Alexander Pichushkin es apodado como “el asesino del ajedrez”. Su nombre recuerda uno de los episodios más trágicos y dolorosos en Rusia, pues confesó a las autoridades el homicidio de 61 personas y estaba a tres de completar su objetivo: equiparar los asesinatos con las 64 casillas de un tablero de ajedrez.
El hombre pensaba sus movimientos, como si estuviera en una partida, para evitar ser descubierto.
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Estuvo oculto por varios años cometiendo las barbaries en el parque Bittsevsky, de Moscú. Hasta 2006 fue detenido y condenado de por vida, como reseñaron distintos medios.
Infancia en el parque
No conoció a su padre, debido a que abandonó el hogar cuando era muy pequeño. Así que su mamá y abuelo se encargaron de la manutención.
Lo llevaban de manera frecuente al parque Bittsevsky. Podrían pasar tardes enteras allí. Él jugando y corriendo por las zonas verdes y su abuelo tratando de seguirle el paso.
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Pichushkin era un “joven agradable, siempre educado y alguien que amaba a los animales”, según recordó Svetlana Mortyakova, en charla con el diario ‘The Guardian’.
Ella vivía en el mismo edificio del hombre y constató un día el sufrimiento que le causó la muerte de su gato. Alexander no paraba de llorar por la pérdida de su mascota y compañero.
Su madre dijo, tiempo después, que él comenzó a cambiar cuando se cayó de un columpio y se golpeó fuertemente su cabeza. También, atribuyó su comportamiento asesino al estado de ‘shock’ por la muerte de su abuelo.
El primer asesinato
A sus 18 años se enamoró profundamente de una joven. Ella no sintió lo mismo y decidió evitar cualquier acercamiento.
Eso le generó a Pichushkin un sentimiento de venganza que expulsó al asesinar al novio de la chica en 1992. Lo lanzó por la ventana y la policía no encontró mayores indicios por lo que calificó el hecho como un suicidio.
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Luego, asesinó a la mujer y desapareció su cuerpo. Años después se supo que reposaba debajo del parque en el que tanto jugaba.
La seguidilla de casos
Alexander trabajó en un supermercado de Rusia. Ninguno de sus compañeros y clientes creía que en su cabeza rondaban pensamientos malignos.
“Para mí, la vida sin matar es como la vida sin comida para ustedes. Me sentí el padre de todas las personas asesinadas, ya que yo les abrí la puerta a otro mundo”, comentó en sus comparecencias judiciales, reseñadas por ‘The Guardian’.
Entre 2001 y 2006 asesinó a más de 40 personas. Y, según sus declaraciones, cada caso le “trajo un placer, comparable a un orgasmo”. Su actuar se basó en golpear con objetos contundentes a los transeúntes del parque, en su mayoría mujeres, o en ahogarlos.
Modus operandi
“La mayoría de los cuerpos los ahogué en pozos de alcantarillado. ¿Por qué maté? No sé. No tenía sentido la vida para mí sin esto”, señaló.
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Una mujer sobrevivió a sus intenciones. Estaba afligida por terminar con su novio y en el parque se encontró a Pichushkin, quien trató de consolarla dando un paseo por los senderos.
”Vi una tapa de alcantarilla abierta. Él me agarró del cabello y empezó a golpearme la cabeza contra la tapa de hierro”, reveló María Viricheva, citada por el diario ‘Daily Mail’.
Ella cayó al pozo con heridas muy graves y vio cómo su agresor huyó. Sin embargo, logró salir y fue trasladada a un hospital.
Aunque denunció el caso, las autoridades no le prestaron atención. Luego, el uniformado que recibió su declaración fue a la cárcel por negligencia cuando el criminal fue descubierto.
De acuerdo con lo conocido, otras muertes se produjeron cuando el hombre fingía estar muy devastado por la pérdida de otra de sus mascotas: un perro.
Invitaba a la gente a tomar un trago y acompañarlo en su dolor. Los ‘atrapaba’, los golpeaba con un martillo y acababa con su vida.
También provocaba heridas en el cráneo con palos y botellas. No utilizó armas de fuego para cometer sus aberrantes homicidios.
La caída
Alexander invitó a salir a Marina Moskaleva, una joven que también trabajaba en el supermercado. No obstante, la mujer avisó a sus conocidos que iría con el hombre y dejó escrito su nombre y número de contacto. La precaución no fue para menos.
Marina desapareció. La policía, con los datos que ella misma había dejado, ubicó la casa de Pichushkin y encontró un tablero de ajedrez que estaba con 61 casillas llenas con monedas; solo le faltaban tres para completarlo.
En su primera comparecencia ante los fiscales reveló todo.
“Soñaba con superar a Chikatilo y pasar a la historia”, dijo el fiscal de Moscú Yury Syomin en su juicio. Vale decir que Chikatilo fue otro asesino en serie de Rusia, al cual se le atribuyó la muerte de 52 personas.
“Está bien que me hayan detenido, nunca habría dejado de asesinar, hubiera matado a unas cuantas decenas de personas más”, dijo.
A pesar de su confesión por el asesinato de 61 personas, las autoridades solo lo culparon por 48, debido a que varios cuerpos no se lograron ubicar.
Alexander Pichushkin fue condenado el 24 de octubre de 2007 a cadena perpetua y se encuentra recluido en una cárcel de Rusia.
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