El pasado 9 de marzo, John Barnett, un hombre que trabajó durante 32 años para la compañía estadounidense Boeing y se hizo conocido por denunciar irregularidades en los estándares de seguridad en la empresa, fue hallado muerto en un vehículo en Charleston, Carolina del Sur. Había llegado a esa ciudad precisamente para declarar en un juicio que había entablado al fabricante de aviones, pero no se presentó.
Tras su muerte, circularon en redes sociales una serie de especulaciones relacionadas con las circunstancias de la misma, que incluso llegaban a mencionar la posibilidad de un complot para que no siguiera declarando contra Boeing. Pero la investigación policial puso fin a esos rumores.
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La policía de Charleston reveló el viernes que John Barnett, de 62 años, se suicidó.
Desde que fue hallado muerto, las autoridades habían concluido que Barnett falleció por un “aparente” suicidio, pero la policía siguió investigando a solicitud de la familia y de los abogados del hombre.
El 9 de marzo, cuando Barnett no se presentó ante un tribunal para declarar sobre un caso relacionado con Boeing, sus abogados dieron parte a la policía, que acudió al hotel Holiday Inn donde se alojaba para comprobar su estado.
Cuando la policía llegó Barnett estaba muerto en el asiento del conductor de un vehículo ubicado en el estacionamiento. Tenía una pistola en la mano. Además, en el lugar se encontró un cuaderno con una nota.
Sin embargo, los abogados de Barnett dijeron en un comunicado que este parecía estar de buen humor antes del día de su declaración para un juicio que él mismo entabló contra Boeing.
Unos días antes ya había sido interrogado tanto por los abogados de Boeing como por sus propios abogados. Tenía previsto volver a comparecer para responder a más preguntas, pero no acudió a la audiencia.
“No vimos ningún indicio de que fuera a quitarse la vida. Nadie puede creerlo”, manifestaron sus abogados Robert Turkewitz y Brian Knowles el 12 de marzo. “La policía de Charleston tiene que investigar esto a fondo, con precisión y decirle al público lo que averigüe”.
De acuerdo con CNN, el Departamento de Policía de Charleston concluyó el viernes su investigación y afirmó que la Oficina del Forense del Condado de Charleston determinó que Barnett se había suicidado.
Barnett se dio un tiro en la cabeza desde muy cerca y el arma fue encontrada en su mano derecha. En el cuaderno que estaba en el asiento delantero del carro había señales de que “estaba atravesando un periodo de grave angustia personal”, según un comunicado sobre la investigación policial.
En el texto, Barnett expresó su amor por su familia y amigos y escribió “no puedo seguir con esto” y “rezo para que Boeing pague”, indicó la policía.
¿Quién era John Barnett y qué denunció?
John Barnett trabajó durante 32 años en Boeing y se hizo conocido por expresar de manera constante su preocupación por los estándares de seguridad en la empresa en la producción de aviones. Se había jubilado en el 2017.
De acuerdo con BBC Mundo, desde el 2010 se desempeñó como gerente de calidad en la planta de North Charleston, donde se fabrica el Boeing 787 Dreamliner, un avión de pasajeros de última generación utilizado principalmente en rutas de larga distancia.
En el 2019, Barnett le dijo a la BBC que los empleados de Boeing con exceso de trabajo en su planta de Carolina del Sur con frecuencia instalaban piezas de calidad inferior en los aviones. También manifestó que descubrió graves problemas con los sistemas de oxígeno, lo que podría significar que una de cada cuatro máscaras de respiración no funcionaría correctamente en caso de emergencia.
Barnett aseguró a la BBC que poco después de empezar a trabajar en Carolina del Sur, le empezó a preocupar que la urgencia por fabricar nuevos aviones precipitara el proceso de montaje y pusiera en peligro la seguridad.
También contó a la BBC que los trabajadores no habían seguido los procedimientos previstos para rastrear los componentes a través de la fábrica, lo que habría permitido que desaparecieran componentes defectuosos.
Además, afirmó que, en algunos casos, incluso se habían cogido piezas de mala calidad de los contenedores de chatarra y se habían instalado en aviones que se estaban construyendo para evitar retrasos en la cadena de producción.
Dijo que había advertido a los directivos de esos problemas, pero la empresa no había tomado ninguna medida.
Boeing negó las afirmaciones de Barnett, pero una investigación de seguimiento realizada por la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos dio crédito a algunos aspectos de sus acusaciones. Un informe encontró que más de 50 piezas no pudieron ser rastreadas y se perdieron en el sistema de la empresa, informó Univisión.
Tras jubilarse, Barnett emprendió una acción legal contra la empresa. La acusó de denigrar su reputación y de obstaculizar su carrera por los problemas que había señalado, acusaciones que Boeing rechazó.
Los problemas de Boeing
Boeing se enfrenta a constantes problemas de seguridad en sus aviones desde los accidentes de dos naves 737 Max 8 en el 2018 y 2019, en los que murieron 346 personas.
En enero de este año, un avión 737 Max 9 se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia después de que un panel de cabina reventara durante un vuelo de Alaska Airlines.
Un informe preliminar de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos sugirió que cuatro pernos clave, diseñados para mantener la puerta en su sitio, no estaban colocados.
Los reguladores dejaron entonces en tierra 171 aviones Max 9 durante varias semanas. También inspeccionaron la línea de producción del fabricante.
El director ejecutivo de Boeing, Dave Calhoun, reconoció hace unos meses que la compañía enfrenta un “serio desafío” para recuperar la confianza de los funcionarios y las aerolíneas, precisó el diario británico The Guardian.
A principios de marzo Jennifer Homendy, presidenta de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, reveló que Boeing se había negado a dar información a los investigadores que trabajaron en el tema del tapón de la puerta que se desprendió durante el vuelo de Alaska Airlines, y dijo que aún no había proporcionado documentación sobre un trabajo de reparación que incluyó quitar y reinstalar el panel.
Tras el incidente del avión de Alaska Airlines, Barnett, habló con TMZ y dijo que no estaba sorprendido por el percance. Insistió en que había sido testigo de que Boeing se hizo de la vista gorda durante años ante sus preocupaciones por la seguridad. También manifestó que el hecho de que se le diera luz verde al avión 737 Max de Boeing para volar de nuevo poco después del incidente fue alarmante.
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