Una camisa suelta negra, bermudas y zapatillas del mismo color. Un estilo que no llamaría la atención, a menos de que lo use un senador por los pasillos del Capitolio de Estados Unidos.
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Con dicha ropa asistió a su oficina este jueves 21 el senador demócrata por el estado de Pensilvania, John Fetterman, considerado un outsider político en Estados Unidos y quizás el símbolo de la nueva medida que rige en el Poder Legislativo de dicho país.
Esto se debe a que el último domingo se anunció la abolición del requisito de llevar chaqueta y corbata, una medida que ha generado un intenso debate en el país norteamericano desde la creación del Senado.
Mantengamos la solemnidad
Desde la proclamación de la Constitución de Estados Unidos, el 17 de septiembre de 1787, hasta la instauración del Senado y la Cámara de Representantes, el 4 de marzo de 1789, el Poder Legislativo era una institución relativamente informal.
Se podía ver a senadores que vestían desde elegantes trajes de gala hasta desgastados uniformes de faena. Ante esta situación, que causaba disgusto entre los políticos más conservadores, como el entonces presidente del Senado -y futuro presidente del país- John Adams, los legisladores decidieron fijar un código de vestimenta.
Quienes apoyaron la medida aseguraban que era necesaria para mantener la dignidad de la institución, mientras que los que se oponían argumentaban que se trataba de una decisión restrictiva y hasta antidemocrática.
Sin embargo, dicho código no especificaba qué prendas debían ser utilizadas y se limitaba a indicar que fueran ropas que transmitan “decencia y modestia”.
Esto cambió en 1959, cuando se aprobó una resolución en la que se precisaba que los senadores debían vestir “con traje y corbata”. Nuevamente el argumento de quienes impulsaron la medida giraba en torno a mantener la dignidad de la institución.
Cambio de tendencia
Con la llegada del nuevo siglo en los pasillos del Capitolio comenzaron a escucharse, cada vez con más fuerza, voces que cuestionaban el famoso código de vestimenta.
La medida comenzó a ser calificada desde sexista, porque el protocolo era más riguroso para las senadoras que para los senadores, hasta discriminatoria.
Esto llevó a que en el 2007 la senadora demócrata Barbara Boxer presentara una propuesta para eliminar el código para las mujeres del Capitolio. La votación, sin embargo, terminó con 53 votos contra 47, dándole la victoria a quienes apoyaban la permanencia de la medida.
Este 2023, sin embargo, con los demócratas controlando el Senado estadounidense, el debate resurgió repentinamente. Desde esa posición, los senadores del hoy partido gobernante impulsaron una resolución que terminó siendo aprobada por 57 votos a favor y 43 en contra.
La abolición del código se anuncio el domingo 17 y el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, se encargó de recordarla a lo largo de la semana ante los medios.
Schumer, quien aseguró que seguirá vistiendo de traje durante sus funciones parlamentarias, señaló que los senadores podrán vestir como deseen.
La medida, por supuesto, no pasó desapercibida y generó más de una declaración en contra desde las filas republicanas.
La representante del estado de Maine, Susan Collins, por ejemplo, bromeó con la cadena NBC asegurando que asistiría al Capitolio en bikini y calificó la medida como una que “degrada a la institución”.
La senadora de Wyoming Cynthia Lummis declaró en la misma línea, argumentando que la decisión “deshonra” a una prestigiosa institución.
Su correligionario, el senador por Dakota del Norte Kevin Cramer, fue un paso más allá y aseguró que los demócratas estarían intentando “convertir al Senado de Estados Unidos en un bar deportivo”.
El más feliz con la noticia
A quien le ha caído como anillo al dedo la medida es, sin duda alguna, al senador John Fetterman. El representante de Pensilvania destacó durante la campaña electoral por su peculiar forma de vestir.
Desde jeans hasta polos, poleras con capuchas o botas de faena, Fetterman rompió totalmente la imagen del político tradicional y proyectó una más cercana a la de sus votantes.
Fetterman ha defendido su estilo asegurando que es una expresión de su identidad y que va en línea con las políticas que defienden. El político progresista no tardó en ser considerado un outsider y ganó más de un voto por ser considerado más auténtico que los demás.
Sobre el anuncio de la abolición del código de vestimenta, el senador lo calificó de positivo pues asegura que brinda “un poco más de libertad” en una cámara donde la media de edad supera los 65 años, y agregó que “la derecha parece estar perdiendo la cabeza” con el tema.
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