No viene de una familia de músicos, ni mucho menos. “Yo soy cero ‘nepo baby’ –dice Andrea Martínez–. La verdad es que es un orgullo decir que me he hecho sola, desde mi cantera”. De su antiguo barrio, en Carabayllo, solo recuerda una figura que podría ser visto como ejemplo. “Había un chico que pertenecía a una de las agrupaciones de los Wachiturros. Es lo único que tenía como referencia musical”, cuenta.
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Eso sí, desde los 11 o 12 años comenzó a cantar, a probar instrumentos, y luego estudió Música en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En cuanto a influencias, Martínez posee un apetito ecléctico, que va desde Chabuca Granda hasta la islandesa Björk, pasando por el género que ahora intenta revivir: la muy noventera tecnocumbia.
“Con la selva he tenido experiencias lindísimas, pero también duras. Pero siempre me atrajo su riqueza estética, cultural, música, su misterio. Y empecé a alucinar que la selva es mujer, así que fui a buscar a sus representantes mujeres, como Rossy War y Ana Kohler”, explica. Con ellas, justamente, ha grabado sus dos últimos lanzamientos: “Bombo Vaivén”, junto a Rossy, y “Heya”, junto a Ana.
Dos temas interesantísimos que mezclan el espíritu amazónico vibrante con la onda más ‘acid pop’ que Martínez ha desarrollado anteriormente. Curiosamente, ambos temas son bastante diferentes, reflejo de las artistas con las que ha colaborado. “Rossy es un alma rockera, más visceral; Ana es más luminosa, energética, habla y baila un montón”, cuenta sobre las icónicas artistas que también la han acompañado en sendos videoclips de muy cuidada factura.
CARRERA ASCENDENTE
En el 2020, Martínez se estrenó con un primer disco titulado “Drama”. En él surcaba diferentes estilos para desgarrar partes de sí misma y exponerse sin reparos. “En esa época estaba enfrentando cosas personales y profesionales, así que puse toda esa incertidumbre en el concepto del álbum. Ahora sigo con incertidumbre [risas], pero ya lo tomo más zen, con más paz y confianza”, explica. “He superado el drama”, agrega, relajada.
Con esa primera placa lanzada en el año álgido de la pandemia, Martínez debió esperar un par de años para cosechar sus frutos. En 2022, su éxito comenzó a florecer: colaboró con las mexicanas Carla Morrison y Vanessa Zamora, le abrió un concierto a la banda argentina Bándalos Chinos, y fue telonera nada más y nada menos que de Coldplay, cuando la banda británica se presentó en setiembre de ese año en el Estadio Nacional.
Y pese a que el público conciertero puede ser bastante cruel con los artistas teloneros, ese no fue el caso de quienes vieron cantar a Martínez. “La gente fue muy generosa conmigo. Como tú dices, a veces al público no le importa cuanto toca un telonero: lo ven como el momento para tomar su chela o hacer la cola para comprar el choripán. Pero el aura de esa noche fue distinta. Mis redes sociales se llenaron de mensajes de personas que me decían que no me conocían, pero habían terminado cantando conmigo. Para mí ese es un halagazo”, señala la artista.
Y como la creatividad de Martínez no para, asegura que ya ha comenzado a trabajar en el material para un tercer disco. El segundo –el tecnocumbiero– será lanzado en marzo del 2025 y se encuentra en etapa de posproducción. “Estas dos primeras canciones [con Rossy y Ana] han servido para rendirle tributo al género y saber que estoy legitimada para empezar con el proyecto. Lo que viene es más trabajo de campo, tocar mucho en todo el Perú e internacionalizarme”, concluye. No hay que perderla de vista.
Andrea Martínez se presentará en La Noche de Barranco el viernes 15 de noviembre junto a Sayita, Gonchatumare y Vale Silvera. Entradas al WhatsApp 987-520-510