Los ciclistas que se dirigen a la Costa Verde por la bajada Marbella, en Magdalena del Mar, deben hacerlo por la vereda. “No vaya por la pista, por favor”, repite –una y otra vez durante el día– un orientador de la Municipalidad de Lima detenido en la avenida del Ejército, al inicio de la pendiente.
El objetivo de esta disposición –que empezó a aplicarse en el período de cuarentena– es evitar accidentes, contó uno de los trabajadores a El Comercio. La bajada de Marbella, además de ser una pendiente pronunciada, tiene más de una curva cerrada. La embestida de un auto u otro vehículo motorizado a alta velocidad podría ser fatal.
Pero circular por la vereda es otro problema. En su inicio, esta tiene apenas 1,16 m de ancho, lo que hace imposible que un peatón y una bicicleta compartan el espacio, menos aún si es una ruta de doble dirección.
El Manual de Criterios de Diseño de Infraestructura Ciclo–inclusiva y Guía de Circulación del Ciclista, publicado por la misma Municipalidad de Lima en el 2017, establece un ancho mínimo de 1,60 m para vías de un solo sentido y de 2,80 m para las bidireccionales.
Esta semana, El Comercio inspeccionó el lugar por dos días consecutivos –el lunes 7 por la tarde y el martes 8 por la mañana– y no encontró señalización de ningún tipo, tampoco rampas de acceso para los ciclistas que llegan a la bajada Marbella por la calzada.
Según la subgerente de Transporte No Motorizado del municipio de Lima, Jenny Samanez, los inspectores de su área tienen la misión de “prevenir a los ciclistas para que se bajen de la bicicleta y que lo hagan a pie hasta un poco más abajo, donde la geografía lo permite y tiene un ancho adecuado”.
Eso no sucedió cuando visitamos el lugar: los usuarios bajaban la acera montados en sus vehículos y no había advertencias ni indicaciones de los orientadores. Así lo confirmaron Andrea Herrera y Jonathan Sánchez, ciclistas y activistas viales que participaron en este reportaje.
“En el caso de Marbella, tenemos instaladas ya unas señales. […] Estas señales han sido colocadas, me parece que ayer [martes]”, agregó Samanez. Los trabajos empezaron por la noche –según el municipio–, horas después de que El Comercio examinó la ruta y solicitó los descargos de la municipalidad.
–Cuestión de seguridad–
Pero en este tramo de la ruta hay otras deficiencias, no solo el suelo en mal estado. “No existe protección para las zonas en las que puede haber una caída de piedras. Esta es una bajada muy pronunciada y así no pedalees, vas a coger velocidad. Tampoco hay iluminación, ¿qué pasa si vienes cuando ya está oscureciendo?”, añadió Jonathan Sánchez.
Metros más allá del ingreso, la vereda se convierte en un carril doble para bicicletas. En un tramo de esta ruta –justo a la altura de una de las curvas de la bajada– se corta la baranda de seguridad que protege a peatones y ciclistas de potenciales accidentes.
El ingeniero civil Rodrigo Cortijo Bustamante, especialista en diseño de ciclovías, advierte sobre el peligro de la ausencia de una valla. “Está claro que en Marbella debe haber una segregación constante entre los autos y los ciclistas y peatones, pues se trata de una vía con un importante flujo vehicular y a una gran velocidad. La segregación es prácticamente obligatoria”, expresó.
Al respecto, la subgerente de Transporte No Motorizado de Lima aseguró que en la curva “se va a poner la baranda y vamos a incrementar las señales. A 220 metros del inicio vamos a poner tres ‘posteras’ más”, señaló a este Diario.
El sector más peligroso de esta vía compartida por ciclistas y peatones está más adelante, en una curva junto a un acantilado. En este sector se ha colocado parcialmente una malla de protección y otro inspector municipal que advierte a los usuarios del evidente peligro.
Sin embargo, hay un detalle y no es menor: justo en esta zona de riesgo hay dos desniveles, uno de ellos de 10 cm de alto, similar a un escalón. “Acá hay un grave problema, porque es una curva y hay dos desniveles. Y en definitiva lo más grave es que no tenemos vallas y estamos frente a un abismo. No hay protección ni para peatones ni para ciclistas”, cuestionó Andrea Herrera.
De acuerdo a Jenny Samanez, las mallas de seguridad se han colocado en los sectores más peligrosos de la ruta, pero “tenemos que estar reponiéndolos, porque muchas veces los amigos de lo ajeno se los llevan”. Por ello –acotó– han pedido a la Municipalidad de Magdalena que designe a efectivos de serenazgo para que vigilen el lugar.
–Cambios de raíz–
La vía compartida de Marbella funciona desde el 2013, afirma Jenny Samanez, quien llegó a la Subgerencia de Transporte No Motorizado de la Municipalidad de Lima en el 2015.
La gerente municipal también reconoce que esta vía “ha sido mal diseñada y hay que corregirla”. Añadió que los cambios para esta bajada “desde el 2019 están previsto de ejecutarse en el 2021”. Una de las opciones que se contempla es que a un lado de la pista haya un carril exclusivo para ciclistas y al otro, uno para peatones.
Carlos Santibáñez, ciclista y miembro del colectivo Despierta Lima, hizo hincapié en que la Costa Verde ha sido concebida por las autoridades como una vía rápida para autos. “Eso se evidencia en que los acceso para ciclistas y peatones son marginales y, en algunos casos, peligrosos. Es urgente iniciar obras de habilitación y señalización para que podamos acceder a la playa con igual derecho que los autos”, enfatizó.
El ingeniero Rodrigo Cortijo recuerda que uno de los objetivos de una ciclovía es que los usuarios se sientan cómodos y disfruten el trayecto, algo que –al menos hasta el martes– no sucedía en Marbella.
“Si el usuario debe estar pendiente siempre de no caerse en el vacío, de los carros que bajan, de no cruzarse con los peatones, además de una vereda mal hecha, entre otros errores de diseño, es evidente que su viaje no será cómodo”, aseveró.
–Reacción de la autoridad–
Este miércoles por la mañana, después de que El Comercio advirtió al municipio de Lima sobre los riesgos en la bajada Marbella, personal de la Subgerencia de Transporte No Motorizado colocó carteles a lo largo de la vía en los que indica a los ciclistas que están en una vía peatonal, por lo que deben bajar de sus bicicletas.
El poste con la señal de vía compartida, instalado en el lugar hasta ayer por la tarde, fue retirado. También se extendió a todo el acantilado la malla de protección que antes cubría solo un trecho de este sector.