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Del ansia de divisas extranjeras al cierre abrupto: El misterio rodea a un megacomplejo turístico en las playas de Corea del Norte
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Hasta hace algunos años, el régimen de Kim Jong-un solía llenar de cientos de cañones y artillería las playas de la costa este de Corea del Norte durante provocadores ejercicios militares. Pero el líder norcoreano ya tenía otros planes para ese lugar. Soñaba con convertirlo en un impresionante balneario que atrajera a viajeros de otras naciones y también sus divisas. Kim logró a inicios de julio inaugurar ahí un megacomplejo turístico en el que destacan lujosos hoteles y coloridos parques acuáticos. Solo hace falta algo: los visitantes extranjeros.
Las primeras postales que los medios estatales mostraron del resort Wonsan-Kalma, a unos 210 kilómetros de Pyongyang, estaban cargadas de vitalidad. En ellas, las familias norcoreanas lucían chapoteando en el mar, jugando vóley o deslizándose por toboganes en las piscinas. Incluso Kim, aunque sin traje de baño, posó sonriente disfrutando las nuevas instalaciones del complejo de 400 edificios y con capacidad para 20.000 personas, según el régimen. No en vano los periódicos surcoreanos han bautizado el complejo como el Waikiki norcoreano.
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“Será uno de los mayores éxitos de este año”, dijo Kim citado por la prensa local. Aunque el régimen ha afirmado que el complejo es para los ciudadanos de todo el país, el objetivo es atraer a los visitantes foráneos. De hecho, 15 viajeros rusos fueron recibidos con pompa y máximas atenciones el 11 de julio. Fue el primer grupo de turistas extranjeros en llegar, pero también el último. Una semana después de esa visita, Pyongyang anunció que el resort “no recibirá turistas extranjeros de forma temporal”.
Si bien no se detalló el motivo de la medida ni su duración, los expertos señalan que es poco probable que el veto incluya a los turistas rusos, mientras que se espera que Corea del Norte abra pronto el resort a los chinos, históricamente los mayores visitantes a ese país.
El abrupto cierre del complejo para los extranjeros juega en contra de los planes de Kim. El economista Marco Carrasco, profesor de Desarrollo y Estudios de Asia Oriental de la Universidad San Marcos, señala que la estrategia de promocionar el turismo va en línea con la necesidad que tiene Corea del Norte de obtener divisas extranjeras.
“Corea del Norte tiene una economía bastante comprometida en el contexto de varias de las medidas restrictivas y sanciones internacionales recibidas, más allá del modelo económico que utiliza. Siempre está en constante necesidad de divisas extranjeras y también de dinamizar su economía”, dice a El Comercio. Los ingresos por turismo no están sujetos a sanciones internacionales.

Kim empezó a avanzar con este ambicioso proyecto hace al menos ocho años, pero la llegada de la pandemia frenó sus planes. Con el cierre de fronteras, los visitantes –en su mayoría chinos y rusos– dejaron de visitar Corea del Norte, una nación prácticamente cerrada al mundo exterior. Los viajes grupales chinos, que suponían más del 90% de las visitas antes de la crisis del COVID-19, siguen suspendidos.
Cierre abrupto
Pero si Pyongyang necesita a los turistas extranjeros, ¿por qué prohibió su entrada a un megacomplejo recién inaugurado? Ante la falta de razones y la opacidad que caracteriza a ese estado hay algunos elementos que destacar. El primero tiene que ver con fallos operativos.
“Aunque ya se abrió formalmente, Corea del Norte aún no está en la capacidad de poder recibir la cantidad de turistas extranjeros que se había avizorado. De ahí que justamente los norcoreanos hayan detenido el arribo de turistas internacionales, porque se supone que es un resort que funciona también para la gente local”, apunta Carrasco.
Otro punto clave es que no solo turistas rusos llegaron a Wonsan-Kalma tras su apertura, sino que el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, voló al balneario para reunirse con Kim. Su presencia movilizó a una periodista del medio Kommersant que escribió un artículo en el que destacó la débil demanda exterior e insinuó que los bañistas norcoreanos parecían personas del gobierno actuando de manera artificial. Según los expertos, esto habría sido fundamental en la decisión de Kim.
Carrasco recuerda que dada la supervisión extrema a los visitantes, varias de las manifestaciones que se ven en Corea del Norte son actuadas. “Eso no implica que no haya visitantes locales en el complejo, pero sí es cierto que en Corea del Norte son muy pocos los que pueden ir a ese tipo de lugares”.
El factor Rusia
Pese a los altibajos de la visita de los rusos a Wonsan-Kalma, Moscú ha destacado públicamente las cualidades del resort norcoreano. El Kremlin aseguró esta semana que la prohibición de entrada para extranjeros era una mentira y parte de una campaña de desinformación de varios medios estadounidenses.
Y no solo eso. La Unión Turística de Rusia anunció que la demanda de viajes turísticos a Corea del Norte ha aumentado cinco veces en Rusia desde el 2024, al tiempo que anunció que Nordwind Airlines lanzará mañana su primer vuelo desde el aeropuerto Sheremetyevo (Moscú) a Pyongyang. Sin embargo, el país asiático no es el destino favorito de los rusos. De hecho, el costo del paquete turístico para visitar Wonsan-Kalma supera en un 71% al salario medio mensual ruso.
El respaldo del Gobierno Ruso a Corea del Norte se enmarca en un acercamiento que se ha plasmado principalmente en el rubro militar, con Pyongyang enviando soldados y armas a las filas de Moscú en la guerra con Ucrania. Además, Carrasco ve el intento de enviar un mensaje de unidad ante Occidente. “Es una manera de alcanzar algunas metas bilaterales en respuesta a las múltiples sanciones que esos dos países han venido recibiendo”, concluye el experto.
ENTREVISTA
“Pyongyang necesita a los visitantes extranjeros”
CARLOS AQUINO
Coordinador del Centro de Estudios Asiáticos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
-¿Cuánto pesa el factor económico para la apertura de este balneario?
Corea del Norte está sujeto a sanciones económicas, pero una de las áreas que está excepta de ellas es el turismo. No se puede comerciar con Corea del Norte, no se puede invertir ahí, pero ese país puede acoger a turistas internacionales. Y, claro, necesita de ellos y de sus divisas, porque ha gastado una enorme cantidad de dinero en este complejo.
-¿Qué puede haber detrás del cierre del complejo?
Hay varias teorías, una es que hay temas de infraestructura que aún no están listos. Otra tiene que ver con un artículo que escribió una periodista rusa que parece que no le gustó a Corea del Norte, porque daba cuenta de una puesta en escena para los visitantes rusos. Eso sucede siempre en Corea del Norte, que es un estado policíaco donde todo está absolutamente controlado. Todo es para exportación, se van los turistas y se apagan las luces.
-¿Por qué Rusia defiende este complejo turístico?
Entiendo que para los turistas rusos está abierto. El problema es que el 98% de la población de Rusia vive en el lado occidental, no en el oriental, donde está Corea del Norte. Pero más allá de eso, Rusia y Corea del Norte están muy bien a nivel bilateral, con cooperación a nivel militar, y es obvio que a Rusia le interesa mantener esa relación.
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