Todavía no asume el cargo, pero Donald Trump ya está marcando la cancha de lo que será su segunda presidencia. Primero vinieron sus designaciones controversiales para su próximo gabinete, y esta semana anunció lo que prometió durante toda la campaña: aranceles. Es decir, un impuesto a los productos extranjeros que lleguen a Estados Unidos como método efectivo para recaudar más dinero, proteger a las empresas norteamericanas y, sobre todo, como forma de presión a países rivales.
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Su plan, por ahora, es el siguiente: mostrar que desde el inicio solucionará el problema de la inmigración ilegal -su gran tema- y la crisis del fentanilo -que que mata cada año a más de 70 mil estadounidenses- amenazando a los países más involucrados en ello: México y China. Y de rebote, a su vecino del norte, Canadá.
Así, desde el próximo 20 de enero, cuando asuma el cargo, impondría un impuesto de 25% a todos los productos que ingresen desde México y Canadá, y un arancel del 10% adicional a las mercancías que vengan de China. Según el presidente electo, los nuevos aranceles permanecerían en vigor “hasta que las drogas, en particular el fentanilo, y todos los extranjeros ilegales detengan esta invasión de nuestro país”.
Con la globalización, los tratados de libre comercio proliferaron en las últimas décadas con el fin de reducir, e incluso eliminar, los aranceles y así alentar el comercio y el consumo global. Pero los tiempos vienen cambiando, y las críticas al ‘globalismo’ están abogando por el proteccionismo de las industrias nacionales, tal como lo promueve Trump pues considera que así se creará más empleo en el país.
Sin embargo, los expertos no cesan de señalar que imponer aranceles tiene un efecto marginal en el empleo y en la recaudación de recursos y, más bien, produce inflación pues las empresas trasladan ese monto a los consumidores, que terminan pagando más por un producto.
“Imponer aranceles a los flujos comerciales hacia Estados Unidos sin antes preparar fuentes alternativas para los bienes y servicios afectados elevará de inmediato el precio de los artículos importados”, señala un estudio de los economistas Carl B. Weinberg y Rubeela Farooqi, para High Frequency Economics.
Otra investigación hecha por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, la Universidad de Zúrich, la Universidad de Harvard y el Banco Mundial concluyó que los aranceles que puso Trump en su primer mandato no lograron restaurar empleos. Por ejemplo, los impuestos que se establecieron al acero importado en el 2018 no contribuyeron a crear más trabajo en las acerías estadounidenses, cuyo número se mantuvo en 140 mil.
China otra vez
Desde Beijing ya se venían preparando para un anuncio así. De hecho, Trump había señalado en campaña que pondría aranceles del 60% a todas las mercancías chinas, pero ha sido bastante más conservador, por el momento. En el primer mandato del republicano, en el 2019, Estados Unidos inició su guerra comercial con Beijing estableciendo una serie de tarifas, una estrategia que Joe Biden no modificó en estos cuatro años, no solo manteniendo los gravámenes a 360 mil millones de dólares en productos chinos, sino estableciendo un arancel del 100% a los vehículos eléctricos chinos, un rubro al que está apostando Xi Jinping.
“Para mí, la palabra más hermosa del diccionario es arancel. Es mi palabra favorita. Cuanto mayor sea el arancel, más probable será que las empresas vengan a EE.UU. y construyan fábricas en el país”.
Donald Trump
Por ello, China desde el 2022 exporta mucho más a las naciones del sudeste asiático y ha entrado con mucha fuerza al mercado indio y ruso (sobre todo en el contexto de la guerra con Ucrania). En el 2023, las exportaciones chinas a EE.UU. bajaron en un 13% y ese mercado es el tercero, después del bloque ASEAN (sudeste asiático) y la Unión Europea.
“Nadie ganará una guerra comercial. La cooperación económica y comercial entre China y Estados Unidos es de naturaleza mutuamente beneficiosa”, ha dicho la Embajada china en Washington.
El fentanilo, no obstante, es una preocupación fundamental para Estados Unidos, que considera que el gigante asiático es el principal proveedor de los precursores que sirven para fabricar la droga, que ingresaría, sobre todo, por la frontera mexicana a través de los cárteles. Para Trump, los aranceles, es un instrumento de presión para ambos países, pese a que en los últimos años ha habido acercamientos en la cooperación antinarcóticos.
- 81.400 millones de dólares recaudó el gobierno federal en aranceles en el año fiscal que terminó el 30 de setiembre.
- El 66,4% de las importaciones de productos chinos en EE.UU. y el 58,3% de las importaciones chinas de productos estadounidenses están sujetas a aranceles.
Como señala el diario El País, el arancel del 25% para México es también un golpe indirecto para China pues muchas de sus empresas han trasladado fábricas y producción a este país para esquivar las barreras económicas impuestas por Estados Unidos.
El T-MEC en peligro
Estados Unidos, México y Canadá tienen un tratado de libre comercio desde 1994, que fue renegociado durante la primera administración de Trump y pasó a llamarse T-MEC. Sin embargo, con los nuevos aranceles que el presidente electo pretende imponer podría tirar por la borda este acuerdo.
Canadá, por ejemplo, es el principal proveedor de acero, aluminio y uranio de Estados Unidos y el 60% del petróleo que importa la primera potencia llega desde su vecino del norte. Por ello, el temor de los canadienses es que incluso unos aranceles del 10% le costarían alrededor de 1% de su PBI, mientras que un 25% (lo que ha planteado Trump) llevaría a Canadá a una profunda recesión.
- Canadá es uno de los países del mundo más dependientes del comercio exterior. Más de tres cuartas partes de sus exportaciones tienen a Estados Unidos como destino.
- La mayor parte de las exportaciones de México a EE.UU. son componentes de automóviles, vehículos ligeros, camiones, procesadores de datos y tractores, según la Secretaría de Economía de México.
Por su parte, México es el principal socio comercial de Estados Unidos y a México se han trasladado importantes empresas norteamericanas, algo que recordó con detalle la presidenta Claudia Sheinbaum: “Presidente Trump, no es con amenazas ni con aranceles como se va a atender el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas en Estados Unidos. Se requiere de cooperación y entendimiento recíproco”. En la carta que le envió también le advirtió que México podría responder con aranceles, algo que no convendría a ambas economías.
Respecto a los migrantes, Sheinbaum puntualizó que desde diciembre del año pasado la migración que entra por la frontera estadounidense se ha reducido en un 75%. Las cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense le dan la razón a la mandataria mexicana, pues en octubre la Patrulla Fronteriza realizó 56.530 arrestos en octubre, el nivel más bajo en cuatro años, y una gran diferencia respecto a diciembre del 2023 cuando la cifra llegó a 250 mil detenciones. De hecho, desde junio pasado las cifras han disminuido de manera importante desde que el presidente Biden decidió cerrar la frontera con México a los migrantes que solicitan asilo al llegar a un tope de cruces irregulares.
Aunque Sheinbaum y Trudeau conversaron los últimos días con Trump, en charlas “maravillosas” y “excelentes” según lo dijeron públicamente, no se puede saber cuál será la decisión de Trump llegado el momento. Por ahora, lo que a él le interesa es vender la idea de que presionó, negoció y le hicieron caso antes de que empiece su segundo mandato.
Aribel Contreras
Coordinadora de la Lic. Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana y analista de asuntos globales
- ¿Qué busca Trump con este arancel del 25% para México y Canadá?
Trump lo que busca son dos cosas: dar cumplimiento a una promesa de campaña para demostrarle a los estadounidenses de que cumple lo que dice. Y la segunda razón es la inmigración, pues él ha criticado duramente a la administración Biden por el tema del fentanilo, así que mata dos pájaros de un tiro: presiona con la inmigración y el fentanilo a través de la amenaza de imponer aranceles.
- ¿Estos aranceles no dañarán más la economía estadounidense?
Por supuesto que impactaría negativamente a la economía de Estados Unidos, pues el consumidor final es el que estaría pagando este impuesto, y si esto aumenta estaría motivando una inflación.
- ¿Cuál sería el efecto en América Latina?
No sería solo un efecto para América Latina y el Caribe, sino que ante la globalización que vivimos, esto tendría un impacto negativo a nivel mundial. Si Estados Unidos y China, que son la primera y segunda economía del mundo, entran en esta guerra comercial afectaría a todos, y no creo que se pueda evitar pues Trump es anti-China y estaríamos entrando a una etapa mucho más confrontativa, donde los aranceles jugarían un rol preponderante en esa relación tan complicada.
- ¿Qué pasará con el T-MEC?
El T-MEC establece el tema de la eliminación de aranceles, una eliminación gradual que se dio con el TLCAN, pero se modernizó y se incluyeron nuevas áreas. El hecho que Trump quiera poner aranceles es violatorio a este tratado, y violatorio a los principios normativos de la OMC. Al final del camino, México es el principal socio comercial de EE.UU., como EE.UU. lo es de México, y lo más importante es no entrar en este juego de aranceles, sino más bien apostar al diálogo y a construir muchos puentes de comunicación. No hay que olvidar que el T-MEC va a entrar en un proceso de revisión en el 2025, que tendrá su conclusión en el 2026, que de por sí será álgido, así que lo menos conveniente sería agregarle este tema arancelario.
- La presidenta Sheinbaum ha dicho que también podría responder con aranceles. ¿En qué productos podría hacerlo?
Del lado de México se está hablando de una imposición de aranceles-espejo. Todavía no se ha dicho en qué, pero sí hay una claridad de que hay un listado que se está haciendo para identificar aquellos productos que México más les compra y que pudiera impactar más en EE.UU. En caso de que México lo imponga, México tendrá que estar listo para accionar esta medida, pero esto también afectaría a los consumidores finales en México y traería consecuencias negativas.