Roberto Velázquez Martínez es un abogado mexicano que, a sus 35 años, ocupaba uno de los máximos cargos dentro del cártel de Sinaloa, red criminal dedicada a traficar cocaína a Estados Unidos. Esta tuvo entre sus cabecillas a Joaquín Guzmán Loera, conocido como ‘El Chapo’, quien fuera condenado a cadena perpetua.
No se sabe con exactitud cuándo fue que Velázquez se enroló al cártel de Sinaloa, pero hasta hace unos años –según información de la Dirección Antidrogas del Perú (Dirandro)– trabajó en el Instituto Mexicano del Seguro Social y en empresas de construcción.
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En el cártel habría ascendido rápidamente hasta convertirse en uno de los jefes que tiene el grupo criminal, que mueve ingentes cantidades de dinero del narcotráfico.
La droga enviada desde México a Estados Unidos proviene, en gran parte, del Perú, específicamente del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), de acuerdo a las indagaciones de la Dirandro. La preocupación de los agentes es que este comercio ilegal siga expandiéndose.
En lo que va del año, la policía ha incautado más de cinco toneladas de cocaína acondicionadas en ‘caletas’ que luego iban a ser transferidas a grandes embarcaciones marítimas, que tenían como destino Colombia y México.
“Estamos intensificando las operaciones de inteligencia. Tenemos alianzas estratégicas con otros países y la DEA [agencia de Estados Unidos para el control de droga]. La cocaína puede salir vía marítima o terrestre por Ecuador. Pero la están sacando más por Paita, luego va a Colombia, México y llega a Estados Unidos”, revela a El Comercio el coronel Deny Rodríguez, jefe la División de Investigaciones Especiales de la Dirandro.
–El nexo en el Perú–
Las autoridades de Estados Unidos establecieron que, entre enero y setiembre, Velázquez habría enviado 600 kilos de cocaína a ese país.
Es por eso que pesaba en su contra, desde el 3 de octubre, una orden de captura internacional. Estados Unidos lo requería para que afronte un proceso por los delitos de tráfico ilícito de drogas en organización. Le esperaría la misma condena que recibió ‘El Chapo’ Guzmán.
Según su movimiento migratorio, Velázquez vino a Perú por primera vez en octubre de este año. “Creemos que se confió. Le seguimos los pasos y lo detuvimos cuando realizaba sus trámites para regresar a México”, detalla el coronel.
El 7 de octubre, fue capturado. No opuso resistencia y guardó silencio. El 9 de octubre, le dictaron 70 días de prisión preventiva con fines de extradición. Ahora está recluido en un penal de Lima a la espera de que sea expulsado a Estados Unidos. Cuenta con un abogado de oficio.
Velázquez no vino al Perú con fines turísticos, sino para coordinar un envío de cocaína con narcos peruanos, conocidos en el mundo del narcotráfico por ser productores de cocaína de alta pureza.
“Velázquez vino a Perú procedente de Uruguay, recorrió otros países hasta que llegó a Lima; obviamente no vino para hacer turismo. Estaba confiado en que iba a regresar a México. No esperaba que lo detuviéramos en el aeropuerto”, precisa Rodríguez.
El coronel mantiene en reserva los nexos que habría entablado Velázquez con narcotraficantes peruanos, pero resaltó que un cabecilla nunca está cerca de la cocaína, es decir, solo establece acuerdos y financia los traslados de los paquetes de la droga.
El mexicano no cayó con un arma ni mucho menos con droga. “Los narcos peruanos son los encargados del cultivo, producción, transporte y preparación para la exportación. Hay otros grupos, dentro de la cadena, que reciben la droga en el extranjero, son los encargados de distribuir a otros mercados. Las ganancias son superiores a lo que se queda en el Perú”, explica el oficial. Él aclara que las redes del cártel de Sinaloa están enquistadas en el Perú.
Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Perú es el segundo productor mundial de cocaína, solo superado por Colombia.
El puerto del Callao sigue siendo la principal vía marítima por donde salen los cargamentos de cocaína. En el Vraem, el kilo de cocaína se cotiza a US$900, mientras que en un contenedor en el Callao llega a US$3.000, y mucho más en el extranjero.
Hasta el 8 de octubre reciente, la Dirandro ha incautado 21 toneladas de cocaína y 15 toneladas de marihuana.
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