El último jueves, las cámaras de seguridad de la Municipalidad de Lima registraron un feroz incendio en una casona ubicada en el jirón Lino Cornejo cuadra 1 en el centro de Lima, a pocos metros de la plaza San Martín. El fuego inició minutos después de las 7 de la noche. En simultáneo una gran cantidad de manifestantes marchaba por el centro, en una jornada de protestas que se tornó violenta al caer la noche.
Según ProLima, órgano cuya finalidad es promover la recuperación del centro histórico de la capital, la casona tenía ocho balcones, una altura de 11,5 metros y estaba construida en un área de 500 metros.
El incendio en la casona dejó al menos 28 personas afectadas y 14 viviendas destruidas. Según la Municipalidad de Lima, apagar el fuego demorará entre 2 a 3 días.
La historia de la casona
Vladimir Velásquez, director de Lima Antigua, un proyecto cultural que busca rescatar la memoria gráfica de la ciudad, relató a El Comercio la historia detrás de este inmueble. En el periodo del virreinato fue parte del monasterio de la Encarnación, luego pasó a ser parte de la estación del ferrocarril Lima-Chorrillos y finalmente el espacio fue demolido, comentó.
Agregó que en el año 1921 es cuando se construye el edificio con una arquitectura similar a la que tenía hasta antes del incendio. Esta construcción finalizó en 1923.
“Según el historiador Juan José Pacheco Ibarra, la residencia de 3 pisos fue terminada en el año 1923″, precisó. Velásquez sostuvo que esta casona se utilizó como área de oficinas de empresas agropecuarias y mineras hasta fines de los años 40.
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El propietario durante esa época fue Severino Marcionelli. “Este hombre fue un gran empresario suizo que tuvo una posición importante en la economía peruana”, añadió el director de ‘Lima Antigua’. Según las publicaciones en revistas académicas del reconocido historiador Juan Pacheco Ibarra, Marcionelli (1870-1957) “llegó muy joven al Perú y a los 20 años participó en la construcción del túnel de La Galera, en Ticlio, el más alto del mundo”.
Pacheco señaló que Marcionelli incursionó en la minería y fue dueño de la mina de San Ildefonso y la mina de carbón de Chuico. Además, fundó la mina Morococha y también se hizo cargo de la organización de su pueblo minero. También formó parte del sector agropecuario, siendo dueño de la ganadera Uchupata de Huari; y del negocio inmobiliario, siendo inversionista en la construcción del Hotel Bolívar.
“Esta casa funcionó como la sede del consulado general de Suiza y las oficinas de las empresas agropecuarias y mineras del señor Marcionelli hasta fines de los años 40″, agregó Pacheco.
Vladimir Velásquez señaló que luego de los años 40 el inmueble pasó a manos de privados, como sucedió con muchos otros edificios del centro.
Respecto a la protección de casonas históricas, Velásquez concluye que es importante rescatar los inmuebles deteriorados para que vuelvan a tener un uso, ya sea comercial, cultural o de vivienda. Esto se puede realizar a través de una voluntad sostenida en el tiempo para mejorar Lima, agregó.