En medio de la transición entre el sonido melancólico de Nirvana y el humor escatológico de Blink 182 se encuentran las canciones de The Offspring, quienes renovaron en los 90 el punk norteamericano con una propuesta dinámica e irreverente que funciona hasta ahora. Con más de 40 años de trayectoria musical, el espíritu californiano que tanto los caracteriza aún los mantiene usando ropa holgada, gafas de sol en recintos cerrados y un skate o tabla de surf guardado en el backstage por si la situación amerita usarlos.
“Nuestro tipo de música y los deportes van de la mano, aunque ahora ya no hago skate, sino más surfing o snowboarding porque me rompía los dedos patinando y eso no es bueno para un guitarrista. En conjunto, aún amamos la playa y todo lo que nos recuerde a los panoramas californianos”, menciona Noodles en entrevista con El Comercio.
A pesar de que varios miembros de la banda superen los 50 años, aún mantienen la energía que los caracteriza, ahora bajo el movimiento del punk revival que intenta mantener en vigencia a este género musical. “Hace un tiempo dijimos que los 90 fueron mejores, y es porque en esos tiempos estábamos desapegados a las cosas que pasaban, además que es difícil recordar malos momentos, pero no soy nostálgico, el presente nos gusta, grabar nuevas canciones y enfocarnos en lo que hacemos, pero siempre es divertido rememorar cosas que ya pasaron”, comenta el guitarrista Noodles, quien recuerda que antes del cambio de siglo fue apuñalado durante su concierto benéfico antinuclear en Hollywood.
Otro gran evento en el que participó la banda fue su actuación en el recordado Woodstock 99, donde durante tres días las bandas más populares del momento se reunieron en un espectáculo que terminó en un gran incendio. Aunque muchos culparon principalmente a la música de Limp Bizkit por iniciar la vandalización del recinto, otras bandas, en su mayoría de metal y punk, también fueron señaladas, como fue el caso de The Offspring. Este estigma hoy queda como una anécdota más en las experiencias durante su trayectoria musical.
Al igual que cada concierto que brindan en todo el mundo, la agrupación mantiene la extravagancia desde sus comienzos, tras crearse la banda con la unión de un panadero y baterista (Ron Welty) ―reemplazado por Brandon Pertzborn―, un conserje de colegio y guitarrista (Noodles), un biólogo molecular y vocalista (Dexter Holland) y un destacado estudiante y bajista (Greg Kriesel), este último reemplazado múltiples veces hasta ahora donde el multiinstrumentalista Jonah Nimoy cubre este puesto.
Punk por el mundo
Las tres veces que The Offspring llegó al Perú, fueron las tres veces que declararon que aquí se encontraba la mejor cerveza del mundo, los mejores fans y la mejor comida. “¿Qué más puede pedir un artista en sus giras?”, menciona Noodles al recordar que siempre tocan los temas “Bad Habit” y “Come out and play” en Lima. Ambas canciones pertenecen a “Smash” (1994), álbum más recordado de la banda que los mantiene encabezando el movimiento de pop punk norteamericano.
“El verdadero punk surge desde la escena underground, pero no siempre debe estar basado en guitarras y baterías. Últimamente se ven más nombres de bandas punks en los festivales lo que es bueno porque obliga a la gente a salir más y tomar un par de cervezas mientras escuchan música nueva y disfruta de una buena experiencia musical”, explica Noodles.
Aunque su presencia en varios festivales -y tres veces en Perú- sea casi obligatoria para agregar intensidad a los eventos que acaban en grandes pogos, su discografía se cuenta con los dedos de la mano. Su último álbum “Let the Bad Times Roll” (2021) demoró casi diez años en salir, aunque su próxima producción parece estar más cerca que nunca.
“Nunca debimos reírnos de Guns N’ Roses por tardar en sacar su álbum “Chinese Democracy” porque ahora nos está pasando a nosotros. El último disco demoró demasiado en salir, lo admitimos, pero casi estamos terminando este nuevo con el álbum, lo que reduce a tres años la espera, la siguiente vez, prometemos que no va a ser tan larga la demora”, concluye Noodles.