En lo que va de este siglo, nos dejaron varios intelectuales, hombres y mujeres innovadores cuyas ideas continúan renovando el presente. En la foto: Susan Sontag.
En lo que va de este siglo, nos dejaron varios intelectuales, hombres y mujeres innovadores cuyas ideas continúan renovando el presente. En la foto: Susan Sontag.
/ JENS-ULRICH KOCH
Diana Gonzales Obando

Susan Sontag (1933-2004)

Padeció una temprana compulsión por la lectura. Desde pequeña quiso llenarse de conocimiento, leía durante el mayor tiempo posible, era el sentido de su vida. Happenings, transgresiones, el nuevo cine, el teatro marginal y las más frescas manifestaciones del arte de los sesenta, de Nueva York a París, eran vistos por Sontag con interés y admiración. Sin prejuicios, volcaba todos sus conocimientos académicos y de la cultura clásica sobre las expresiones que en aquella época nadie tomaba en serio. Estas ideas fueron compiladas en Contra la interpretación con gran éxito. Sus opiniones sobre las guerras, las enfermedades (como el cáncer y el sida), las luchas por los derechos humanos eran consideradas vanguardistas. Publicó su postura acerca de las fotografías en icónicos libros: Sobre la fotografía y Ante el dolor ajeno. “Las cámaras reducen la experiencia a miniaturas, transforman la historia en espectáculo. Aunque crean identificación, también la eliminan, enfrían las emociones”, escribió Sontag. Su gran preocupación era que se recordara más la foto como objeto que la realidad capturada.


Steve Jobs (1955-2011)

Steve Jobs
Steve Jobs

Como en otros casos de éxito estadounidense, la historia de Steve Jobs también se gestó en el garaje de su casa durante su juventud. En ese momento, no podía imaginar que se convertiría en uno de los hombres con más aportes a la tecnología del siglo XX y lo que va del XXI. “Woz [Steve Wozniak] y yo creamos Apple en el garaje de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos duro y en diez años Apple pasó de ser solo los dos en el garaje a una compañía de 2 mil millones de dólares con 4 mil empleados”, dijo en su famoso discurso en Stanford. Un genio, un gurú, una inspiración, inventó los modelos más sofisticados y exitosos de dispositivos móviles como los iPhones y las tabletas, que se reconocen fácilmente por la imagen de una manzana mordida, la fruta más popular del mundo tecnológico.


María Rostworowski (1915-2016)

María Rostworoski.
María Rostworoski.

De padre polaco y madre puneña, la historiadora María Rotsworowski siempre demostró estar enamorada del Perú: “A mí me hubiera gustado vivir en la época de Pachacútec. He estudiado y trabajado tanto el tema que esa época me parece buena. Contestando un poco en broma, sabe Dios si sería una coya”, dijo en una entrevista. Sus publicaciones fueron determinantes para cambiar la visión que se tenía de la historia peruana en el siglo XX y, especialmente, la del antiguo Perú. Con Historia del Tahuantinsuyo (1988), el libro más exitoso de su carrera y con más reediciones, propuso una versión menos idílica de la historia de los incas que las que se tenían hasta ese momento. Compuso de manera sencilla y a la vez científica un necesario libro de divulgación. Fue pionera en el interés por estudiar la costa peruana y a la mujer, como doña Francisca Pizarro. Los historiadores que la conocieron recuerdan que le gustaba viajar a los lugares que estaba investigando para cotejar si encontraba la evidencia viva. Rostworowski fue autodidacta y fue el historiador Raúl Porras Barrenechea quien se convirtió en su mentor y la ayudó a que ingresara como alumna libre a las clases de la Universidad Mayor de San Marcos, un trabajo intelectual que equilibró con la crianza de su hija. Fue investigadora principal y una de las fundadoras del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), ubicado en Jesús María, su segundo hogar.


Stephen Hawking (1942-2018)

Stephen Hawking.
Stephen Hawking.
/ STEPHEN HAWKING S UNIVERSE

Si existe una palabra para definirlo, esta sería genio, y quedaría pequeña. Él, Stephen Hawking, decía de sí mismo que era “físico, cosmólogo y un poco soñador”. Este último adjetivo, soñador, debe ser la palanca que hizo volar su mente de manera infinita. Con sus aportes, el universo nunca más fue el mismo. Se preguntaba el por qué y el cómo de su existencia. Su objetivo, decía, “siempre ha sido muy simple: saber cómo funciona el universo y por qué existe”; estas fueron algunas de las grandes preguntas que se hicieron las mentes brillantes que lo precedieron y que siguen sin responder. Mientras, Hawking supo explicar conceptos inconmensurables, como los agujeros negros, la radiación de Hawking, la teoría del big bang, la teoría del todo, entre otras ideas, y escritos de manera sencilla para mayor divulgación. Ha vendido millones de libros en todo el mundo.

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