Sebastian Harris no pudo lidiar con los efectos de estar sumergido a casi 3.900 metros debajo de la superficie del Océano Atlántico norte. (Foto: G. Michael Harris / Facebook)
Sebastian Harris no pudo lidiar con los efectos de estar sumergido a casi 3.900 metros debajo de la superficie del Océano Atlántico norte. (Foto: G. Michael Harris / Facebook)
Redacción EC

Las expediciones que permiten ver los restos del se han convertido en un atractivo para un gran número de personas que tienen las posibilidades de realizar un viaje de este tipo. El gran navío, que se hundió en 1912 y provocó la muerte de 1.517 personas, es una de las embarcaciones más icónicas de la historia reciente.

Precisamente, entre las personas que llegaron a estar en el fondo del Océano Atlántico, se encuentra Sebastian Harris y su padre, quienes lograron ver de cerca el Titanic y contaron que la experiencia se volvió “peligrosa” estando a casi 3.900 metros debajo de la superficie.

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Harris tenía 13 años en el 2005, cuando fue animado por su progenitor para viajar hasta las profundidades del mar y observar de cerca el buque que se hundió el 14 de abril de 1912. Ellos fueron a bordo de un sumergible ruso llamado Mir II.

Sebastian es hijo del líder de una expedición al Titanic, cuyo nombre es G. Michael Harris. Así, el adolescente, su padre y un piloto se adentraron a las profundidades del segundo océano más grande del mundo sin saber que la expedición iba a ser “inherentemente peligrosa”, tal y como definió el joven en conversación con el medio The Sun.

Perdió la consciencia

La experiencia de estar cerca de la embarcación generó serios problemas físicos en Sebastian, quien compartió detalles de lo que ocurrió en aquella oportunidad.

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“Durante nuestra inmersión, tuvimos un pequeño problema de seguridad. De repente, nuestros niveles de oxígeno comenzaron a caer y me quedé inconsciente mientras nos zambullíamos”, contó el hombre, de 31 años en la actualidad.

Pese a las dificultades que tuvo en medio de la travesía, afirma que tanto su padre como el piloto no llegaron a perder el conocimiento. Esto les permitió seguir adelante con la misión durante un viaje que duró más de 12 horas.

“Afortunadamente, mi padre y nuestro piloto no experimentaron el mismo problema; de lo contrario, podría haber sido fatal y, afortunadamente, teníamos medidores de oxígeno dentro del submarino, que mostraban niveles de oxígeno más bajos de lo normal. Así que lo pusimos en marcha y luego volví (consciente)”, continuó.

“Este tipo de problemas pequeños pueden ocurrir y ocurren con regularidad, por lo que la certificación y la seguridad de estos vehículos es tan importante”, agregó.

“Yo era felizmente ignorante hasta cierto punto”, reflexionó Harris sobre la tragedia que acabó con la vida de los 5 tripulantes del sumergible Titán, nave que perdió contacto con el exterior el pasado domingo 18 de junio cuando iba a explorar el Titanic.

En paralelo a la historia de Sebastian, se llegó a confirmar que el Titán de OceanGate no contaba con la certificación necesaria antes de poner en marcha su expedición. Su funcionamiento aún era experimental, según palabras del CEO de la compañía, Stockton Rush, quien también murió.

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