de los espacios más exclusivos y cosmopolitas de Lima. En una de estas bellas casonas de estilo neoclásico y victoriano residía el violinista alemán Carlos Einfeldt, quien solía recibir cada quince días a un grupo de melómanos, intelectuales, comerciantes y profesionales limeños que se dedicaban a escuchar y hacer música, guiados por concertistas de oficio. Estas reuniones adquirieron tal popularidad que pronto se hicieron conocidas por toda la ciudad. El grupo fue haciéndose cada vez más numeroso hasta que surgió la necesidad de crear un proyecto mayor. Así, el 15 de agosto de 1907, varios de los asistentes a la casa del señor Einfeldt se reunieron en uno de los salones del Club Nacional para fundar la . Hubo emocionados discursos y mucho entusiasmo.

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Los días siguientes, se eligió al primer consejo directivo, compuesto por los señores Manuel Álvarez Calderón (presidente), Carlos Einfeldt (vicepresidente), Enrique Swayne (tesorero), Luis González del Riego (secretario) y Francisco Graña (bibliotecario). Y semanas después, se alquiló un solar en la calle Divorciadas (sexta cuadra del jirón Carabaya), se compraron partituras y un piano, y se convocó al músico austriaco José Kuapil como director de la orquesta integrada mayormente por miembros de la Sociedad.

El primer concierto organizado por la nueva institución se realizó la noche del 26 de octubre de 1907 en el Parque de la Exposición, en medio de gran expectativa, como lo consignan los diarios de la época, entre ellos El Comercio. En el libro 100 años Sociedad Filarmónica de Lima se reproduce el ya legendario programa: en la primera parte se ejecutó la Obertura de la ópera Don Giovanni KV 527, de Mozart; el concierto para piano nº 1 en sol menor op. 25, de Mendelssohn; y la Rose d’Automne, de Otto Hackh; en la segunda, se interpretó la Sinfonía nº 6, en re mayor, hob. 1, nº 6, La mañana, de Haydn; la Fantasía sobre la ópera Lohengrin, de Wagner; y la Marcha militar en re mayor, catálogo D. 733, op. 51, nº 1, de Schubert.

Con ese concierto la historia musical de Lima cambió para siempre. Luego, vino la innovación planteada por el maestro Federico Gerdes, entre las décadas de 1920 y 1940, como director artístico de la Sociedad Filarmónica y de la nueva Academia de Música, precursora de lo que con el tiempo se convertiría en el Conservatorio Nacional. Bajo su impulso, se comenzaron a organizar veladas y conciertos mensuales que combinaban la música de cámara con el género sinfónico y coral. Funciones que reunían a solistas, cantantes e instrumentistas (hombres y mujeres) peruanos y extranjeros, algo que se ha mantenido a lo largo del tiempo. Hacia los años 60, además, se instauraron los conciertos de abono, un sistema innovador en su momento.

La violonchelista  Lara St.John y Martin Kennedy
FOTOS:  JUAN PONCE VALENZUELA
La violonchelista Lara St.John y Martin Kennedy FOTOS: JUAN PONCE VALENZUELA
/ JUAN PONCE VALENZUELA

La más bella de las artes

¿Pero cuál es el secreto de la Sociedad Filarmónica de Lima para permanecer en el tiempo? “Yo creo que hay dos caminos que conducen a una respuesta”, dice el doctor Salomón Lerner Febres, actual presidente de la institución.

(Foto: Archivo histórico de la Sociedad Filarmónica de Lima)
(Foto: Archivo histórico de la Sociedad Filarmónica de Lima)

“El primero es el compromiso realmente auténtico de aquellos que la establecieron en 1907, quienes entendieron que esto podía y debía durar a través del ejercicio y la entrega de la música a la sociedad —reflexiona—; y la segunda es que la Sociedad Filarmónica gira y vive en torno a, quizás, la más bella de las artes, que es la música, y con ella se acabaron los idiomas y los malos entendidos. Es decir, si podemos escuchar a Bach, la música del barroco alemán, o a Beethoven, y percibir el ambiente romántico de la Alemania del XIX, en el fondo estamos ofreciendo una puerta al mundo, donde no hay barreras de comprensión, pero sí un acercamiento emotivo entre las personas. La música crea una especie de magia por la cual nos elevamos sobre nosotros mismos. Nos vemos de otra manera y vemos el mundo de otra manera también. Es ahí donde nace, creo yo, esa fuerza que nos ha llevado a cumplir 118 años y que nos convierte en la institución cultural más antigua del Perú”.

Nuevos públicos

En toda su historia, la Sociedad ha realizado más de dos mil conciertos en temporadas anuales que no solo han enriquecido nuestra escena cultural, sino se han convertido en acontecimientos realizados por una lista interminable de compositores, directores, intérpretes, solistas, cantantes y orquestas de todos los tiempos que incluyen a Rosa Mercedes Ayarza, Alejandro Granda, André Sas, Claudio Arrau, Teresa Quesada, Celso Garrido Lecca, Edgar Valcárcel, Enrique Pinilla, Helen Philips, Luis Alva, Ernesto Palacio, Juan Diego Flórez, Miguel Harth Bedoya, Jean-Philippe Lafont, Evgeni Kissin, András Schiff, Anna Geniushene, Christian Leotta, el cuarteto de la Scala de Milán, la Orquesta de la Ópera de Budapest, la Orquesta Sinfónica de Sao Paulo, y tantos otros más.

[Retrato de Carlos Einfeldt y otros músicos de la Quinta Heeren]
[Retrato de Carlos Einfeldt y otros músicos de la Quinta Heeren]
/ Courret Hermanos (Lima)

“De hecho existen hitos que han hecho que una Sociedad que se creó con personajes de la vida cultural y la aristocracia limeña se haya transformado en un suceso musical abierto a todos los peruanos —afirma Lerner—, pero eso no ha sucedido de un momento a otro, sino se ha ido dando poco a poco, en la medida que nuestra sociedad también fue cambiando”. Una evidencia de esto son los escenarios de las funciones que pasaron del Palacio de la Exposición y el Teatro Municial a la Sala Alzedo y la Asociación Entre Nous en los años 40 y 60. De ahí, se trasladaron a nuevos espacios como el cine Pacífico, en Miraflores, el moderno auditorio del colegio Santa Úrsula, el Gran Teatro Nacional o, recientemente, el Teatro NOS, en San Isidro.

En los últimos tiempos ha habido un notable esfuerzo por llevar estos conciertos a otras ciudades del Perú, como Ica o Arequipa, donde se realizan hace 12 años y tienen ya una legión de seguidores. “Este clima de acercamiento afectivo —dice Lerner— alimenta nuestro trabajo futuro, y nos lleva a un nuevo gran sueño, pues estamos trabajando para que la Sociedad Filarmónica de Lima, sin perder su nombre, sea tácitamente la Sociedad Filarmónica del Perú, llevando nuestros conciertos a distintos lugares más allá de la capital. Nosotros queremos que todos los peruanos, en la medida de lo posible, gocen de la música magníficamente interpretada”.

Si algo ha cuidado la Sociedad ha sido la calidad de sus programas. Por eso, no ha escatimado esfuerzos para reunir a los mejores intérpretes de la escena internacional con talentosos músicos peruanos. En la actualidad, se realizan un de 15 a 20 conciertos anuales, y otras actividades especiales como las sesiones de piano, en verano, o el ciclo La Música en el Cine, que va ya por su décima primera edición. Cada una de estas actividades quedan bellamente registradas en memorias gráficas que constituyen un invalorable registro del trabajo de una institución comprometida, desde siempre, con la difusión y el cultivo de la musica en el Perú.

Programa de aniversario

En agosto, la Sociedad Filarmónica de Lima ha preparado un programa especial por su 118 aniversario. El viernes 15, a las 8:00 p.m., se realizará el VIII Concierto de Abono a cargo de la violinista canadiense Lara St. John acompañada de la Orquesta Juvenil Sinfonía por el Perú. En la primera parte del programa se interpretarán Las cuatro estaciones, de Vivaldi, y en la segunda parte Las cuatro estaciones porteñas, de Piazzolla. Lugar: Parroquia Nuestra Señora de Fátima, av. Armendáriz 350, Miraflores.


El jueves 21, a las 8:00 p.m., se presenta en el IX Concierto de Abono el pianista canadiense Jaeden Izik-Dzurko, medalla de oro del XX Concurso Internacional Paloma O'Shea Santander, quien ha elegido para su debut el Perú y un programa con obras de Bach, Chopin y Rachmaninov. Lugar: Teatro NOS PUCP, av. Camino Real 1037, San Isidro.