Ana Briceño

Seducir a una mujer es un juego que algunos hombres creen haber perdido antes de jugarlo, sobre todo los que no gozan de las artes de la sociabilidad. Ellos enfrentan un obstáculo aún mayor en este juego, si deben romper barreras sociales y valores que nos han impuesto, desde niños, para lograr su conquista. ¿Es sencillo acaso que un enano enamore a una abogada exitosa y guapa? ¿No nos detendríamos a mirarlos intrusamente? ¿No les resulta chocante, aún a los peruanos, ver a dos personas del mismo sexo besándose, y mucho más si estas son gordas?

Este es el tema que abordó, en el 2013, el director de cine argentino, Marcos Carnevale, en la película "Corazón de León", una historia basada en la experiencia real de una mujer que acordó una cita a ciegas con un hombre que conoció por chat. Ella era gorda y temía ser rechazada por su peso. Él era menor que ella. Pese a esos miedos, no hubo barreras sociales que los desuniera.

El complejo de sentirse diferente al resto es el tema que aborda "". Un hombre de 1.36, arquitecto talentoso, padre ejemplar y carismático, seduce y conquista a una abogada divorciada, guapa e inteligente. La película resultó un éxito en Argentina. En Francia realizaron una adaptación de la cinta, al igual que en Colombia y en Perú, con el nombre de "El gran León", protagonizada por el actor Carlos Alcántara. De todas las versiones, la peruana es la menos lograda. En las de Francia y Colombia, se sumaron elementos o costumbres de sus respectivos países. En el caso de Colombia, la abogada seducida es negra y es la que toma la iniciativa de besar a León en la segunda cita que tienen. La versión peruana es "desnacionalizada", según el crítico de cine, Isaac León. "No todas las películas tienen que identificar su procedencia y origen, pero acá se siente algo híbrido. Muestran una Lima que se parece más a Miami", cuestiona. A eso se suman las odiosas, pero inevitables comparaciones actorales. "Alcántara no es un mal actor, pero en la comedia romántica no convence. Y si uno tiene el referente de Guillermo Francella (protagonista de "Corazón de León"), se nota la diferencia", agrega.

¿Por qué falló la película? ¿Cómo se construyó el personaje de un enano peruano, que conquista a una abogada, papel interpretado por Gianella Neyra? ¿Los realizadores de esta adaptación se preguntaron, cómo seducen y conquistan ahora los peruanos a las mujeres? El director de "El gran León", Ricardo Maldonado, decidió no responder esta y otra de nuestras interrogantes.

El antropólogo Alex Huerta sostiene que este tipo de películas peruanas pretenden ser neutras para poder venderse en los mercados internacionales. "Es una película que busca retratar a la clase media tradicional, con valores occidentales y globales, y no la nueva clase media. Es imposible que la película haya buscado tener un sabor nacional fuerte. Si Tondero hubiera buscado hacer un sabor nacional tipo la novela 'Los de arriba y los de abajo' o 'Asu Mare', que retrata la clase media criolla, no se podría exportar", explica. El caso del Chavo del Ocho rompe, sin embargo, este criterio. "Es muy difícil lograr internacionalizar lo que es costumbrismo a menos que se haga de manera brillante. 'El Chavo del Ocho' sí lo logra", resalta. Para Huerta, la película no falla, tiene un propósito que es agradar a un público global, quiere vender, recuperar costos. "No buscar ser 'Risas y salsas'", dice.

Entonces, ¿cómo conquistamos los peruanos?

Norma Fuller, antropóloga que estudia el tema de la masculinidad, explica que los peruanos (remitiéndonos a Lima, para no generalizar) son "juguetones, sufrientes y suplicantes". El típico es el que dice "mamita linda, me rompes el corazón". El galán que representa mejor ese papel es Adolfo Chuiman en "Risas y Salsas". "No se presentan como hombres fuertes sino como tiernos, que lloran con facilidad, y a eso se suma el papel del castigador que podría decir: 'Tengo otras chicas, otras opciones' o 'No creas que si me choteas, no va a ver otra que me recoja'", señala. Sin embargo, esto está en proceso de cambio. El fenómeno Ni una menos lo demuestra.

Fuller resalta que probablemente los realizadores de la película "El gran León" no han logrado resumir que es lo que está pasando en el Perú, los cambios en la seducción y conquista. "No ha cuajado el personaje y es justamente porque está cambiando, las chicas ya no encuentran seductor lo que antes sí lo era, ahora quieren tomar la iniciativa", dice. El caso del argentino urbano seductor está mejor definido.

Para Alex Huerta, el papel de Chuiman y del personaje Joel de la serie "Al fondo hay sitio" puede resultar "vulgar, invasivo y agresivo". "La seducción peruana se ha caracterizado por una mala construcción de lo que las mujeres esperan de los hombres, hay la idea equivocada de que las mujeres se arreglan para los hombres, de que las mujeres dicen no, pero en el fondo quieren decir sí. Es un tipo de seducción muy agresiva, persistente", añade.

En este cambio social que estamos atravesando "el piropo o esa insistencia pasa a ser acoso", dice Huerta. "Los criterios de seducción clásicos peruanos leídos desde una perspectiva actual ya son acoso y eso te dice que sí se era bastante machista", puntualiza. El humor criollo es otra característica a la hora de seducción peruana. "Los códigos usuales peruanos no estarían bien vistos en el contexto de la globalización, lo que generalmente se vende del Perú es la identidad andina, pero nuestra identidad urbana no vende y todavía no cuaja", resalta.

Una mirada más desde la psicología la tiene Christian Martínez. Él sostiene que los peruanos en general para poder conquistar a una mujer tienen que luchar contra una serie de estigmas sobre lo que significa la masculinidad. "Muchos hombres andan tratando de demostrar esta virilidad masculina, que son seductores, sin embargo, en la realidad cuando tienen que interactuar con una chica dejan eso de lado y les falla las herramientas para enamorarlas, no verbalizan mucho, caen en estereotipos, los chocolates y las flores para el 14 de febrero. El peruano no ha aprendido a salir de ese discurso, porque no se ha dado el trabajo de conocer a la pareja, a escucharla a entenderla", explica.

Se supone que los directores de cine están tomando en cuenta estos cambios en la sociedad para la construcción de personajes. Algo que resalta, Huerta es que en las tres películas (Argentina, Colombia, Francia y Perú), no se usó a un enano de verdad para construir el personaje de León. "Eso ya te dice que algo sobre la imposibilidad de que un verdadero enano podría tener éxito. Tienen que ser actores conocidos en frascos pequeños", apunta.

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