Según las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la adolescencia es el período de crecimiento que se produce después de la niñez y la edad adulta, entre los 10 y 19 años. Este momento representa una etapa funcional y decisiva para la vida de todo joven. Por ello, esta edad llega con múltiples cambios, tanto físicos como emocionales.
En ese sentido, la Dra. María Elena Escusa, responsable de Psicología en la Universidad Norbert Wiener, resalta que la adolescencia llega con distintos cambios a nivel psicológico para el joven. “Existe el querer tener una identidad propia, ser ellos mismos y pretender alejarse un poco de las normas que establecen los padres, pues están afianzando su propia personalidad”, especificó a Hogar&Familia.
Dentro de esa búsqueda de uno mismo, la especialista indica que a cierta edad, entre los 14 y 16 años, pueden decidir hacerse cambios radicales de look. Entre ellos, pueden querer hacerse piercings, pintarse el cabello o usar vestimentas poco convencionales y llamativas. En momentos así, los padres deben ser conscientes de la importancia del manejo que le den a la situación.
¿La prohibición es la mejor opción?
La Dra. Escusa indica que, en muchas ocasiones, los padres se ponen inmediatamente en contra de la petición de los hijos. Sin embargo, esto puede agravar el asunto. “Precisamente lo que busca el adolescente, aparte de ser él mismo, es no seguir las normas impuestas por la sociedad y la familia”, estableció.
En esa línea, la experta recomienda no oponerse, siempre y cuando los cambios de look no vayan en contra a las normas establecidas por la sociedad. Por ejemplo, es común que algunas escuelas no permitan que sus alumnos asistan con el cabello pintado. En un caso así, las actitudes del adolescente estarían impidiendo su desarrollo en otros ámbitos. “En casos así, se necesita llegar a un acuerdo mutuo entre los padres y el hijo”, aclaró.
Recomendaciones para los padres que se enfrentan ante esta situación
Los padres deben ser conscientes de que su reacción inicial va a tener mucho que ver con cómo lo tome el adolescente. “Si el padre se opone, el hijo va a decir que es su cuerpo y puede hacer lo que quiera con él”, señaló Escusa. Luego de eso, es probable que lo hagan a escondidas de todas formas, lo cual generará tensión en su relación.
Por ello, como se mencionó previamente, lo mejor es no oponerse. En lugar de eso, pueden llegar a un acuerdo para que estos cambios de look no vayan en contra de las normas sociales, como las que puede haber en el colegio.
A través del diálogo, pueden llegar a un punto medio entre ambos. Por ejemplo, pueden pedirle que, si desea pintarse el cabello, que no lo haga en temporada escolar para evitar algunos inconvenientes. Del mismo modo, la doctora recalcó que hay piercings temporales, al igual que otras posibilidades por las que pueden optar.
Por otro lado, Maria Elena Escusa aseveró que, sobre todas las cosas, los padres deben asegurar la salud del adolescente. “Que el lugar donde se haga el cambio de look sea apto y saludable para el joven. Los papás tienen que están seguros de que el chico no contraerá ninguna enfermedad de transmisión durante el proceso”, afirmó.
A pesar de que trazar la línea puede llegar a ser muy complicado para los padres, la psicóloga concluyó que todo puede manejarse con el diálogo entre ambas partes. Asimismo, remarcó lo fundamental que es permitirles que se expresen y encuentren su propia identidad.