“El momento más grave de mi vida”, dijo César Vallejo sobre su paso por prisión en Trujillo. Para un hombre como él, que de por sí tendía al tono cruel y la gravedad, se desprende que el encierro debe de haber sido una experiencia particularmente traumática y dolorosa. Hace exactamente 100 años, un día como hoy, el poeta purgaba condena y escribía un petitorio tras otro para que las autoridades revisaran su caso y lo dejaran en libertad. “Me han empapelado a toda impunidad y a todo descaro”, escribió en su momento.
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Fueron en total 112 días de cárcel, del 6 de noviembre de 1920 al 26 de febrero de 1921. El autor de “Los heraldos negros” tenía por entonces 28 años. ¿Qué lo condujo a esa reclusión lamentable? Un episodio que, hasta hoy, resulta confuso. Ocurrió en julio de 1920, cuando Vallejo retornó por unas semanas a su natal Santiago de Chuco para participar en unas actividades patronales. Días después, el 1 de agosto, ocurre un incendio, un saqueo y un tiroteo en el pequeño pueblo, que acabó incluso con muertes. A Vallejo se le acusó de participar en la revuelta y azuzarla. Una de las tantas versiones que existen del hecho incluso describe al vate “armado de revólver”.
Todo el episodio y lo que vino después –la detención, acusación, proceso y liberación– es repasado con sorprendente detalle en el libro “El proceso Vallejo”, del abogado Germán Patrón Candela (1917-2001). No es un libro nuevo: fue originalmente publicado en 1992, pero ahora es objeto de una reedición ampliada a cargo del Fondo Editorial del Poder Judicial. Obra peculiar, en la que se mezclan el derecho y la literatura en cada página, pero que se deja leer con igual atención en ambas facetas.
¿Qué motivó a un hombre de leyes a indagar sobre el caso de Vallejo? Patrón Candela, que nació en Puno, hizo sus estudios universitarios en Trujillo y desde entonces desarrolló un poderoso vínculo con la ciudad del norte del Perú. Como abogado y profesor universitario, se hizo ferviente lector de Vallejo, al punto de organizar tertulias sobre el poeta en su casa. Luego fue designado presidente del Instituto de Estudios Vallejianos durante su creación en 1982, y por esos antecedentes es que la Universidad Nacional de Trujillo le encarga estudiar el expediente judicial del caso y escribir un libro. Para ello el autor tuvo que hacer un trabajo de detective en “los tenebrosos sótanos del archivo” de la Corte Superior de La Libertad. No fue una tarea sencilla.
Versiones encontradas
En un estudio introductorio incluido en esta nueva edición, escrito por el juez supremo Carlos Calderón Puertas –otro letrado vallejiano, parece que son varios–, se hace una somera mención al curioso vínculo entre la literatura y la carcelería, que desde Cervantes hasta Dostoievski es bastante amplio. Como si los escritores –quizá por sus ideas más que por sus actos– se las ingeniaran siempre para acabar en un calabozo. En las letras peruanas, como menciona el prologuista, se pueden destacar libros como “El Sexto” de José María Arguedas, “El libro de mi proceso” de José Santos Chocano, u “Hombres y rejas” de Juan Seoane Corrales.
El caso de Vallejo es diferente porque no escribió ninguna obra específica sobre su prisión. Pero es en “Trilce” (1922) donde hace mayores alusiones a “las cuatro paredes de la celda / Ah las cuatro paredes albicantes / que sin remedio dan al mismo número” (Trilce XVIII). Es en el hermetismo vanguardista de ese libro, de lenguaje por ratos inextricable, que el poeta muestra algunos raptos negros de su estadía carcelaria. “En la celda, en lo sólido, también se acurrucan los rincones”, escribe en Trilce LVIII, por ejemplo.
El resto de menciones hechas por Vallejo a su experiencia penitenciaria se pueden rastrear en “Escalas” (1923), conjunto de prosas experimentales en las que se repite la metáfora sobre los muros, así como en algunas cartas que escribió desde la misma prisión. Como aquella en la que, leída desde la actualidad, parece describir fielmente nuestro laberinto judicial contemporáneo: “Las peticiones de dictamen al señor fiscal se escalonan en forma desesperante, y el juicio tiende a empantanarse bajo la red de un procedimiento, que siendo de una simplicidad elemental, se va complicando de tal manera que nos sugiere el recuerdo fatídico de la legislación procesal derogada”.
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Un par de años después de su puesta en libertad, Vallejo partió hacia Europa. Antes de viajar, le escribe a su abogado que el proceso “ha vuelto al tapete negro del Tribunal de Trujillo” y le pide, por eso, hacerle un seguimiento a su caso. De cualquier forma, el poeta nunca más volvió al Perú, hasta su muerte en París en 1938. La herida ocasionada por esa experiencia lo perseguiría hasta sus últimos días.
Como bien señala el juez Carlos Calderón Puertas, el libro de Germán Patrón posee un enorme valor por ser el primero en ahondar en las penurias judiciales de Vallejo, pero incluso así termina siendo por momentos sesgado y subjetivo. Para su reflexión, Calderón se vale de otras publicaciones importantes como los libros “Vallejo en los infiernos” de Eduardo González Viaña o “César Vallejo: una biografía literaria” del británico Stephen Hart, que le permiten configurar una aproximación comparada y más certera. Y en esa línea reconoce que existen hechos relevantes que no fueron consignados en la publicación de Patrón, como el papel de líder intelectual que fue adquiriendo el poeta en Santiago de Chuco, y que sí puede haber tenido influencia en las revueltas de 1920.
Más allá de eso, vale recordar que en el 2007 se llevó a cabo una ceremonia pública de desagravio, presidida por el entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, Francisco Távara, que declaró una suerte de sobreseimiento simbólico en el caso Vallejo. Ahora, se espera que el Poder Judicial publique próximamente el expediente penal del caso, que ayudaría a esclarecer algunos de sus detalles más oscuros. Quizá pueda parecer excesivamente extemporáneo, pero comprueba también que hasta las facetas más duras y especializadas en torno a la vida de Vallejo pueden ser fascinantes e inagotables.
El dato
El libro “El proceso Vallejo” se puede descargar gratuitamente en PDF en este enlace.
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