Estas elecciones marcan el tercer resultado consecutivo adverso de Keiko Fujimori. En los últimos 10 años, la lideresa de Fuerza Popular ha logrado pasar a la segunda vuelta en las tres oportunidades que ha tenido, pero el resultado final nunca le resultó favorable. ¿Qué puede explicar la imposibilidad del fujimorismo para llegar a la presidencia?
Al 100% de las actas contabilizadas por la ONPE, la diferencia entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo bordea los 44 mil votos, una distancia similar a la que se registró frente a Pedro Pablo Kuczynski en el 2016. Si bien es un resultado ajustado, los analistas coinciden en que Fujimori ha tenido el peor desempeño de todos los procesos electorales en los que participó a la cabeza de Fuerza Popular.
Resultados de Keiko Fujimori en segunda vuelta | Votos obtenidos | Electorado hábil | Representación de sus votos frente al electorado hábil | Diferencia de votos respecto al primer lugar |
---|---|---|---|---|
2011 | 7′490.647 | 19′949.915 | 37.55% | 447.057 |
2016 | 8′555.880 | 22′901.954 | 37.36% | 41.057 |
2021 | 8′791.730 | 25′287.954 | 34.77% | 44.240* |
*Aún no hay ganador oficial pues están pendientes de resolverse en el JNE las apelaciones a los recursos de nulidad presentados por Fuerza Popular
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Mapas fujimoristas
Una revisión a los resultados distritales de Keiko Fujimori en el 2011, 2016, y 2021 permite mostrar algunas tendencias que se repiten sin importar el competidor al que se enfrentó Fujimori.
Existen zonas del país donde el apoyo a la candidatura naranja tiende a ser más sólido, como la costa norte del país. Son distritos que en el pasado apoyaron al Apra y en los últimos años a Alianza para el Progreso, donde opciones de izquierda no han tenido mucho éxito en otras elecciones. Sin embargo, analizar los mapas a nivel distrital muestra cómo, dentro de una misma región, el voto naranja no es parejo.
“Las provincias costeras son en realidad las más pobladas, las que se han beneficiado por el boom agroexportador, las que están mucho más conectadas al mercado, a los puertos, a la [carretera] Panamericana”, comentó el politólogo Mauricio Zavaleta. Esto podría explicar el apoyo de esta zona a alternativas que favorezcan el statu quo.
Sumado a esto, la politóloga María Claudia Augusto consideró que el norte tiene un buen recuerdo del apellido Fujimori. La intervención frente a El Fenómeno del Niño en los noventa y las obras de infraestructura realizadas en esos años han favorecido a la marca partidaria, especialmente en elecciones nacionales donde la familia Fujimori tiene una participación activa.
La sierra centro del país muestra también un comportamiento distinto al resto de la zona andina. Diversas provincias de Pasco y Junín resaltan en su apoyo a Fujimori elección tras elección. Esto muestra que los resultados de esta última contienda, donde la victoria de Castillo no fue tan pronunciada, no se debe únicamente al rechazo que pudo generar Vladimir Cerrón, cuestionado líder de Perú Libre y exgobernador regional de Junín.
Zavaleta consideró que el voto menos entusiasta por candidaturas antisistema se debe, de igual manera, a la conexión de la región con el mercado. “Junín es la región que está atravesada por la carretera central, tiene ciudades relativamente grandes y prósperas, es la conexión con la selva central. Si nosotros vemos los resultados de Humala el 2011, no son tan buenos en Junín”, explicó el politólogo.
En distritos como Máncora (Piura), Yauca (Arequipa) y Yurua (Ucayali), en las tres elecciones, Keiko Fujimori obtuvo más del 75% de votos válidos.
Por último, la zona sur del país muestra un continuo rechazo al fujimorismo, lo que confirma tendencias ya conocidas. Como explicó María Claudia Augusto, son zonas que han visto surgir élites regionales con tendencia más alineada a la izquierda, cuyas demandas no son satisfechas por la candidatura fujimorista. Además, convive un fuerte antifujimorismo presente desde la década de los noventa.
“Keiko Fujimori es vista como una dinastía, es un partido dinástico. Es vista como una sucesora de su padre. Por tanto, en el sur Fujimori no ha tenido apoyo ni tendrá apoyo”, comentó Augusto.
En el 2011 y 2021, frente a candidatos de izquierda, Keiko Fujimori logró menos del 10% de votos válidos en todos los distritos de la provincia de Chumbivilcas (Cusco) y en los distritos de Acora, Ilave, Zepita, Kelluyo, Pisacoma (Puno). En el 2016, frente a un candidato de derecha, alcanzó menos del 20% en esas mismas jurisdicciones.
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La elección 2016: el caso atípico
Al observar los mapas resalta la elección del 2016, donde Keiko Fujimori logró mayor presencia territorial que Kuczynski, su contrincante. Este es un caso atípico, ya que la candidata perdió en segunda vuelta frente a una opción que también fue de derecha.
Esas elecciones fueron las que mostraron un mejor desempeño de la candidata. Augusto considera que esto se debió a un plan del partido por aumentar su presencia en todo el país. “La estrategia de Fujimori, desde el 2011 hasta el 2016, fue cultivar alianzas regionales que le permiten tener intención de voto en aquellos lugares donde quizás no llegaba antes”, recordó.
Sin embargo, no le bastó para ganar la segunda vuelta. Carlos Alberto Adrianzén, profesor de ciencias políticas, indicó que en esa segunda vuelta coincidieron dos motivaciones muy distintas que explican la victoria de Kuczynski. Por un lado, es la única elección donde Fuerza Popular pierde en Lima. Su contrincante era el candidato limeño, vinculado a una derecha más liberal y empresarial. Por otro lado, el sur no tiene una candidatura que los represente, pero el rechazo al fujimorismo les permite formar una coalición con la capital.
Keiko Fujimori arrasó en la capital en el 2011 y 2021 ante candidatos de izquierda, pero en el 2016 no logró lo mismo ante un candidato de derecha.
Así, a pesar de ganar en zonas que no le dieron su apoyo en el 2011, y de obtener una votación más homogénea territorialmente, el antifujimorismo evitó que Fuerza Popular llegue a la presidencia. Zavaleta consideró que fueron dos antifujimorismos distintos: el limeño vinculado a un rechazo del fujimorato por el poco respeto a las instituciones, mientras el del sur está basado en oposición al régimen económico instaurado en los noventa.
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El fujimorismo del 2021
Esta contienda ha mostrado la mayor debilidad de la candidata en los últimos años. Llegó a la primera vuelta con mucho desprestigio, sin la fortaleza territorial del 2016, y logró entrar a la segunda vuelta con tan solo 13% de votos válidos, favorecida por la alta fragmentación política. En el balotaje obtuvo un resultado ajustado contra Pedro Castillo, quien se supone era un candidato más fácil de vencer que sus contrincantes pasados.
Los analistas coincidieron en que las razones principales de su debilitamiento fueron el rol que jugó desde la oposición a partir del 2016, y las investigaciones judiciales en su contra. “Ella fue líder de la oposición y se vio que ejerció ese poder de manera obstruccionista. Finalmente, lo que cala en el imaginario de la gente es que estamos ante alguien que está obsesionada por obtener poder”, afirmó Zavaleta.
Adrianzén remarcó la importancia que tuvo la corrupción en toda la clase política de los últimos años. “Keiko es percibida como parte de la vieja política. Eso es un rasgo que ha jugado en contra de todos los candidatos. Creo que el efecto Lava Jato es destructivo para todo el establishment político”, comenta.
Por su parte, Augusto manifestó que el bajo desempeño de Fuerza Popular ayuda a desmitificar una vieja idea sobre el partido. “Allá por el 2016, lo que se decía era que el fujimorismo era un partido político, ya con todas las letras. Un partido institucionalizado. Pero considero que el fujimorismo funciona de una forma muy similar al resto de partidos políticos”, aseveró.
Para la politóloga, el gran atractivo del partido ha sido el apellido Fujimori. Prueba de ello, es que en elecciones subnacionales no han tenido grandes logros, y que necesitan de invitados al partido para poder postular. Regiones que apoyaron a la candidata en elecciones nacionales no favorecieron a sus candidaturas municipales. “Si tú ves el año pasado, con los candidatos al Congreso se diluye la marca partidaria, y como en cualquier otro partido la gente ya no quiere postular por el fujimorismo”, agregó Augusto.
Zavaleta respaldó esta idea. El politólogo añadió que, incluso con el desprestigio de Keiko Fujimori, logró ingresar a segunda vuelta porque existe un votante fiel a ella y a su apellido. A pesar de ser una candidata impopular, hay una resiliencia que no se observa en otra candidatura.
De igual forma, sostuvo que la razón principal por la que Keiko Fujimori se quedó a un paso de la presidencia en el 2011 y 2016 (y eventualmente en el 2021), es por su poca credibilidad. “Creo que si hubiese sido un poco más disciplinada, sería Presidenta de la República. Tiene un grave problema de confianza, nadie le cree. Terminó tirando todo por la borda con su ejercicio de poder en el Congreso”, alegó Zavaleta.
Esta desconfianza ha permeado a las élites del país, quienes ya no la ven como un activo, según Adrianzén. “Después de lo que Keiko hizo en el 2016-2019, las élites de este país se han quedado bastante desconfiadas de lo que puede hacer el fujimorismo. Si han votado por el fujimorismo esta vez es porque adelante estaba Castillo”, concluyó.
Para el profesor en ciencias políticas ahora solo quedan dos opciones para el fujimorismo: o el partido se hunde con ella, o los que están dentro del partido se dan cuenta que tienen que cambiar de dirección.
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