El 4 de diciembre de 2018, el cuerpo de Marisol Estela Alva fue encontrado en un descampado de Villa El Salvador. Había sido degollada, quemada y enterrada dentro de un cilindro con ácido muriático, cal y cemento. Un año después, la situación sigue siendo la misma que aquel día del hallazgo: el asesino está libre.
Luis Estebes Rodríguez, ex suboficial del Ejército Peruano con quien tuvo una relación de seis años, es el principal sospechoso del feminicidio. En su contra se ordenó detención preliminar, se pidió prisión preventiva e incluso se le incluyó en el Programa de Recompensas del Ministerio del Interior (Mininter) con el ofrecimiento de 20 mil soles por información que ayude a ubicarlo.
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No solo ha sido en vano, sino que en este momento ya no cuenta con orden de captura vigente.
–Proceso paralizado–
Eliana Revollar, adjunta para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, entidad que sigue el caso, informó a este Diario que la Fiscalía Especializada en Violencia Contra la Mujer e Integrantes del Grupo Familiar de Villa El Salvador, a cargo de la fiscal Helga Ortega Toledo, solicitó hace una semana la renovación de la orden de captura ante el juzgado especializado en lo penal del mencionado distrito.
“Es una situación grave. Hasta el 27 de noviembre estuvo en el Programa de Recompensas pero al no tener captura ya no aparece. Mientras no haya la captura del imputado, el proceso está paralizado”, dijo a El Comercio.
Una vez que vuelva a contar con orden de captura, su reingreso a la denominada lista de los más buscados sería cuestión de un trámite, estima Revolledo. Sin embargo, considera que esto no garantiza que Luis Estebes Rodríguez pueda ser puesto a disposición de la justicia pronto. El problema, enfatiza, es que el sistema judicial falló al no actuar con la celeridad que un caso de esta naturaleza ameritaba, lentitud que favoreció a su huída.
“Cuando la justicia quiso alcanzarlo ya estaba fugitivo. Se da una sensación clarísima de impunidad porque la justicia no actúa con celeridad y diligencia oportunamente. Obviamente, el renovar la orden de captura no garantiza nada, parece que la policía está esperando que alguien de cuenta donde está”, agregó.
Rosmery Estela Alva, hermana de la víctima, confirmó a este Diario que desde que ocurrió el crimen de Marisol no han tenido ninguna información de las autoridades sobre avances en la investigación y búsqueda de Luis Estebes Rodríguez. Tampoco fueron notificados sobre el vencimiento de la orden de captura y su pedido de renovación. “Lo último que supimos fue lo de la prisión preventiva, luego nada más”, dijo.
Este Diario intentó comunicarse con el Mininter y el Poder Judicial, pero al cierre de esta nota no obtuvimos respuesta.
La semana pasada, en el día de la No Violencia contra la Mujer, familiares de Marisol marcharon en su distrito natal, Bambamarca (Cajamarca) para exigir justicia.
–Crueldad y ensañamiento–
El hallazgo del cuerpo de Marisol Estela Alva fue posible gracias a un grupo de vecinos que encontró sospechoso que cuatro sujetos, con excavadora incluida, escondieran algo en un terral ubicado a la altura de la cuadra 67 de la avenida Pachacútec. Trabajaron por más de 10 horas con palas, cinceles y martillos para recuperar el cilindro enterrado a unos tres metros de profundidad. Serenos, policías y bomberos se unieron a su faena, ya con la certeza de que el olor nauseabundo que emanaba del contenedor no era normal.
Para las 5 a.m. del martes 4 de diciembre, se descubrió que dentro del cilindro estaba el cuerpo de una mujer en posición fetal. Llevaba puesta una chompa blanca que tenía el logo del Instituto Arzobispo Loayza.
El cuerpo fue llevado a la Morgue Central de Lima, donde se confirmó que era Estela Alva. Cursaba el segundo año de Enfermería y para el momento del hallazgo llevaba cuatro días desaparecida.
Las primeras pesquisas policiales apuntaron a Estebes. La familia de la joven y sus amigas confirmaron que el sujeto la venía hostigando porque decidió terminar la relación. Se supo más tarde que, una semana antes del hallazgo había pedido permiso a sus superiores en el fuerte Hoyos Rubio para no acudir a trabajar.
De acuerdo con la fiscalía, a Estebes Rodríguez no solo se le atribuía haber degollado y quemado a su expareja, sino también haber contratado a al menos cuatro personas para enterrar el cadáver. En el pedido de prisión preventiva, la fiscalía enfatizó en que el protocolo de la necropsia reflejaba la crueldad y el ensañamiento con que se cometió el delito.
Uno de los indicios recabados por los peritos, que sustentaban el pedido de prisión en su contra, fue que se encontraron rastros de sangre de la víctima en las prendas que Estebes dejó en su vivienda de Villa María del Triunfo antes de fugar. El propietario del inmueble que alquilaba Marisol Estela también lo vio llevar al departamento un cilindro negro.
También lo sindicaron los operarios de retroexcavadora que fueron contratados para cavar el hoyo donde se enterró el cilindro –aseguraron que no sabían lo que contenía–. Se trataba de cuatro ciudadanos venezolanos que fueron detenidos, pero liberados días después.
Más información
A la fecha hay 17 hombres buscados por el delito de feminicidio y 1 por tentativa de feminicidio en el Programa de Recompensas del Ministerio del Interior.