La muerte de Benedicto XVI ha puesto a la Iglesia Católica frente a varias circunstancias inéditas. Por primera vez en casi 600 años un Papa reinante oficia el funeral de un emérito y sus exequias no darán lugar a un cónclave para elegir a un sucesor. Su deceso también tendrá impacto en el papado de Francisco, que por cerca de 10 años dirigió la Iglesia Católica con la anomalía de tener a dos pontífices en el Vaticano.
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Aunque cuando renunció a su papado en febrero del 2013 prometió permanecer en el Vaticano “oculto del mundo”, Benedicto XVI escribió, dio entrevistas y recibió a visitantes, lo que dio aliento a un sector conservador de la Iglesia que decía preferir al pontífice emérito en lugar de Francisco.
Por ello, es inevitable preguntarse cómo queda la figura de Francisco y su papado tras el fallecimiento de Benedicto XVI. Para el historiador italiano Gerardo Ferrara, representante de fundaciones de habla hispana en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma), la respuesta es simple. Considera que, pese a la polarización que ciertos sectores han querido sembrar en los últimos años, el rol del pontífice argentino nunca ha estado en discusión.
“Yo creo que la figura de Francisco queda igual que antes. Algunos sectores hablan de una polarización en la Iglesia entre quienes están a favor de Benedicto XVI y los que están a favor de Francisco, pero esto no es así. Para quienes somos católicos de verdad el Papa es uno y todo este tiempo ha sido Francisco el pontífice porque Benedicto XVI renunció”, dice a El Comercio.
Aunque la figura de Benedicto XVI era un poco particular porque era un papa emérito que vivía en el mismo territorio del Vaticano en el que estaba el papa Francisco, el experto considera que el emérito era un soporte de oración para el pontífice en funciones.
“Las dos figuras no se pueden comparar. Francisco y Benedicto XVI siempre han sido dos caras de la misma moneda porque encarnaban dos aspectos distintos del apostolado, del ser católico, pero toda la Iglesia Católica se reconoce en un Papa y ese es Francisco”, agrega.
La sombra de una renuncia
Otra pregunta que ha reflotado con el deceso de Benedicto XVI es la que plantea una eventual renuncia del papa Francisco, más aún considerando los rumores sobre el tema que se acrecentaron en el 2022. Mirticeli Medeiros, investigadora sobre la historia del catolicismo en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, enfatiza que Benedicto XVI fue el primer Papa en la historia reciente en retirarse del cargo.
“No fue el primero en renunciar, pero sí el primero en crear una ‘institución’ llamada ‘papado emérito’. Su gesto revolucionó el papado. Primero, porque abrió la puerta a un cambio general, a través de la elección de Francisco. En segundo lugar, al renunciar a un cargo tradicionalmente vitalicio, también pone en juego el papel ‘monárquico’ del Papa”, dice a este Diario.
Explica que la renuncia al pontificado es una posibilidad prevista por el Código de Derecho Canónico, pero que ningún pontífice en la era moderna había tenido el coraje de dar este paso. Pablo VI incluso preparó una carta de renuncia, pero terminó manteniéndose en el cargo hasta su muerte.
“La renuncia de un Papa, en los tiempos que vivimos hoy, es, sin duda, una señal de que la Iglesia Católica, desde un punto de vista jerárquico, está quizás abierta a experimentar un cambio. Pero creo que esto solo se hará más evidente después de Francisco, el cual ya ha señalado que está abierto a esta posibilidad. Lo de Benedicto fue un papado de transición, y como todo papado de transición preparó la Iglesia para los cambios que vemos ahí, ahora”, apunta.
Por su parte, Ferrara señala que le impactó mucho la imagen del papa Francisco de los últimos días. “Él también está enfermo y tiene problemas de salud. Me ha dado la impresión de que la muerte de Benedicto XVI hubiera impactado mucho en él porque en este momento es probable que hubiera querido tener la cercanía de Benedicto XVI. Francisco y Benedicto XVI se mantuvieron muy cercanos en los últimos años. Yo creo que en este momento un creyente tiene que considerar a Francisco como una persona, un hombre y un padre que necesita el soporte de sus hijos en un momento histórico como este”, agrega.
Sobre qué viene para el papado de Francisco, Ferrara enfatiza que es difícil saberlo pues el pontífice argentino ha sido una sorpresa tras el estilo de los pontífices europeos. Para el experto, se tenía una idea eurocéntrica del catolicismo y en este aspecto Francisco y el mismo Benedicto XVI fueron bastante distintos. Señala que Benedicto XVI tenía una idea muy fundamental de Europa como centro del catolicismo, mientras que Francisco parece haberse dado cuenta de que el catolicismo ya no es mayoría en Europa, sino que América Latina, África o Asia son centros muy importantes de la religión y por eso es necesaria una Iglesia aún más sinodal y policéntrica.