Milagros Asto Sánchez

La detención del fundador y CEO de Telegram, Pavel Durov, se ha convertido en un punto álgido del debate sobre la libertad de expresión en Internet. En una sorpresiva operación policial, las autoridades francesas detuvieron el sábado al millonario de 39 años cuando acababa de aterrizar en el aeropuerto privado de Le Bourget, a las afueras de París, por presuntamente no tomar acciones para impedir el uso con fines criminales de la popular aplicación de mensajería, que cuenta con casi 1.000 millones de usuarios en todo el mundo.

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