Muchos representantes del medio cultural entrevistados por El Comercio han criticado al Ministerio de Cultura, de forma unánime, por su lentitud y aparente falta de reflejos. Para muchos, dejar pasar más de 60 días antes de dar anuncios concretos, resultaba inaceptable. Publicado recientemente el decreto de Urgencia 058 que propone un paquete económico de salvataje para la industria cultural y el patrimonio inmaterial de 50 millones de soles, la ministra Guillén cuenta ahora con el respaldo económico para desarrollar iniciativas concretas. Y puede compartirlo con la prensa.
¿Por qué el ministerio ha mostrado tal lentitud para reaccionar a la crisis del sector?
Mire, en el mundo y en nuestro país, usualmente las burocracias son lentas. Y en tiempo de una emergencia como esta, se espera que todo vaya a un ritmo supersónico. Y se hace el esfuerzo. El hecho de que la comunicación no haya sido tan fluida, no significa que no hayamos estado trabajando. Tengo cinco meses en el ministerio, dos meses y medio dentro de esta situación crítica. Y tenemos tres normas logradas que significan un empuje a nuestros temas. Especialmente el último, el decreto de Urgencia 058, que nos permite mitigar el impacto de la crisis en las industrias culturales y el patrimonio inmaterial. Estas normas no se hacen de un día para el otro, han sido producto de un gran esfuerzo, implicaron el contacto con muchos colectivos y personas representativas del medio. Hemos conseguido 50 millones, monto similar al que está invirtiendo Chile para el mismo efecto. ¡Y es algo que nos ha costado! Realmente, a mí me preocupaba presentarme sin algo en la mano. Porque nuestras buenas intenciones, nuestro compromiso, nuestra rectoría existen. Pero había que presentar una propuesta realista para enfrentar la crisis.
A comienzos de la emergencia sanitaria, con la Municipalidad de Lima el Ministerio de Cultura desarrolló una encuesta para medir el golpe dado por la pandemia al sector. La data no ha sido publicada aún. ¿Qué se hizo con esa información?
En el Ministerio nosotros estamos trabajando con datos muy antiguos. Algunos de los datos para medir el impacto en el sector cultural provienen del 2007, cuando entonces se decía que el impacto del sector cultural era de 1.2 en el PBI. En ese sentido, la encuesta nos ha dado referencias. Es básicamente una toma de pulso, no una medición directa. La información se van a publicar, entiendo que la Municipalidad Metropolitana de Lima y el Ministerio de Cultura están abocados a ello. El cálculo grueso con el que hemos trabajado para demandar recursos que mitiguen el daño en el sector cultural habla de 1000 millones de soles de pérdidas en estos dos últimos meses. Para trabajar en esa línea necesitamos mejores datos. Y eso tiene que hacerse dentro del Ministerio de Cultura. Nosotros no tenemos una relación con nuestros administrados, tenemos listados, pero sin asidero legal, para poder decir cuántos trabajadores han sido afectados. Estamos hablando de un sector con mucha informalidad y mucho trabajo temporal. Entonces, al momento de ofrecer referencias claras y medibles, encontramos debilidades que deben resolverse. Parte de este decreto de urgencia nos va a permitir construir esa base de datos.
En el debate, muchas veces la crítica al ministerio tiene que ver con una institución que ha crecido por diez años sin algo tan básico como un sistema de información cultural y un registro de creadores. ¿Es posible tomar decisiones sin esos datos?
Estoy de acuerdo. Con diez años, deberíamos ya estar presentando mejores resultados. Tenemos muchos retos y tareas pendientes. Todavía arrastramos las épocas del Instituto Nacional de Cultura. La voluntad política no es suficiente: tiene que haber formas concretas de visualizar quienes y cuántos somos, dónde estamos, a qué nos dedicamos. Y en ese enfoque estamos trabajando. Mire: la Política Nacional de Cultura tiene casi cinco años en proceso, como también nuestro reglamento operativo como ministerio. Tenemos una Ley Nacional de Museos que nunca fue reglamentada, la Ley del Artista también necesita llegar a conclusiones, igual la Ley del Libro. Puedo decirle con claridad dónde están nuestras debilidades y los temas en que debemos enfocarnos. Pero también le digo que estamos enfrentando nuestra peor etapa: una de las bases del presupuesto del Ministerio de Cultura son los recursos directamente recaudados, y en este momento calculamos tener un déficit de 100 millones de soles. Y debemos encontrar una solución pronta. No solo es lo que tenemos que hacer, sino también los trabajadores con los cuales contamos. La crisis nos afecta a todos.
¿Cómo se usarán eficientemente los 50 millones? ¿Cómo se consultará con el sector para hacer de estos fondos públicos una inversión eficiente?
El reto es enorme. Tenemos que hacerlo a una velocidad supersónica. Tenemos algunas tareas inmediatas, y la primera es establecer un reglamento, que se hará a partir de los espacios de diálogo. ¿Cómo hacerlos? También es parte de las definiciones urgentes. Hay una convocatoria para los representantes de los diferentes sectores para reunirnos desde esta semana. Si bien puede parecer que no hubo una apertura hacia la opinión pública, el diálogo nunca ha estado roto con los líderes de opinión del sector. Estamos haciendo algunos cambios en el equipo para enfrentar esta situación específica.
Un gabinete de guerra podría decirse...
Exactamente. La lucha contra el Covid requiere de comandos en todas las áreas.
Lo que se espera son golpes de efecto: ¿Qué será lo primero que hará el Mincul para implementar el decreto de amortiguamiento?
Esta crisis nos ha puesto a todos en situaciones que cambian de una hora a la otra. Tenemos una enorme tarea que atender con respecto a los pueblos indígenas u originarios. Atender temas de patrimonio, museos que tienen que reintegrarse a la actividad pública y sobre todo a la atención de sus colecciones. Entiendo que ser efectistas es importante. Convocar a la comunidad cultural es un paso. Hacer cambios en el equipo también tendrá un impacto (Nota de redacción: Hoy se ha publicado la resolución donde se anuncia que Santiago Alfaro, Sociólogo por la Pontificia Universidad Católica del Perú, con estudios de post grado en gestión y políticas culturales, será el nuevo jefe de la Dirección General de Industrias Culturales y Artes. Reemplaza al renunciante Félix Antonio Lossio). Le puedo contar que ayer hemos tenido una reunión con el doctor Salomón Lerner y su equipo de Filarmonía y hemos empezado ya a conversar formas de colaboración con para enrumbar sus contenidos a toda la comunidad interesada, con la colaboración de la Universidad Católica. Ese es un modelo de trabajo que podemos replicar con otras entidades y universidades. Sé qué es un cliché decir que las crisis nos ofrecen oportunidades, pero lo que tenemos que hacer desde el ministerio es lograr un acercamiento a nuestros administrados, no parecer indiferentes. Y menos aún indolentes. Asumir este cargo es un compromiso político. Con los años que yo tengo en el trabajo, lo menos que me interesaría es que nuestra administración fracase. En el Ministerio de Cultura hay personal de primera, gente con compromiso y sensibilidad. Tenemos que ajustar, resolver debilidades, ser más participativos, escuchar más y mejor. Y movernos más rápido.
A inicios de la cuarentena, se pensaba que el Mincul iba a entregar bonos directamente a los artistas en situación más precaria. ¿Qué pasó con esa iniciativa?
Allí hay varios malentendidos. En Ministerio de Cultura no podría haber entregado fondos. Para hacerlo habría tenido que realizar una serie de modificaciones legales. Lo que nosotros procurábamos hacer era hacer un listado de aquellos individuos que asumiendo una relación con el sector cultural, evidenciaran una situación crítica. Nosotros hemos preparado esos listados, los revisamos y contrastamos para entregarlos tanto al MIDIS como al Ministerio de trabajo para que, a través de los bonos que estaban canalizando, las personas sean atendidas. En general, los bonos no se han propuesto como bonos sectoriales. Todos los individuos que hacen un reclamo por su situación, serán atendidos dentro de este bono universal. Incluso aquellos que no aparezcan en los listados, podrán entrar a plataformas que les permitirán ser considerados. Por otro lado, el apoyo del DU-058 es un apoyo al sector, para no permitir que el sector colapse, para permitir que la cadena de pagos se mantenga. Para que aquellos a quienes la crisis ha impactado en su desempeño, desarrollo, sean atendidos tras plantear un plan de reactivación. Los detalles de esta asignación económica se definirán a partir del consenso.
¿Cuándo el gremio cultural verá ya operativas estas ayudas?
Con la promesa de que vamos a ser súper rápidos, tenemos el 10 de junio como plazo para definir el reglamento. De tal manera que los recursos empiecen a ser accesibles en los próximos tres meses, como máximo. Una asignación de amortiguamiento no es una solución a largo plazo. Tiene que entrar a responder de inmediato. Contamos además con 120 días para construir nuestra base de datos. Tenemos mucha presión, mucho trabajo, y queremos cumplir en lo que nos hemos embarcado. Recordemos también que parte de este fondo está dirigido también al patrimonio inmaterial, a todos los que atesoran conocimientos en el mundo tradicional. A los danzantes, a los colectivos, a los individuos que son parte de la transmisión y la protección de este patrimonio. El objetivo, definitivamente, es que estos fondos lleguen a todo el país.
Hace unos días hicimos una encuesta entre creadores y les pedimos que nos compartieran preguntas para hacérselas llegar a usted. Le transmito la del dramaturgo Eduardo Adrianzén: Teniendo en cuenta que el teatro es una de las industrias culturales en situación más precaria. ¿Qué se le puede ofrecer al gremio de los artistas escénicos?
La inventiva de la sociedad está permitiendo llevar el teatro de manera virtual. Tenemos que comenzar a trabajar para recuperar los espacios escénicos. Seguramente con auditorios mermados, por el distanciamiento social, y siguiendo los protocolos con el MINSA. Se puede pensar en que así como en los teatros, en los museos, o en otros espacios públicos, se va a poder recuperar las actividades en la medida en que esta pandemia entre en una fase de manejo adecuado. Dentro de los mecanismos del decreto de Urgencia 058 está la adquisición de contenidos culturales, lo que podría ser otra vía para atender a los grupos teatrales. Tengo la confianza de que esta pandemia va a pasar, no es la primera que enfrentamos en nuestra historia. Es cuestión de tiempo, de plantearnos propuestas que mitiguen la falta de conexión con el público, a través de los medios digitales, o planteando el apoyo que pueda venir del ministerio de Cultura.
Los editores de las editoriales más grandes del país, Jerónimo Pimentel (Penguin Random House) y María Fernanda Castillo (Planeta) preguntan por el lugar de los libros en las políticas del ministerio. ¿Se ha pateado para una fecha indeterminada una próxima y definitiva Ley del Libro?
No debería patearse hacia ningún lado la Ley del Libro. Es algo en lo que se está trabajando y hay avances. Estamos procurando la forma de distribuir de una forma consensuada los recursos. Esperamos llegar con equidad a todos los sectores. Con respecto al Libro, debemos mencionar que tenemos 16 millones en el MEF para ser canalizados y atender a la industria editorial en el país.
Rember Yahuarcani, pintor amazónico, pregunta: ¿Cuándo estará un indígena a la cabeza del Viceministerio de Interculturalidad? Con ello manifiesta su malestar por la lentitud con que se han tomado acciones para atender a la sociedad indígena.
Mire, humanamente considero que es un malestar que no se puede borrar con las palabras que yo pueda decir. Pero esa posibilidad, es realista: ya hay ciudadanos indígenas trabajando dentro del Viceministerio de Interculturalidad y hay expectativa de que uno de estos profesionales, con su preparación, convencimiento y búsqueda de los intereses de los pueblos originarios asuma la dirección. El cuándo no puedo especificarlo, pero es un camino ya bastante recorrido. Y no debería sorprendernos que se consiga pronto.
Mañana (hoy) está citada al Congreso para hablar sobre un personaje antes desconocido y hoy en boca de todos: Richard Cisneros o Richard Swing, como se hace llamar en el mundo artístico. ¿Podemos confiar que el Ministerio de Cultura no sirve de caja chica para colaboradores de la pasada campaña electoral?
Yo lamento la situación que se ha generado. Lo lamento bastante. El costo al sector de este escándalo es tremendo. Desde mi responsabilidad política, he tomado las medidas para que esta situación sea atendida adecuadamente. Se ha cancelado esta contratación y se han abierto los archivos del ministerio para que todos los contratos y los informes sean accesibles. Les hemos dicho a la Contraloría y al Congreso que tienen las puertas abiertas. Hemos hecho accesible toda la información. Y he pedido que la investigación se ahonde, no solo en el proceso de la contratación sino en las evaluaciones u justificaciones que se hayan hecho. Toda la información sobre este caso y las consultas que el público demanda están abiertos para el escrutinio de todos.
¿Puede decirnos quien es el responsable detrás de esta contratación?
Legalmente no podemos simplemente acusar. Existe el debido proceso que se debe respetar. Pero nosotros hemos tomado acciones para alejarnos de la posibilidad no solo de ser “la caja chica”, sino una mesa de partes para atender contratos de este tipo. Le puedo asegurar que, dentro de mi administración, situaciones como esta no se darán. Debemos funcionar de forma transparente, la corrupción y el mal manejo de los recursos no son parte de lo que hacemos.
Puedo adelantarle también que ya me he disculpado con el Congreso, pues no voy a poder asistir el día de mañana. Nosotros tenemos una sesión prolongada con el Gabinete y con el Premier antes de prepararnos para la sesión del día jueves.
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