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¿Por qué Los Fabulosos Cadillacs aún no han compuesto un nuevo álbum? Habla Flavio Cianciarulo, compositor de “Matador” y “Mal Bicho”
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A mediados de los años ochenta, Buenos Aires hervía. La dictadura había quedado atrás y figuras como Videla y Massera —dos de los nombres más oscuros del régimen cívico-militar— enfrentaban cadena perpetua. La democracia regresaba entre crisis económicas y la necesidad urgente de darle voz a una nueva generación. En ese clima surgieron Los Fabulosos Cadillacs.
Influenciados por Madness y The Specials, arrancaron con ritmos ska y punk. Ninguno sabía demasiado de música, pero ensayaban con la inventiva de Cianciarulo y Vicentico, que ponían letras e ideas sobre la mesa. Un año después presentaron Bares y Fondas (1986), su primer disco, y comenzaron a consolidar lo que Vicentico bautizó como el “baila y cállate”, sello que pronto los haría populares.

Tras algunos álbumes de mediano a gran éxito llegaron “Matador” y “Mal Bicho”, dos de las canciones más emblemáticas escritas por Cianciarulo. Matador, lanzada en 1993 dentro del compilado “Vasos vacíos”, cruzó fronteras con su ritmo contagioso y la historia de un militante perseguido. “Mal Bicho”, incluida en “Rey Azúcar” (1995), fue un llamado directo contra el racismo y la intolerancia.
“Fuimos muy resistidos porque veníamos después de una época de gran complejidad musical. Nosotros volvimos a la síntesis: canciones de tres minutos, pop, punk, new wave. Y aunque nos criticaban porque ‘no afinábamos’ o ‘no tocábamos bien’, no nos importaba. El arte puede ser complejo y perfecto, o visceral y crudo; ambas formas son válidas”, dice Cianciarulo.

Nuevos tiempos
Con el paso de los años, los discos se hicieron menos frecuentes. Tras la intensa producción de los noventa, la banda comenzó a tomarse pausas más largas entre lanzamientos. Su última gran obra, “La salvación de Solo y Juan” (2016), fue una ópera rock ambiciosa, un relato conceptual que consolidó su madurez artística. Nueve años después, el público aún espera su próxima gran producción.
“Demoramos en hacer nuevos proyectos porque tenemos otros ritmos. Eso también nos permite sobrevivir como banda —explica Cianciarulo—. Además, al último disco le pusimos mucho énfasis y creemos que todavía tiene mucho por descubrirse con el tiempo.”

El peso de las giras también influye. Los Cadillacs recorren escenarios en todo el continente, y esa vida en movimiento deja poco espacio para sentarse a componer. Aun así, Flavio asegura que la chispa nunca se apaga: las ideas aparecen en papeles sueltos, en un cuaderno o directamente con la guitarra, y más tarde llegan a la sala de ensayo para transformarse en canciones.
“A veces las anoto, a veces voy directo a la composición. Hay grupos que prefieren trabajar en conjunto; yo siempre me sentí más cómodo como autor individual, llevando una canción más terminada a la sala y luego dejar que la banda la moldee”, cuenta.

Hoy, con cuatro décadas de carrera, Los Fabulosos Cadillacs combinan proyectos personales con la vida en común. Las nuevas canciones, asegura Cianciarulo, “llegan en el momento justo”. Y, aunque no haya nuevos proyectos próximos a ser publicados, la agrupación se prepara para repasar una vez más sus grandes éxitos en Lima, una ciudad que conoce de memoria los coros y estribillos del León del Ritmo.
Lugar: Costa 21
Fecha: 13 de noviembre
Horario: 8:30 p.m.
Entradas disponibles en Teleticket. Suscriptores Club El Comercio cuentan con un 15 % de descuento












