Castel Gandolfo, la ‘Ciudad del Papa’ que vuelve a recibir a un sumo pontífice después de 12 años

El domingo último el papa León XIV inició su retiro de verano en Castel Gandolfo, lo que representa la vuelta de un sumo pontífice a la histórica villa luego de 12 años en los que Francisco, su antecesor, escogió no acudir.

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El retorno papal le ha devuelto la alegría a esta pequeña localidad ubicada en una montaña de la región del Lacio, cuyos habitantes -menos de 10 mil en total- lo recibieron desde su paso por la carretera principal del pueblo.

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León XIV, posteriormente, saludó desde el balcón de la Villa Barberini donde se hospedará para lo que él dice será un “breve período de descanso” de dos semanas.

Pese a la intención de restaurar “cuerpo y espíritu”, León XIV mantiene una reducida lista de eventos públicos como misas, eventos en el Vaticano o una audiencia privada con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, a quien recibió este miércoles 9.

El mandatario, quien se encuentra en Roma para inaugurar la IV Conferencia Internacional sobre la Reconstrucción de Ucrania, un evento crucial que busca movilizar apoyo internacional e inversión privada para la reconstrucción de su país, aseguró contar con el apoyo del Vaticano para buscar una reunión de “alto nivel” que ponga fin a la guerra que sostiene desde febrero del 2022 con Rusia.

“Por supuesto, queremos la paz, queremos que esta guerra termine y contamos con el Vaticano y con Su Santidad para que nos ayuden a encontrar un lugar para una reunión de alto nivel con los líderes, con el fin de poner fin a esta guerra”, señaló Zelensky tras su audiencia con el sumo pontífice.

La Santa Sede, por su parte, emitió un comunicado señalando que León XIV transmitió a Zelensky la disponibilidad del Vaticano para “acoger a representantes de Rusia y Ucrania para las negociaciones”.

Durante sus 12 años de papado, Francisco no tomó estas tradicionales vacaciones y pasó sus veranos en Roma, cortando así una tradición de más de 400 años e impactando tanto en el bolsillo como en el corazón de los habitantes de Castel Gandolfo.

El pontífice argentino, sin embargo, decidió convertir el Palacio Papal y los jardines en un museo abierto todo el año, lo que terminó beneficiando aún más a la economía local gracias al flujo constante de turistas durante todo el año.

Aunque el vacío emocional se mantuvo en un pueblo que se había acostumbrado a definir su ritmo en torno a las visitas papales.

Castel Gandolfo se erige sobre las ruinas de Albanum Domitianim, antigua villa romana construida por el emperador Tito Flavio Domiciano entre los años 81 y 96, según la página especializada Rome Museum.

Para los años 1200 la villa pasó a manos de la familia genovesa Gandolfo, que construyó un castillo en la cima de la colina que domina al lago Albano, y posteriormente a la influyente familia romana Savelli.

En 1596 la Cámara Apostólica embargaría la propiedad y ocho años más tarde la declararía patrimonio inalienable de la Santa Sede. Durante el papado de Urbano VIII (1623 - 1644) la antigua fortaleza se convirtió en residencia de verano, por lo que se encargó el diseño del Palacio Pontificio a Carlo Maderno, uno de los padres de la arquitectura barroca, detalla Vatican News.

Los sucesores de Urbano VIII se encargaron de ampliar y enriquecer la residencia hasta que en 1870 se produjo la toma de Roma y la villa quedó abandonada durante 60 años, hasta la firma del Pacto de Letrán que en 1929 devolvió a la Santa Sede el control de las 55 hectáreas que conforman las Villas Pontificias en Castel Gandolfo.

Pio XI se convirtió en el primer pontífice en volver al palacio y ordenó una serie de reformas que incluyeron la reparación de muros e interiores, la renovación de jardines, la instalación de luz eléctrica, calefacción y red telefónica; además de trasladar al Observatorio Astronómico Vaticano desde Roma y desarrollar la finca pontificia.

Durante las décadas posteriores, los papas eligieron a Castel Gandolfo como un escape a las afueras de Roma. La villa tomó especial relevancia durante el pontificado de Juan Pablo II, quien llegó a bautizarlo como Vaticano Due por sus vacaciones periódicas durante todo el año y las audiencias dominicales que celebraba en los patios interiores durante su estancia.

Castel Gandolfo también sirvió como espacio de transición para Benedicto XVI tras renunciar al pontificado y dirigirse posteriormente al Monasterio Mater Ecclesiae, del Vaticano.

Con la decisión de Francisco, mientras tanto, los ciudadanos tuvieron acceso por primera vez a estructuras que habían estado restringidas para los más altos cargos de la Iglesia Católica durante los últimos 400 años.

El alcalde de Castel Gandolfo, Alberto De Angelis, no solo espera que se retome la frecuencia de las visitas papales de la mano de León XIV sino que también siga la tradición de utilizar su paso por ahí para redactar documentos importantes de la iglesia y encíclicas.

“Esperamos que el papa produzca algún texto, alguna encíclica aquí que tenga un alcance global”, dijo De Angelis según la agencia AP. “Y luego decir que vino de Castel Gandolfo, que se inspiró y produjo este texto desde aquí para todo el mundo”.