Ricardo Hinojosa Lizárraga

Cuando pensamos en puede que dudemos entre una banda que se fue o una que sigue presente, puede que regresemos a los recuerdos de los 90, bailemos y los tengamos vibrantes nuevamente. Puede ser también que algunos piensen que se quedaron mirándonos desde allí. Puede que haya otros que sepan que el 2014, tras 3 años de pausa para limar asperezas, regresaron llenos de energía, con que hacen pensar mientras llevamos la fiesta al máximo. Andrea y Héctor, piedras angulares del proyecto, aprovecharon la pausa para desarrollar su propio trabajo, conservaron y potenciaron sus virtudes e ideales y se reencontraron para retomar Aterciopelados, siendo cada uno un motor más potente y rugidor de lo que fueron en los 90.

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Hoy, subsanadas las diferencias, demuestran que no son una banda atada al pasado. El 2021 lanzaron Tropiplop, disco que reactiva lo mejor de su artillería y lo amalgama con nuevas propuestas sonoras, tan festivas como detonantes para construir un mensaje coherente y progresista más allá de la música. Antes de su regreso a Lima, El Comercio conversó con ambos artistas sobre los nuevos retos de su música, los detalles detrás del documental de NatGeo y las nuevas energías del activismo del que fueron precursores.

Temas como el empoderamiento femenino o la responsabilidad con la naturaleza y el planeta fueron para ustedes muy naturales casi desde el principio, cuando pocos cantaban aún sobre eso. Hoy son temas recurrentes. ¿Cómo es para ustedes hacer música que pueda ser divertida y, a la vez, tener mensaje y responsabilidad?

ANDREA: Como dices tú, es lo que Aterciopelados siempre ha hecho. Canciones como “Cosita seria”, que es del 96, podría ser el himno de #MeToo. Es bonito sentir que fuimos como adelantados. Pero ahí seguimos. Héctor Vicente tiene toda una propuesta ambiental, tiene el canto al agua, sigue escribiendo canciones súper hermosas sobre esos temas. Y yo más con el lado feminista, pues ahí también seguimos. Del Tropiplop hay una canción que va con ello, “Antidiva”, y el 25 de diciembre lanzamos el proyecto “Ovarios Calvarios”, con tres canciones contra la violación y una exposición de cerámica, que es lo que yo hago también hace varios años. Esto es un mensaje para nosotros, siempre ha sido importante. Yo creo que somos medio hijos de la canción protesta de Violeta Parra, de Víctor Jara, entonces siempre hemos estado en eso. Y, como dices tú, es importante que todos estos mensajes tengan lúdica y ritmo y estéticas que, a la vez que van en contra del estereotipo, también sean chistosas, coloridas, atractivas de alguna manera.

HÉCTOR: Sí, ahí seguimos. Como hemos visto que, efectivamente, hay mensajes que años más tarde tomaron mucha relevancia, entonces yo también estoy revisando que lo que estamos diciendo ahora sea para el futuro. Hay que pararle bolas a esos mensajes. Está el feminismo, la ecología, el calentamiento global, pero también vienen otras preocupaciones más para el futuro: el globalismo, la pérdida de las libertades, lo que vivimos con la pandemia. Creo que ese es un tema que estamos tocando y hay que pensar en eso para el futuro. Ahí seguimos muy activos, con ganas de escribir cosas y de hacer colaboraciones y también de influir con lo que viene y que será la web 3.0, las nuevas herramientas de la música o los multiversos (risas). Vamos a ver qué pasa.

Estos temas suelen abrir debates constantemente. ¿Es complicado enfrentar a quienes se resisten a cualquier cambio? Colombia, Perú, Latinoamérica en general, viven tiempos complicados, política y socialmente…

HECTOR: Sí, precisamente la canción que lanzamos en BIOS, “Síganme los buenos”, habla de eso. A veces nosotros estamos enfrentados por lo que pasa en nuestros países, por la política, la religión, las creencias, hasta por equipos de fútbol. Mientras tanto, se siguen vulnerando nuestros derechos, seguimos pagando impuestos altos, siempre estamos cada vez más complicados. La forma de encontrar un sustento digno y las libertades se van perdiendo. El mensaje de la canción es ese: que no nos dejemos enredar en esos conflictos entre las diferentes creencias o “ismos”. Si no, más bien, hay que ver cómo nos organizamos y entre todos buscamos soluciones, maneras de vivir más dignamente, tener más derechos, encontrar caminos para un país o un planeta con más justicia, más equidad, en paz con la naturaleza. Pero todos, no nos enfrentemos más. Mientras nosotros lo hacemos, la élite y quiénes mueven los hilos siguen aprovechando y echando mano.

Andrea, tú vienes de participar en el Equal, un festival de voces femeninas, y tienes tu proyecto Ruiseñora. ¿Qué tan importante es destacar el rol de las mujeres en la música actual, tomando como referencia lo que has hecho con Aterciopelados y muchas de sus letras combativas?

ANDREA: Pienso que las voces femeninas son muy importantes, que afortunadamente cada vez hay más y más espacios conquistados por mujeres. Entonces, pues se genera como este tipo de invitaciones. Desde el año pasado, que hubo un Playlist de mujeres de Spotify y este año hicieron el Equal. Es muy bueno que haya más chicas, sin duda, y por ahí en esos eventos uno las conoce, porque también vive como bastante aislado con su grupo y con la gente con la que trabaja.

Por tu lado, Héctor, has llevado adelante el concepto “Conector”, muy vinculado a la tierra y a su cuidado. ¿Cómo enfocas hoy este tipo de iniciativas dentro de Aterciopelados?

HÉCTOR: Bueno, por el tema de la ecología y el cambio climático, lo bueno es que ya son muchas las voces que se han venido movilizando, hay más conciencia global y en Colombia ya son muchas las ciudades que salen a marchar, miles de personas, para defender sus territorios. Aquí, en ciudades como Bucaramanga o Ibagué, han salido a marchar 20 mil personas, lo que hace 20 años era impensable. Entonces, hay una conciencia importante de la defensa del territorio, del agua, de los ecosistemas y la biodiversidad que estamos convirtiendo en música. Los líderes globales son una decepción. Van en aviones privados a las cumbres por el cambio climático, contaminando mucho más. Es una cosa absurda.

Andrea Echeverri y Héctor Buitrago estrenaron un documental para NatGeo. (Foto:@aterciopelados)
Andrea Echeverri y Héctor Buitrago estrenaron un documental para NatGeo. (Foto:@aterciopelados)

En el documental biográfico de Nat Geo, aseguraron que la separación temporal que tuvo el grupo, entre el 2011 y el 2014, los ayudó a reencontrarse con ustedes mismos, sentir seguridad para sus propios proyectos. ¿Qué nuevos bríos le devuelve estas sensaciones personales al grupo o a sus momentos de creación colectiva?

ANDREA: Yo creo que fue súper chévere, porque estábamos enfrentando como un momento conflictivo y también de mucha repetición y como que ya… entonces, entre seguir tocando como hacen muchos grupos, que más o menos se dan puños en el escenario, pues resolvimos no vernos por 3 años y cada uno se metió en su proyecto solista e hizo lo que el otro hacía. Entonces, yo produje, Héctor cantó y luego como que, cuando nos juntamos, fue delicioso delegar también y volver, en mi caso, a lo que uno mejor sabe hacer. Pero ya entendiendo lo complicado que es lo que el otro también hace. A mí me parece que todo fue muy positivo, tanto del momento en que estuvimos separados como luego cuando nos volvimos a juntar. Y ahorita está como bueno, ¿No Héctor “V”?

HECTOR: Sí, claro. Ponerse en los zapatos del otro nos permitió, primero que todo, mirarlo desde otra óptica, valorarlo y pues también, sí, realizar ese ejercicio de atreverse a hacer otras cosas. Eso también fue valioso para lo que hicimos una vez que regresamos. Entender más y poner a funcionar eso que aprendimos y que experimentamos en esa época. Otra cosa chévere de poder mirar tanto hacia atrás y releer el pasado es que agradecemos, porque realmente el camino de la música ha sido muy amoroso con nosotros. Nos ha dado muchas cosas a nuestras vidas y nos ha permitido vivir de la música, viajar, conocer mucha gente, y en este momento la música nos sigue dando muchas alegrías, entonces agradecemos ese camino. Mirar tantas veces hacia atrás nos hace agradecer cada vez que lo vemos.

¿Qué significó para ustedes un documental como este de NatGeo, en el que cuentan detalles tan personales? Ustedes muestran sus vulnerabilidades y momentos complicados. ¿Puede decirse que el aprendizaje de aquello se refleja en la nueva etapa?

ANDREA: (Dos segundos de silencio. Luego, risas) Al principio, como que uno no sabía en qué se estaba metiendo. Vimos la referencia previa de esos documentales con Charly, Spinetta, Cafeta… Uno decía “Estar aquí es un lujo”. Y entonces, nos fuimos dando cuenta de que era diferente a cualquier entrevista que hubiéramos hecho antes, y en realidad sí hay un grado de investigación y dedicación muy altos, entonces fue mucho trabajo también. Creo que los de nuestra oficina trabajaron tantísimo recopilando archivos, buscando cosas que no hubieran salido anteriormente, y luego con nosotros también fue fuerte, porque fueron muchas sesiones de entrevistas. Como dices tú, Ricardo, al principio uno estaba muy reacio a contar incidencias y ciertas cosas, pero tanto insistieron y nos llevaron a unos lugares que hacían como flashbacks para nosotros, y que se sintiera uno como otra vez en el pasado. Entonces, ahí fueron logrando que nos fuéramos aflojando y dijéramos de todo. Y al final, dijimos de todo.

HÉCTOR: Sí, afortunadamente hemos tenido, desde que nos volvimos a juntar luego de esos 3 años, muchas visiones hacia el pasado. Entonces, ya habíamos hecho un documental, hicimos “El reluciente”, que fue volver a traer canciones que no habíamos tocado hace muchos años. Entonces, íbamos como mirando hacia atrás y esta serie de todos modos fue ir más profundo. Sin embargo, ya como que estábamos en esa dinámica de mirar hacia atrás, miramos las cosas más frescas, ya habíamos recordado muchas cosas, visto material, entonces no fue que nos agarraron tan de sorpresa, felizmente (risas). Ha sido una época de mirar el pasado, porque igual ya llevamos casi 30 años juntos y es inevitable no hacerlo en este momento.

Justo en ese punto se detiene mi pregunta final. Están a punto de cumplir 30 años desde que iniciaron este proyecto de vida llamado “Aterciopelados”. ¿Qué sensaciones les deja mirando hacia atrás y, por supuesto, hacia adelante en ese recorrido?

ANDREA: A mí me gusta. Me gusta como tener todos esos años ahí en el morral, en la mochila. Siento que hemos construido muchas cosas importantes y que en este momento estamos chévere, creativos, disfrutándonos, con ganas de hacer cosas. Entonces, creo que, desde este lugar del presente, creativo y productivo, es bonito mirar atrás. Sería diferente si uno ahorita no estuviera haciendo nada o viviera solo del recuerdo. Es bonito ese balance, recordar esa cantidad de cosas que hemos hecho importantes y las que nos faltan hacer.

HÉCTOR: Si mirar atrás y seguir escribiendo y creando e, incluso, seguir diciendo cosas que no tengan que ver con lo que decíamos antes, y seguir avanzando con ideas y pensamientos, y saber que estamos creativos y tenemos la posibilidad de seguir diciendo cosas y que nuestro pensamiento sigue siendo alternativo. Es muy chévere. Lo importante es que no estamos repitiendo algo que pasó, no somos como esos grupos que vuelven y sacan una misma canción o revisitan su material, sino que siempre vamos a ir haciendo experimentos y pruebas a ver hacia dónde vamos ahora.

ATERCIOPELADOS EN VIVO EN LIMA
(con shows previos de Rafo Ráez & los Paranoias, Atómica y Bang4)

DÍA: sábado 11 de junio 

LUGAR: Teatro Leguía 

DIRECCIÓN: Avenida Arequipa 834, cercado de Lima. 

HORA: 7.00 p.m. 

ENTRADAS: Teleticket: https://teleticket.com.pe/evento/aterciopelados-teatro-leguia  

(con shows previos de Rafo Ráez & los Paranoias, Atómica y Bang4)

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