"He visto cosas que ustedes nunca hubieran podido imaginar. Naves de combate en llamas en el hombro de Orión. He visto relámpagos resplandeciendo en la oscuridad cerca de la entrada de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, igual que lágrimas en la lluvia. Llegó la hora de morir". Al terminar este monólogo de cincuenta segundos exactos frente a un incrédulo Rick Deckard (Harrison Ford, el replicante Roy Batty (Rutger Hauer) expira, soltando la paloma que llevaba en la mano.
Quizás este monólogo sea una de las líneas más recordadas y citadas en la ciencia ficción y la cultura popular. Nos da cuenta de la fugacidad de la vida, y de la resignación con que debemos afrontar nuestra condición mortal. Para Roy Batty, quien ha recorrido la galaxia y eliminado a quien se cruce en su camino con el plan de llegar a la Tierra, encontrarse con su creador, y exigirle más tiempo de vida (los replicantes son diseñados para vivir solo cinco años de vida), aceptar la muerte por fin lo humaniza. Por eso, en una noche lluviosa en la contaminada Los Ángeles, es capaz de salvar al agente de policía que ha venido a matarlo.
Por cierto, Hauer no solo interpretó un guión preestablecido. Aunque las versiones iniciales del monólogo fueron escritas por David Webb Peoples, la forma final en la que aparece en el filme contó con los aportes del mismo Hauer, quien la noche previa al rodaje eliminó líneas del guion original y agregó el clásico "will be lost in time, like tears in rain", pues el guion le pareció demasiado largo para ese momento climático.
—Somos replicantes—
El famoso actor falleció a los 75 años en la provincia holandesa de Frisia, tras una enfermedad fulminante. Su muerte acaeció el viernes pasado, pero la familia postergó el triste anuncio hasta ayer miércoles, ya realizados los funerales.
De carrera ciertamente irregular ("Nunca he sido bueno para elegir guiones", bromeaba), Hauer ha protagonizado filmes memorables como "La conspiración" (1975) de Ralph Nelson, "Clave: omega" (1983) de Sam Peckinpah, "Ladyhawke" (1985) de Richard Donner, además de diferentes cintas de su también famoso paisano Paul Verhoeven como "Eric, Oficial de la Reina" (1977), "Spetters" (1980) o "Flesh & Blood" (1985). Más recientemente, lo vemos en "Confesiones de una mente peligrosa" (2002) de George Clooney, "Batman Begins" (2005) de Christopher Nolan o "Sin City" (2005) de Robert Rodríguez y Frank Miller.
Pero ningún filme más germinal que el filmado por Ridley Scott en 1982. Con cabello decolorado y porte atlético, Hauer encarna en "Blade Runner" a la síntesis de la belleza y la crueldad masculinas. Recientemente entrevistada por el Comercio, la escritora española Rosa Montero recordó al actor a propósito de "Los tiempos del Odio", novela influida por la existencia de los replicantes que imaginara el escritor Phillip K. Dick y que Scott llevara al cine. No es gratuito que su primer libro de género fantástico se titule "Lágrimas en la lluvia".
Decía entonces Montero: "La verdad es que cuando ví por primera vez "Blade Runner" no me gustó demasiado. La escena final de Roy en la azotea me pareció de una ñoñería y una obviedad espantosas. Pero qué horror, bufaba yo: ¡abre las manos cuando se muere y deja escapar una paloma! ¡Habráse visto algo más cursi! (ríe). Con los años, cuanto más vieja me hago, más me gusta el filme. Y, sobre todo, esa escena empezó a arrancarme ríos de lágrimas. Nunca he sido uno de esos fanáticos de "Blade Runner", aunque desde luego ahora me parece una película preciosa y un absoluto clásico", añade.
En efecto, conforme envejecemos, más nos parecemos a los replicantes encabezados por Rutger Hauer a causa de su constante miedo a la muerte. "Blade Runner" es un filme que va creciendo con nosotros al compartir, humanidad y seres artificiales, el mismo sentimiento de caducidad. "Supongo que para la mayoría de los humanos, que viven como si fueran inmortales, la conciencia álgida de la muerte que experimentan los replicantes solo empiezan a alcanzarla tras la crisis de la mediana edad", explicaba la escritora madrileña.