Ni su afección a la garganta, ni el cansancio acumulado por el arduo trabajo del día anterior, merman su sentido del humor, una necesidad vital en estos tiempos turbulentos. “Que no salga este ‘cacharro’ en ningún lado”, advierte Mónica Torres con una sonrisa pícara y gentil. Alejada de la televisión temporalmente, está abocada al cine y a crear contenidos para streaming. Integra el elenco de actores de “Mundo gordo”, una comedia romántica con un importante mensaje de aceptación y amor propio, basada en un stand up sobre las vivencias de un hombre y la relación con su aspecto físico. En esta entrevista, la actriz nos habla de su participación en el filme, su lucha contra el sobrepeso y el punto de quiebre que la llevó a despojarse de dependencias, aceptarse, amarse y ser libre.
“Cuando me hablaron de ‘Mundo gordo’ acepté encantada porque me pareció importante poder visibilizar un tema que antes era tabú, no tocado fuera de la norma”, destaca la actriz sobre el filme de Sandro Ventura, que actualmente se encuentra en cartelera.
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“Muchas veces por agradar a la sociedad, a los amigos, a la pareja o al chico que te gusta -como pasa con el protagonista- llegas a angustiarte de tal manera que comienzas a hacer locuras. Lamentablemente, esas situaciones hacen que muchas personas se obsesionen con una forma física que no es la suya. Una de las premisas de esta película es amarte como eres y eso va más allá de la salud”, añade.
─Lamentablemente, quienes tienen sobrepeso están expuestos al ojo juzgador de la sociedad.
Y no solo eso, si tienes sobrepeso de todas maneras tienes diabetes, colesterol, presión alta...te comienzan a bombardear con tantas cosas, supuestamente por tu salud física, y no se dan cuenta que están minando tu salud mental, que es importantísima. Si una persona se quiere, se va cuidar; pero si haces que odie su cuerpo, lo único que vas a conseguir es que cometa errores tras errores, o termine con un trastorno alimenticio muy fuerte porque no se acepta como es. Alguna vez escuché a una chica decir que era terrible vivir con una vida prestada.
─¿Por qué prestada?
Porque dices: “Cuando baje de peso iré a la playa, cuando baje de peso este chico me mirará...”, y no vives el ahora, el hoy, no disfrutas quién eres. Es increíble que no te puedas poner la ropa de baño que te da la gana porque hay alguien que te dice que se te sale el rollo. ¿A quién le importa tu rollo?
─¿En algún momento de tu vida enfrentaste situaciones como estas?
Toda mi vida. Lo que pasa es que llegué a un punto en que no solamente me acepto sino que me quiero y me cuido, y creo que es un ejercicio que debemos hacer todos, no solo los que tenemos sobrepeso. Mi lucha ha sido de toda la vida, desde chiquita tenía que soportar que me tía me dé un palmazo en la barriga y me diga que suma la barriga o que era gorda, y no lo era; sin embargo tanto me metían eso que me sentía gorda y pasé la vida entera tratando de sonreír, hasta que me di cuenta que necesitaba ayuda, conversarlo, hablarlo.
─¿Tuviste momentos de depresión?
He tenido momentos fuertes, en los que he tenido que hacer comedia y llegar a mi casa a llorar, hasta que llegó un momento en que me di cuenta que me estaba victimizando y sintiendo pena por mi misma y decidí hacer algo.
─¿Cuándo ocurrió esto?
Aunque no lo creas, hace cuatro años. Mi premisa siempre ha sido ser feliz, pero creo que mi felicidad siempre dependió de otros, de mi familia, por ejemplo. Lamentablemente, antes de la pandemia perdí a mi padre, eso hizo que me diera cuenta que tengo que velar por mí sin depender de nadie, aprender a quererme, cuidarme, amarme, a tomar las opiniones que realmente me sirven y a no escuchar tanta tontería. Fue liberador.
─En “Aislados, la serie” interpretas a una mujer que atormentada por su sobrepeso recurre a una operación de manga gástrica, y termina siendo estafada. Al igual que tu personaje, recurriste a este tratamiento para bajar de peso, ¿cómo fue tu experiencia?
Entre los errores que cometí en mi vida fue someterme a una banda gástrica, hasta el día de hoy vivo lamentándome, pues terminó partiéndome casi en dos el estómago, y tuve que someterme a una operación de emergencia por ese motivo. Después de eso debo haber entrado en un trompo muy fuerte, no me importaba nada, estaba completamente desbocada, y por esas casualidades del destino, a Ricky Tosso, que en paz descanse, le detectan diabetes y en una reunión de café saca su glucómetro y me dice: “Midámonos el azúcar”. Lo tenía altísimo, me asusté, visité varios médicos, pero fue el doctor Gustavo Salinas, quien me salvó la vida, me recomendó la manga gástrica, y gracias a Dios controló eso que estaba empezando: mi esófago que debía ser del tamaño de un aro, era de una pulsera, tenía problemas de reflujo, acides, vomitaba. Ahora soy libre.
─¿Está en tus proyectos cercanos hacer un stand up sobre tus experiencias con el sobrepeso?
No stand up, pero sí una obra musical junto a Claudia Berninzon e Issa Ringgold. Se llama “Qué pesadas”, se estrena en noviembre. Tocamos una parte personal de cada una de nosotras y a la vez contamos cómo es trabajar en televisión con sobrepeso. Hemos tenido que hacer una catarsis bastante profunda porque es un tema que a las tres nos ha tocado bastante porque tenemos sobrepeso, pero somos completamente distintas: está la gordita come sánguche, la graciosa, la que se enamora siempre del churro, pero este no le da bola, y la gordita que tiene que estar con otro gordito.
─¿Con cuál te identificas?
Con todas (Risas). Todos tenemos un poco de todo y podemos comer el mismo sánguche, pero la diferencia entre tú y yo está en que si pasa alguien me va a mirar a mí, y va a decir: “¿Cuánto come esa gordita, qué número de sánguche será? Y me ha pasado un montón de veces. Hace poco fui al supermercado para hacer las compras del mes, y cuando estoy en la cola, con mi coche lleno, esperando mi turno para pagar, escucho el comentario de una señora: “¿Cuánto come, por eso está gordita? Lo peor de todo es que había gente con dos coches. Con eso convivimos todos los días.
─¿La maternidad está entre tus planes pendientes?
Después de separarme de mi esposo, lo intenté de manera científica, me sometí a una inseminación artificial y la verdad es que esos tratamientos son tan caros y demandantes psicológicamente, que lo dejé a la suerte. Luego de haber tenido una pérdida, dije: “Ya está”. Así que creo que ese tren ya pasó, ya se fue; pero, bueno, soy cariñosa con mis sobrinos.
─Has tenido roles entrañables, fuiste Norma Reyes en “1000 Oficios”, Marisol Chacón en “Así es la vida”, la secretaria Lucifer Delgado en “Al fondo hay sitio” y la tía Pepa en “De vuelta al barrio”. ¿A qué personaje le tienes mayor cariño?
Es complicado elegir solo uno, porque todos son como mis hijos. En mi caso, estoy muy agradecida con Norma Reyes porque me abrió las puertas de la televisión, fue el primero, un personaje que ahora sería riquísimo interpretar porque después de eso creo que no se ha vuelto a hacer algo así. Me convertí en la heroína porque el churro que llegó al barrio terminó enamorándose de ella. Lucifer también fue un personaje rico, era desatada, hizo que afloren mis locuras y mi parte ruda. No podría elegir solo uno.
─¿Cuál es tu mayor pasión?
Actuar me gusta mucho, el escenario, compartir con la gente, hacerles reír, y me gustaría también hacerles llorar, y lo logré una vez con la obra “Gorda” de Osvaldo Cattone; pero también me encanta cocinar, la comida criolla es mi fuerte.
─¿Has visto la actual temporada de “Al fondo hay sitio”?
No quiero sonar mala porque en la serie tengo compañeros que amo y adoro, aparte respeto mucho el trabajo de producción, realización y dirección; pero últimamente llego tan cansada que no veo nada.
─¿Tienes proyectos para la volver a la TV?
Ahorita estoy más metida en redes que en televisión, estoy haciendo “Chapa tu money”, un divertido programa de improvisación y juegos conducido por Jorge Luna y Ricardo Mendoza.