Después de ser raptado, el menor fue asesinado por el grupo de hombres.
Después de ser raptado, el menor fue asesinado por el grupo de hombres.
/ Policía local de Guatemala / Gobernación de Huehuetenango
El Tiempo de Colombia / GDA

Carbonizados fueron encontrados los cuerpos de tres supuestos secuestradores y asesinos de un niño de 11 años en , luego de que habitantes de la ciudad de Huehuetenango tomaran justicia por mano propia.

Los múltiples asesinatos se dieron días después de que un menor de 11 años fuese secuestrado por un trío de hombres en Colotenango, Huehuetenango. De acuerdo con los medios locales, los captores pedían una recompensa de 150 mil quetzales, equivalentes a un poco más de 85 millones de pesos colombianos, para liberar a la víctima.

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Con una foto de un hombre sujetando una escopeta al lado del pequeño secuestrado, el grupo de criminales pretendía sembrar temor y presionar a los padres para pagar el rescate. No obstante, pese a los incansables esfuerzos de la pareja por recolectar el dinero, solamente lograron juntar la mitad de la suma monetaria que se les exigía.

Aún así el dinero fue entregado a los captores por los padres, quienes esperaban que el menor fuese puesto en libertad inmediatamente. Para su desconsuelo y el de todos los pobladores que esperaban ansiosos el regreso a casa del niño, los captores no cumplieron con el acuerdo pactado.

Las búsquedas por parte de la Policía y los habitantes de varias comunidades no se hicieron esperar, sin embargo, para cuando finalmente encontraron al pequeño, una conmocionante noticia golpeó a los pobladores de la ciudad de los árboles, como también es conocida Huehuetenango. El niño de 11 años yacía sin signos de vida en una fosa común.

Momentos de ira, tristeza y desolación se vivieron entre la comunidad antes de que las autoridades guatemaltecas pudieran capturar a los presuntos secuestradores. Para cuando fueron retenidos, los vecinos optaron por tomar justicia a mano propia y les arrebataron el grupo de hombres a la Policía, para posteriormente rociarles gasolina y quemarlos vivos en una zona boscosa.

Según el informe emitido por la Policía local, los habitantes enardecidos también habrían prendido fuego a una vivienda en la que presuntamente vivía uno de los asesinos del pequeño.

Luego de que los cuerpos fueron hallados carbonizados, la Fiscalía Distrital de Huehuetenango inició una investigación para esclarecer los hechos y de ser requerido, ejercer acción penal por los delitos cometidos.

La ola de violencia en Guatemala

Este asesinato solamente es uno de los 1.022 homicidios que se presentaron en los primeros cuatro meses de este año, de acuerdo con datos recolectados por el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

La ola de violencia en Guatemala ha venido en aumento, pero esta vez los motivos no se encuentran asociados a enfrentamientos armados entre fuerzas estatales y movimientos insurgentes, sino que responde a un enemigo mucho más silencioso que ha cobrado la vida de cientos de personas: la inseguridad en zonas rurales y urbanas.

Según el periódico argentino ‘El Clarín’, en los últimos años las nuevas expresiones de violencia no han dado un respiro a los habitantes guatemaltecos. “Una explosión del crimen organizado que cuenta crecientes cuotas de poder económico y político y el surgimiento y crecimiento imparable de las pandillas juveniles –las “maras”– que manejan por concepto de chantajes y cobros de impuestos territoriales cantidades millonarias”, serían los motivos que explicarían la horrorosa pero no reciente ola de agresiones en el país centroamericano.

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